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[https://youtu.be/gOxS_Rn4vGo]

"He estado atrapado en mi propio pequeño desastre y no puedo ver pasar nada al rededor de mi, pero he estado intentándolo jodidamente fuerte no intentarlo tanto, jodidamente fuerte sólo para dejarlo ir y darme  cuenta que no tengo a donde ir".

Liam no tenía ni la menor idea de porqué no podía sacarse de la cabeza la actitud que había tenido el chico filósofo, Zayn, el día anterior. Y es divertido porque el castaño no sabe cuál es la función que esa profesión cumple. Ni siquiera sabe quién demonios es Zayn y por supuesto, no le importa. Ni le importará.

Tiene un jodido dolor de cabeza, ya se tomó dos pastillas y sin embargo no se va, como odia eso. Desde pequeño los dolores de cabeza le atormentan, sabe que es porque su vista falla y aún así se rehusa a utilizar lentes ya que piensa que sería estúpido; no quiere lucir como un pobre y patético nerd.

En silencio y con The Neighbourhood sonando a todo volumen a través de sus audífonos, abandonó su casa no sin antes asegurarse de tener todo lo necesario para la exposición de arte que realizaría hoy con sus "compañeros" de clase, él prefería llamarlos ineptos sin gracia alguna.
Llevaba más de seis cuadros consigo y esperaba venderlos todos, hubiera podido llevar más, pero siente que puso demasiado de sí mismo en ellos como para venderlos, obviamente son de carácter personal; no es como si quisiera que cualquier persona viera su mente por medio de sus pinturas.

Apagó la música y guardó sus audífonos cuando llegó a la universidad, odiaba tener que venir a ella un sábado, pero sacaría algo de dinero, eso lo compensaría.

—Pero miren quién ha llegado, el mismísimo Liam Payne.— Su profesor lo saludó alegremente.
—Sé lo mucho que te encanta que esté aquí, Daniel.— Respondió mientras acomodaba sus pinturas. Si algún extranjero se aparecía por aquí, sería su oportunidad perfecta.
—Excelente trabajo, muchacho. Los colores son perfectos, combinan muy bien.— Ante lo que su profesor dijo, Liam no evitó sonreír; sabía que había hecho un buen trabajo, el arte lo es todo para él.

La exposición inició, y Liam observó como cada vez el lugar se llenaba mucho más. Iba a maldecir porque nadie se le acercaba hasta que un hombre de más o menos cuarenta años de edad se posicionó al frente suyo.—150 dólares por esta.— Musitó señalando el cuadro con una mujer con apariencia melancólica en el. El castaño sonrió ampliamente. —Me ha gustado mucho, realmente puedo sentir la tristeza que esa mujer carga, es muy... muy real.

En menos de dos horas Liam ya había vendido todos sus cuadros  estaba muy feliz, se sentía completamente satisfecho. Estaba comenzando a oscurecer por lo cual el castaño decidió abandonar la universidad, guardó todo en su bolso y se aseguró de tener todo su dinero bien guardado, se lo podría llevar a su madre, ella haría un mercado para todo el mes y estaría muy alegre.

El castaño cruzó una esquina, miró al frente suyo y todo estaba solitario, ni una pizca de vida.
Ingresó sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta y continuó caminando, y sus ojos casi se salen cuando un par de tipos lo miraban desde el otro lado de la calle.

Maldición. Maldición. Maldición.

No podía meterse en problemas, no ahora; apresuró sus pasos y agachó la mirada.

Error.

—¿Por qué tanta prisa?— Uno de ellos se acercó rápidamente hasta él, y el otro lo siguió. —¿Por qué tan sólo por aquí?

Liam intentaba respirar, era en vano.

—Voy para mi casa.— Masculló en un tono apenas audible.
—¿Te acompañamos?— Preguntó el otro tipo.
—No, no, gracias.
—¿Qué traes allí?— El más alto tocó la mochila que traía Liam.
—Libros.— Respondió.
—¿Podemos ver?

broken pieces // ziamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora