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—No se oye nada —murmuró Isaac entrecerrando los ojos, intentando ver algo entre la penumbra.

—No creo que sean de los que tienen la música a todo volumen —repuso Jackson con sorna, sonriendo de medio lado.

—Muy gracioso.

Caminaron adentrándose en el edificio, haciendo el menor ruido posible, acercándose cada vez más al avión que estaba más cerca de la puerta. Jackson se adelantó, subiendo a la cabina mientras los otros dos hacían guardia alrededor.

El ex marine comprobó todos los controles, viendo que estaban intactos, pero el indicador de gasolina cuando lo encendió indicó que estaba totalmente vacío. Las luces que emitía la avioneta hicieron que empezara a haber ruido a su alrededor.

—Ya saben que estamos aquí —susurró Derek torciendo el gesto.

—Me he dado cuenta. —Observaron a Jackson bajar del aparato.

—Está seco, hemos de buscar combustible. Tenía buen aspecto, ésta nos puede servir.

—Es fácil entonces, tenemos que meternos en la boca del lobo para buscar fuel, ¡qué fácil! —repuso Isaac con sorna, teniendo que hablar normal para que se le oyera. Los gemidos habían subido de volumen.

—Démonos prisa —azuzó Derek, cerrando la comitiva. Jackson iba al frente, buscando los barriles del combustible.

Tenía los ojos entrecerrados, queriendo ver más allá, pero la oscuridad en contraste con la claridad que había fuera impedía que fuera más rápido. Derek soltó una palabrota antes de soltar el bate con toda la fuerza que podía en la cabeza de un infectado. Los otros dos se giraron asustados.

—Lo creáis o no, están derretidos.

—¿Qué?

—Joder, luego os explico. Date prisa Jackson —gruñó empujando a Isaac y adentrándose más en la nave.

Se apresuraron a llegar al fondo de ésta, con cada vez más ruido a su alrededor, y Jackson tiró de una polvorienta manta que cubría lo que parecían ser barriles. Sonrió pletórico al verlos, ya que estaban totalmente en tensión y con el corazón resonándoles en el oído. Necesitaban salir de allí.

Tumbaron uno y lo empujaron mientras no dejaban de vigilar sus alrededores, temerosos de que se acercaran aún más. Jackson tenía uno a su derecha, y entonces comprendió lo que decía Derek: su cara estaba como licuada, cayendo hacia un lado.

El calor había hecho estragos en las proteínas de la piel, y al estar técnicamente muertos, éstas no tenían manera de recuperarse o adaptarse al medio, perdiendo su elasticidad y pasando a ser una masa casi líquida.

Le dio una patada en el pecho mientras seguían empujando cada vez más rápido, y al llegar junto al avión. Jackson se apresuró a trepar por el cuerpo de éste y abrir el compartimento del carburante, sacando una manguera que poseían todas las avionetas para la recarga de fuel.

La extendió con rapidez hasta Derek, que ponía de pie el barril y abría la tapa. Jackson lo miró haciendo una mueca y sonrió de medio lado.

—Ya sabes que odio esta parte —dijo antes de sorber por su lado de la manguera hasta que el carburante salió por su lado, y la enchufó rápidamente a la abertura de la avioneta.

Era un método algo rudimentario e ineficaz, pero a falta de aparatos que recargaran, era lo único que tenían. Los infectados los estaban rodeando, cerrando cada vez más un círculo que parecía ser su final. Se apelotonaban cada vez más, eliminando cualquier vía de escape.

PandemoniumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora