El silencio sepulcral que inundó el coche fue suficiente para que los dos que seguían durmiendo, se espabilaran. Contemplaron la valla junto a los otros, notando cómo el aire se les atragantaba en la garganta, y el aire se enrareció. Mientras Isaac seguía estudiando los planos para encontrar la entrada que les llevara al otro lado.
—¿Qué demonios es esto? —preguntó Stiles mirando asombrado el gran muro frente a ellos.
—¿Tengo que repetir la historia otra vez? —gruñó Jackson poniendo los ojos en blanco. El castaño le frunció el ceño desde el asiento de atrás.
—Eso te pasa por estar con resaca, tío —comentó Isaac mirándolo, dándose la vuelta. Le sonrió—. Nos ha contado el señor conductor que los infectados llegaron desde Portugal, y que si el norte está jodido, el sur está peor.
—¿Nos vamos de Guatemala a Guatepeor? —dijo su mejor amigo con horror.
—Exacto —murmuró Derek torciendo el gesto.
—Joder —musitó Stiles—, pero... lo de África será verdad, ¿no? —Jackson se giró para mirarlo, con expresión enfadada.
—No sé, sois vosotros los que me lo dijisteis, ¿de dónde sacasteis esa idea?
—El caso es que a nosotros nos lo dijeron saliendo de Barcelona —explicó Malia, rompiendo su silencio ofendido que había mantenido hasta entonces—, por eso nos dirigimos al sur. Por eso y porque Francia era un hervidero de destrucción.
—Es decir, que no tenemos ninguna seguridad de que en África esté la salvación... —gruñó el conductor golpeando el volante con la cabeza—. Genial. Me sacáis de Alcalá de Henares a la fuerza y me la llenáis de infectados, y ahora me lleváis de vuelta al sur de España, y me pretendéis arrastrar a una utopía que alguien tenía y que no se sabe si es verdad. ¿Y si no hay salvación?
—¿Si no hay, qué? —preguntó Isaac con irritación—. ¿Nos escondemos en un supermercado y amenazamos a la gente que venga?
—Mira...
—No, mira tú. Si hay una mínima esperanza de salvarnos y alejarnos de todo esto, vamos a partirnos la espalda hasta llegar allí. Es cierto que nos has ayudado y te lo agradecemos infinitamente, al menos yo, pero si quieres quedarte por el camino eres libre de hacerlo, pero tendrás mayor riesgo que un día los infectados te encuentren y no puedas salir, hasta que entren ellos. Así que hazte un favor y pelea un poco por tu vida, deja de pensar sólo en tu comodidad y piensa algo más en tu supervivencia y la esperanza de alejarte del virus —soltó el de rizos con enfado. Jackson lo observó incrédulo al otro para luego echarse a reír de buen humor. El resto los miraba de hito en hito—. ¿Qué te ha dado?
—Me la acabas de poner dura —rio el rubio con una sonrisa—, no, en serio, creía que no tenías mal genio, me alegro que me lo acabes de enseñar. Pillo el punto, guapo, pero el caso es que prefiero dejar pasar el tiempo hasta que se relaje la cosa, a poder ser estando alejado de los infectados.
—Qué fácil es pensar así. Y echarnos las culpas porque Alcalá se llenara de zumbaos.
—Es que tuvisteis la culpa. No habían venido hasta que llegasteis.
—A ver, puede ser que propiciáramos su llegada —repuso Derek frunciendo el ceño—, pero de lo que estoy seguro es que llegarían tarde o temprano, y mejor que te pillaran con nosotros y no solo.
—En eso tienes razón. —Jackson miró a Isaac y resopló—. Lo siento ricitos, he sido un borde. Llevo siendo un borde desde que os conozco, pero tienes razón. Vamos a intentar llegar a África y si no teníais razón, os echaré a los infectados.

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Pandemonium
Phiêu lưu▶Historia finalizada◀ || S T E R E K || || J I S A A C || "Les ruego que no me juzguen. Lo teníamos todo controlado." En un mundo perfecto, los humanos que juegan a ser dioses pecaban de aventurados. Creyéndose más poderosos que la propia naturaleza...