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Liam corría rápidamente, estaba a escasos minutos de llegar tarde -de nuevo- a la universidad, no sabía porqué, pero la jodida alarma no había sonado y se le había hecho tarde. Finalmente logró entrar a esta y caminó apresuradamente hasta su aula de clases; entró a esta sin pedir permiso y todos lo quedaron viendo, incluyendo al profesor Edward.

—Llega tarde, Payne.— Musitó.

"Dígame algo que no sepa" Quiso gritarle, pero no estaba de humor para un castigo.

—Lo siento profesor, se me ha hecho tarde.— Se excusó.

—Última vez, Payne. Siéntese en silencio.

Liam obedeció ubicandose en los asientos de atrás y sacó su cuaderno y lapicera. Las clases teóricas de arte no eran sus favoritas, prefería las prácticas, donde realmente podía dejarse llevar.

No se dió cuenta cuando comenzó a dibujar en la parte trasera del cuaderno, realmente estaba aburrido. El profesor continuaba hablando sin parar y el castaño rogaba por que se callara.

Los minutos pasaron y la clase por fin terminó, la siguiente hora la tenía libre, así que podría ir a alguna parte y relajarse un poco. Guardó sus cosas y abandonó el salón en silencio, comenzó a caminar por los pasillos de la universidad hasta finalmente alejarse de todos; no puede evitar sentir algunas veces que la gente lo enferma, aún más cuando la mayoría aparentan lo que no son, como él suele hacerlo la mayoría de veces porque desafortunadamente es muy difícil encontrar a alguien con el cual él pueda ser él mismo... bueno, a excepción de Zayn, con él si podía hacerlo, y aquello podría llegar a molestarle a veces, porque ni siquiera con Louis que es su mejor amigo lograba ser él mismo todo el tiempo.
Se sentó debajo de un arbol y se dedicó a observar el cielo no sabe por cuánto tiempo, escribiendo nuevos pensamientos en su mente que le hacían querer huir.

Zayn no se encontraba muy bien ese día.

Los dolores habían aparecido haciéndole temblar del dolor, y ya se había cansado de llorar. Necesitaba dejar de sentir por un segundo y poder liberarse de esa carga que lo atormenta desde que tiene memoria, como era costumbre, no había podido dormir absolutamente nada y las ojeras eran cada vez más notorias, odiaba su aspecto la mayoría de veces. Siempre lucía enfermo y sin gracia.

Abraham entró a su habitación por cuarta vez.

—¿Ya comerás, hijo?
—No tengo hambre, Ab. Será más luego.
—Zayn, debes comer, es por tu bien. Sólo así podrás ponerte mejor más rápido.

El moreno quiso volver a llorar.

—Ab, llevo años tomando miles de miserables pastillas y sigo sin mejorar, si como o no, no hará la diferecia.— Soltó vacíamente.
—No hables de esa manera, Zayn. Sí has estado mejorando.
—Pero después recaigo peor.— Rió irónico. —Sigue sin tener sentido.
—Odio cuando hablas así.
—Sólo estoy siendo realista.— Musitó tensando su mandíbula. —No quiero sonar grosero, Ab. Pero necesito estar solo.

Abraham no dijo nada y se marchó de allí. Zayn se sentía miserable y no le agradaba estar así, pero su jodida enfermedad era la culpable de todo, no siempre podía ser optimista y pretender que todo estaba bien cuando no estaba cerca de ser así. Las veces que el morocho se dejaba llevar por el lado cruel de su mente, déjaba de ser él mismo y se convertía en alguien prácticamente irreconocible, soltaba palabras necias y su sonrisa dejaba de ser encantadora; pero no era su culpa, el dolor despertaba emociones y sentimientos en sí que le hacían querer darse por vencido.

Sin pensarlo muy bien, tomó su cuaderno para después comenzar a escribir en él, logró escribir unas cuantas palabras, pero nada lograba satisfacerlo así que arrancó la hoja y la tiró en algún lugar de la habitación con total enojo, ignorando el fuerte dolor que aquello le hizo sentir. Estaba malditamente desesperado. Ni siquiera lograba alcanzar la silla de ruedas por sí mismo, ¡era un completo inútil!, estaba preso en su propia habitación.

broken pieces // ziamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora