Pandemonium

23

Había algo raro en todo aquello. El infectado que se había lanzado sobre él no se movía. Los oídos estaban embotados del chute de adrenalina que sentía por ser testigo de su inminente muerte, pero al ver que el infectado no hacía nada, éstos comenzaron a oír los sonidos de alrededor.

Oyó su nombre, como si estuviera dentro de un bote de cristal y apenas pudiera entenderlo. Pero como si sintonizara una radio vieja, el sonido de repente cambió, y el estruendo invadió sus oídos, haciéndole cerrar los ojos.

—¡DEREK! ¡DEREK SAL DE AHÍ! Joder Jackson, se ha desmayado... ¡DEREK!

Abrió los ojos de sopetón, hilando dos pensamientos, y miró al infectado que estaba encima de él. Estaba muerto. Un tiro en la cabeza había acabado con su fútil existencia. A trompicones, salió de debajo de éste y se puso de pie, mirando alrededor, viendo solamente infectados.

—¡DEREK!

Esa vez lo escuchó totalmente alto y claro, y vio que la llamada provenía de detrás de unas dunas. Echó a correr hacia allá, aliviado de ver a Isaac con el rostro cubierto de polvo y a Jackson con un rifle de francotirador apoyado en la tierra, disparando a aquellos que iban a alcanzar a Derek.

Éste llegó junto a los otros resollando, intentando hablar, pero necesitaba recuperar el aliento. Vio el coche algo chabacano que había conseguido Jackson, pero en ese instante le parecía una limusina. Estaba salvado.

—¿Y Stiles? —preguntó asustado Isaac, haciendo que Derek cayera en la cuenta. El moreno lo miró sorprendido y se palmeó en la frente.

—Lo he dejado en un lugar seguro, pero vamos —murmuró señalando con la cabeza hacia donde quedaba el árbol, y los tres se montaron en el vehículo.

Esperaba que Stiles permaneciera consciente, al menos agarrado al árbol, ya que en el suelo era una presa fácil de cualquier infectado. A medida que se acercaban allí donde estaba Stiles, se le encogía más el corazón al no verlo en la rama. Su pulso se disparó de pura preocupación, necesitando en ese mismo instante comprobar que estaba vivo, y lo más importante: saber dónde estaba.

Abrió la puerta y saltó fuera, haciendo que Jackson frenara en seco del susto. Derek corrió a los pies del árbol, donde yacía Stiles. Comprobó su pulso, y vio que aún estaba vivo, pero a duras penas. Lo cogió en peso y fue rápidamente al coche, agradeciendo internamente que ningún infectado hubiera llegado antes que ellos.

—¿Qué cojones ha pasado? —preguntó Isaac totalmente pálido.

—Los tipos esos —explicó en voz baja Derek mientras rajaba los pantalones de Stiles para acceder a su herida más fácilmente—, eran unos flipados de la religión, y dispararon a Stiles sin motivo —susurró con la voz quebrada—. Ha perdido muchísima sangre.

Comprobó su temperatura corporal, y tenía fiebre alta. Apretó los dientes y, aprovechando su inconsciencia, miró la herida con atención. Aún tenía alojada la bala en su interior, a lo que Derek sacó su pequeña navaja y rajó un poco más la herida. Un pequeño gemido salió de sus labios, demostrando que aún sentía algo, que no estaba totalmente ido.

Derek lo chistó y con la punta de la hoja del arma fue escarbando, hasta que pudo hacer palanca con la navaja y sacó la bala. A primera vista no había afectado al hueso, simplemente había herido al músculo y por ello salía tantísima sangre.

—¿Qué le estás haciendo? —preguntó Isaac, a lo que Derek le dio la bala que acababa de sacar—. Qué asco, joder.

—¿Seguimos teniendo antibióticos? —inquirió el moreno presionándole la herida y cortando el flujo de sangre que salía de ella.