Narra AlexRebecca no podía ser más cínica. En cuanto la veo entrar, no puedo creer que realmente sea ella. Después de su partida, sinceramente no esperaba volver a verla. No estoy seguro de cómo sentirme ante su presencia, y por la mirada en su rostro... puedo deducir que ella tampoco se encuentra segura de que hacer o decir. De pronto, mis ojos se encuentran con los suyos. Llegue a conocer esa mirada tan bien cuando estábamos juntos. Conocía cada uno de sus pensamientos. Todas sus emociones.
O eso solía creer.
—Es bueno verte. —Dice con timidez.
Rebecca sonríe, y por primer vez su sonrisa no hace efecto en mí. Ame a Rebecca. La amé con todo mi corazón y alma. En su momento hubiera hecho cualquier cosa por conservar esa sonrisa en su rostro, pero ahora todo era diferente. El enorme rencor que sentía por ella era más fuerte que los recuerdos.
—He pensado en ti, Alex. En verte otra vez. Yo sólo... —Baja la mirada como si no pudiera encontrar las palabras adecuadas. —Simplemente no podía.
—Te marchaste. —Digo sin poder olvidar lo sucedido. —Regrese al departamento y ya no estabas.
—Sabes exactamente porque lo hice. —Dice a la defensiva.
—No digas que es por el trabajo. —Advierto sabiendo que esa discusión ya la habíamos tenido antes.
—¡No me amabas lo suficiente como para renunciar a él! —Dice como si todo fuera mi culpa. Sus ojos se cristalizan.
—Te amaba lo suficiente como para confiar en ti. —Respondo sintiendo un enorme enojo por sus palabras. — Creí que podríamos arreglarlo.
—¡No podía quedarme parada viendo como arriesgabas tu vida por la de alguien más! —Explota con la voz quebrada.
Su rostro es consumido por la culpa mientras se disculpa. Las lágrimas comienzan a mojar sus mejillas mientras intenta aferrarse a mi. Tiro de ella abrazándola con fuerza. Sentía pena, pena por nosotros. De alguna manera podía entenderla. No podía obligarla a quedarse con una vida que no era suya.
Ella no merecía sufrir por mi. No quería que lo hiciera.
—No quiero perderte de nuevo. —Dice con esperanza en sus ojos.
Hago una pausa, necesitando un momento. No he tenido que pensar en esto por un largo tiempo. ¿Volver con Rebecca? Eso era algo que definitivamente no me había planteado. Me encontraba realmente confundido. Ni siquiera podía descifrar lo que sentía por ella o por Layla.
Me alejo de ella sin saber que decir. Puedo notar como la tristeza y decepción invaden su rostro.
—No puedo hacer esto ahora, Rebecca. —Respondo cayendo devuelta a la realidad.
Tenía que hablar con Layla, ahora más que nunca debía hacerlo. Si yo era un simple juego para ella, tenía que decírmelo a la cara. Decido ir a buscarla sin esperar ni un minuto más.
Me encamino hacia la pista de baile esperando verla con aquel imbecil que no parecía querer quitarle las manos de encima. Continúo buscándola, pero es difícil entre todo el mar de gente. Me siento como un completo idiota por haberla perdido de vista. Maldigo sabiendo que Rebecca había interferido en mi trabajo nuevamente.
Después de mirar alrededor durante varios minutos, veo a Luke y a Amber dirigiéndose a la barra. Los interceptó preguntándoles acerca de Layla. Ambos niegan sin saber dónde pueda estar. Amber llama a su móvil pero no parecer contestar, intenta unas veces más sin conseguirlo. Luke se dirige con los guardias de la entrada preguntándoles si la habían visto salir. Al parecer no lo había hecho, por lo que tenía que encontrase en alguna parte.
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MI GUARDAESPALDAS
RomanceLayla Jones no solo es una chica rica de Los Angeles, también es la hija de uno de los empresarios más famosos y poderosos del país. Después del atentado sucedido en su cumpleaños, su padre sabe que Layla corre grave peligro y el único indicado para...