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El trayecto desde lo alto del precipicio a la carretera secundaria fue bastante peliagudo. Aquel camino era antiguo y estaba abandonado, por lo que Jackson tuvo que lucirse con un manejo del vehículo envidiable.

Los nervios en el interior del coche estaban de punta, la tensión era más que palpable, ya que las cuestas y las curvas se sucedían una tras otra, aparte de que el temor de encontrarse con algún infectado acechaba en cada esquina.

Iban demasiado lento para el gusto de Derek, y al cabo de media hora en aquella tortuosa situación, propuso que cambiaran de conductor, al menos hasta acabar Despeñaperros. Hubo discrepancias de todo tipo, sobre todo de Malia, que dudaba que ir más rápido fuera algo beneficioso, sino justo lo contrario.

—Vamos Malia, lo que no podemos es estar aquí cuando anochezca —comentó Stiles por enésima vez, irritado ante la testarudez de la chica.

—Pero con Jackson vamos seguros, Derek quiere ir haciendo rallys —se quejó ella poniendo los ojos en blanco.

—No pienso ponernos en peligro, si es lo que insinúas —espetó el moreno frunciendo el ceño.

—No es eso...

—¿Queréis que nos cambiemos? Para mí mejor, porque quiero echarme una siesta —repuso el conductor.

—En realidad sí, será mejor que dejemos descansar a Jackson —añadió Isaac, haciendo que el otro le dedicara una sonrisa.

—Gracias ricitos.

Paró en el arcén, pese a que no iba a pasar ningún coche por allí al que pudieran obstaculizar, y se bajaron los que se iban a cambiar de lugar. Malia pidió sentarse delante -seguramente para criticar la velocidad a la que iría Derek, y atrás quedaron Isaac en una ventanilla, Jackson en la otra, y Stiles en medio.

—Salgamos de aquí cuanto antes —gruñó Derek metiendo la primera marcha y acelerando en aquella cuesta abajo.

Al cabo de unos minutos, el que antes conducía se había quedado dormido sobre el hombro de Stiles, que procuraba no moverse para no molestarlo. El castaño sentía la mirada a través del retrovisor del veterinario, que odiaba a su mente por recordarle siempre su tenso encuentro en el armario, y joder, cómo deseaba volver a estar así.

Isaac rumiaba su disgusto en silencio. Cada vez estaba más claro que Stiles se sentía atraído por Jackson, sólo tenía que ver lo tenso que estaba al tener su cabeza apoyada en el hombro, seguro que se estaría controlando. Aquello le dejaba un amargo sabor de boca, ¿por qué le pasaba eso? Sólo se habían hecho una simple paja el uno al otro, no eran nada a lo que llamar serio, y sin embargo, estaba mosqueado.

Quizás iba a ser su único contacto sexual en ese mundo nuevo tras el apocalipsis, y no le hacía ni puta gracia que a Stiles -que tenía novia y podía tener sexo cuando ella dijera, como siempre-, de repente le pusieran los tíos. Le parecía una broma de mal gusto, y parecía que el destino se riera de él a carcajadas.

A lo mejor lo único que tenía que hacer era dejar el orgullo a un lado y ser un poco más... receptivo a la actitud de Jackson. Su lado chulesco era lo que más le atraía, a la vez de ser lo único que hacía que se sintiera asqueado por su actitud estúpida.

De repente, liberándolo de sus pensamientos, Derek paró el coche, con la vista clavada en algo frente a ellos. Malia también miraba hacia allí, y al buscar lo que les había llamado la atención, descubrió un monovolumen atravesado en la calzada. Parecía estar vacío.

—¿Podemos pasar por el lado? —preguntó Stiles inclinándose hacia delante, haciendo que la cabeza de Jackson se escurriera por su espalda. El castaño lo despertó, molesto, y Jackson gruñó con disgusto.

PandemoniumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora