Pandemonium

20

—¿Qué tal os ha ido este rato? —preguntó Jackson saliendo del camarote y encontrándose con Stiles sentado junto a Derek, que sostenía el timón con una mano. Con el otro brazo rodeaba los brazos del castaño—. Qué imagen tan romántica —repuso con sorna y media sonrisa.

—Vete a la mierda —comentó Derek soltando el agarre y mirando el cuaderno donde había ido apuntando las horas y los "mini sustos" que habían tenido en ese rato, tal y como Jackson les había pedido—. Ha sido tranquilo, pero hace un par de horas empezó un oleaje chungo, aunque no os hemos desviado de la ruta.

—Menos mal, me alegro.

—Y tú te has despertando antes de tiempo —añadió Stiles señalándose el reloj.

—Lo sé, es que tenía calor y considero que nos queda poco para llegar a Ceuta, y prefiero ser yo el que termine el recorrido. Voy a despertar a Isaac y podréis echaros a "dormir" —comentó haciendo la señal de las comillas y soltando una risa. El castaño rodó los ojos y rio, levantándose para poder estirar las piernas.

—¿Tienes sueño? —inquirió Stiles sonriendo levemente. Derek enarcó una ceja.

—¿Y esa pregunta?

—Por si vamos a dormir o vamos a dormir de verdad. —El moreno rio y se mordió el labio, encogiéndose de hombros.

—Eres tú el que tiene que decidir, ¿qué quieres hacer? —Stiles levantó una ceja cómicamente, de manera sugerente, y Derek se encogió de hombros—. Que así sea.

—Idiota, lo dices como si me hicieras un favor.

—No, pero te aseguro que me vas a pedir más veces que durmamos toda la noche sin parar.

—Te veo muy seguro de ti mismo —dijo el castaño sonriente.

—Lo estoy. Y también estoy seguro de que te gustará. No es precisamente seguridad en mí mismo, sino que sé que los dos nos lo vamos a pasar bien juntos.

Stiles iba a responderle algo, pero los otros dos salieron del camarote -Isaac con aspecto somnoliento- y ocuparon los sitios de los otros dos. El de los rizos se sentó y cayó dormido de nuevo, y Stiles y Derek entraron en el camarote.

El moreno cerró la puerta -y echó el pestillo que allí había, por suerte para ellos y para su privacidad- y empezó a desvestirse para meterse en la cama. Que fuera un apocalipsis no quería decir que no pudiera haber un poco de ambiente romántico: no quería que fueran directamente al grano, quería jugar con su presa antes, como si fuera el lobo feroz.

Stiles estaba intentando quitarse el cinturón, con el torso al descubierto, y vio a Derek sonreír de medio lado, dejándolo intrigado y con el gesto a medio hacer de quitarse el pantalón. Fue a decir algo, preguntar sobre qué era lo que miraba, o que si tenía monos en la cara, e incluso podría haberse metido con él, pero el moreno no dejó que hablara, porque en ese momento estaba con su boca en la de Stiles, callándolo, poseyéndolo con vehemencia y mordiéndole los labios a medida que intensificaba el beso.

El castaño gimió sin esperárselo en un gesto de incredulidad, pasando las manos por el pelo del mayor y haciendo más largo el beso, más húmedo y lascivo, provocando que Derek pasara sus brazos por la cintura, un gesto que lo que hizo fue acercarlos y hacer que sus pelvis se rozaran deliciosamente.

"Te va a follar" pensó Stiles, extremadamente nervioso, pero a la vez, muy ansioso, "te va a follar y no te vas a poder sentar en una semana". Exagerado. Quizás no podría sentarse en unas horas, pero era porque Derek no estaba mal dotado precisamente.

Mentiría si dijera que no temía ceder su pequeño agujero virginal a alguien que seguramente había desvirgado a más tíos de los que podía recordar -y si no los había desvirgado, seguramente aquellos tíos no habrían olvidado la polla de Derek-, pero es que el jodido cabrón era irresistible.