Pandemonium

12

Bajaron en silencio por las escaleras. Derek cargaba con la rueda, y Stiles llevaba las armas de ambos. La cabeza del castaño era un hervidero de imágenes y sensaciones, y se sentía tan confuso y tan nervioso por lo que acababa de hacer, lo que acababa de pasar, que le empezó a doler la cabeza. Seguía bajando pensativo cuando oyó un grito ahogado del coche, y vio a Malia ir hacia él.

Derek se apartó para dejarla pasar, mirando de reojo al otro, y ella se paró delante del castaño, cubierto de una sangre coagulada oscura que claramente no era suya, pero que preocupó a la chica. Llegó y lo abrazó, pero él se revolvió incómodo y se apartó.

—Por favor, acabo de matar a un zumbao, déjame respirar, anda... —"Y acabo de besar a un hombre por primera vez en mi vida y me ha gustado, un poco de espacio, bruja". Se asqueó con su propio pensamiento, no por haber besado a Derek sino porque estuviera insultando a la chica, porque la estaba engañando, y no estaba preparado para fingir estar bien con ella cuando se repugnaba al pensar en besarla a ella. "Le falta barba" repuso su pensamiento, mientras se apartaba de Malia y caminaba tras Derek, que dejaba la rueda junto al coche.

—No he conseguido un gato —explicó el moreno al llegar al vehículo y resoplando—. Así que tendremos que apañarnos y levantar el coche entre unos cuantos y que otro cambie la rueda.

—La que menos fuerza tiene es Malia —comentó Isaac pensativo.

—¡Pero yo no sé cambiar una rueda! —exclamó ella aterrada.

—Joder rubia, te damos las instrucciones y vas haciéndolo paso a paso —repuso Jackson impaciente—. Que es sólo meterla.

"Que es sólo meterla". Aquello extrañamente se repetía en el cerebro de Derek, y miró de nuevo a Stiles, al chico que era hetero y el cuál le acababa de besar. "Hetero mis huevos" dijo una voz en su cabeza con ironía, provocando que le saliera una risa casi sin querer. Carraspeó y se cruzó de brazos.

—Está bien, pero ninguno de vosotros me gritará, ni se enfadará conmigo si no lo hago bien, ni nada por el estilo, ¿vale? —repuso la chica cruzándose de brazos y apretando los labios.

—Vale, intentaremos controlar nuestra lengua bífida. Y eso va por ti, Jackson —espetó Isaac poniendo los ojos en blanco.

—No soy bueno controlándome, deberías saberlo, ricitos.

—Por cierto, ¿qué os ha pasado? —interrumpió el de rizos enrojeciendo levemente ante aquel comentario.

—En el puente, allí arriba —empezó a decir señalando la carretera que estaba sobre sus cabezas—, un infectado nos ha sorprendido. No era como los del norte, para nada. Era como una persona normal, ni gruñía ni jadeaba, caminaba totalmente recto y parecía ser inteligente. No sé qué demonios tiene el virus en esta parte pero es muy diferente.

—¿A qué te refieres? —inquirió Jackson.

—Mira, aquí lleva el virus asentado más tiempo, el mismo casi que en Estados Unidos.

—Siete meses para ser exactos, ¿no? —repuso Stiles mirando a Jackson.

—Exacto.

—Bueno, pues quizás... el virus haya mutado y se haya hecho más fuerte. La evolución humana es la que es, ¿verdad? Pues quizás el virus también haya evolucionado y estemos viviendo lo que pasa con el tiempo a los huéspedes. Quizás el virus en el cuerpo durante siete meses derive a que los infectados muestren inteligencia y desarrollen capacidades motrices que no tienen al principio de la infección, como hemos visto en el norte del muro, ¿no creéis? —Las palabras de Derek tardaron en calar, pero al cabo de un rato lo hicieron y el primero en mostrar su parecer fue Jackson.