Coger aire. El simple hecho de hacer el esfuerzo de respirar hacía que las costillas se contrajesen. Que los órganos internos se colapsaran a la vez. Un fallo multiorgánico fatal, sin retorno, que producía tal dolor que la conciencia se perdía, pero la agonía no terminaba ahí. Aún faltaba el proceso final. Los ligamentos se contraían, oprimiendo huesos y nervios a su paso. El cuerpo encogía un cuarto de su medida. Los impulsos reactivaban el cerebro, y antes de la muerte, existen unos segundos en los que el sufrimiento se manifiesta en todas sus facetas. Y se es plenamente consciente del dolor, por lo que la vida acaba finalmente con un grito de puro pánico, dolor y agonía porque todo termine ya.
Pero el proceso no ha hecho más que empezar. Después de un proceso febril bastante normal para una gripe corriente, venía el factor antes descrito. Y la muerte del individuo. Llamémosle muerte por no tener una palabra mejor, porque realmente no morían. Al cabo de cinco minutos, los que se suponía que eran cadáveres acabaron por levantarse y mostrar un comportamiento antinatural.
¿Qué por qué tengo toda esa información?
Les ruego que no me juzguen. Lo teníamos todo controlado. El laboratorio había desarrollado una bacteria que hacía desarrollar los tejidos de la carne de vacuno, de cerdo y de diferentes animales. Habíamos creado lo que podría haber sido la solución a los problemas del hambre de todo el mundo. El problema de los hombres es que juegan a ser Dios, quieren ser todopoderosos y juegan con la vida para creer que la controlan.
Fue un caso extraño, porque las bacterias se inoculaban a los animales y éstos no demostraban cambiar en ningún caso, pero cuando cortaban la carne, ésta aumentaba de tamaños hasta alcanzar veinte veces más del original. Y esa carne había que probarla antes de cantar victoria.
Cogieron como voluntarios a vagabundos que rondaban por las calles de Norteamérica, y estos se mostraron más que agradecidos por poder llevarse algo de comida a la boca. En pleno estudio de sus constantes, a todos les subió la fiebre, y al cabo de cierto tiempo morían con una mueca de dolor. Entonces presenciamos el comportamiento más extraño que habíamos visto en la vida. Esa mirada inyectada en sangre, esos berridos, arrancándose la piel al no poder alcanzar a los médicos que contemplábamos atónitos aquella escena.
Redujeron a aquellos individuos a tiros, y prometimos no contar jamás aquella experiencia. La carne que sobró del experimento fue quitada inmediatamente del medio, pero por lo visto no fue verdaderamente un sistema eficaz encargárselo a gente que no había contemplado aquel momento, ya que la carne fue vendida a Ecuador.
La pesadilla comenzó entonces, y por miedo, todos los médicos decidimos desaparecer y desentendernos del problema, abandonando el estudio de la cura de aquella horrible bacteria.
T. H.

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Pandemonium
Macera▶Historia finalizada◀ || S T E R E K || || J I S A A C || "Les ruego que no me juzguen. Lo teníamos todo controlado." En un mundo perfecto, los humanos que juegan a ser dioses pecaban de aventurados. Creyéndose más poderosos que la propia naturaleza...