03

645 111 15
                                    

[https://youtu.be/l7GciTxOcwU]
"Día tras día, esto no se irá. Todo el tiempo trato de hablar; esto consume mi mente, esto quiere mi vida. Alguien ayúdeme antes de que esto se ponga mal, alguien ayúdeme antes de que termine muerto."

A la mañana siguiente, Abraham despertó a Zayn, quien a duras penas logró abrir sus ojos, lucía terriblemente mal, sus ojos estaban llenos de lagañas, y ni hablar de sus ojeras, se sentía más cansado de lo normal, sin duda no había tenido una buena noche. Una vez Abraham le ayudó a sentarse en la silla de ruedas (la cuál era una diferente, está si se podía mojar sin oxidarse), y procuró dirigirse por su propia cuenta al baño, a pesar de que sus brazos dolían, se sentía como si estos se rehusaran a estirarse, sí, algo terriblemente jodido.

Ya habiéndose asegurado de que Abraham no se encontraba cerca, decidió llorar, y no en el plan de «maldita vida triste que me ha tocado vivir», no, lloraba de dolor, dolor puro, dolor físico que no se aliviaba con cualquier cosa, sabía perfectamente que sus pastillas prácticamente habían dejado de hacer efecto y aún así las tomaba, las tomaba porque quería sentir que aún tenía esperanza, las tomaba porque quería sentir que aquello que tenía podía, así sea por unos instantes, tener cura.

Abrió la llave, dejando que el agua tibia corriera sobre él, ni siquiera se había preocupado por quitarse la ropa, eso no importaba ahora, el agua quizá lograría aliviar su dolor; aquello importaba mucho más. Minutos después, quito su camisa, y cómo pudo, quitó su pantalón; no debía dejar que el dolor le ganase, él debía ser mucho más fuerte que aquello.

Múltiples recuerdos llegaron a su mente, alimentando el vacío en su alma. No se sentía contento con aquello, pero era la realidad que le había tocado afrontar.

Una vez salió del baño, se encontró con Abraham, dejando notar su rostro de preocupación.

—No te preguntaré cómo fue tu noche porque se nota que ha sido un total desastre, ¿por qué no me llamaste?
—No quería molestar, mereces dormir.
—Zayn, te he dicho muchas veces que no molestas, disfruto cuidarte, lo he hecho desde que eras un niño.— Abraham tomó una de las toallas y comenzó a secar rápidamente a Zayn, el cual seguía temblando.
—Gracias.— Musitó por lo bajo.

Abraham había sido el único que realmente se había preocupado por la salud del morocho, lo acompañaba a donde quiera que este fuese, le quería tanto como si él fuera hijo suyo. Aquello hacía que Zayn se sintiera más que agradecido, ni sus padres se habían tomado el trabajo de por lo menos llamar para ver como iba la salud de su único hijo. Lastimosamente sus padres son plásticos y les interesa más el dinero que lo demás.

—¿Estás seguro de dar otra charla hoy?— Preguntó mirando con preocupación a el moreno, no lucía para nada bien.
—Ya te he dicho que sí, he preparado todo para hoy, no pienso dejarlo.
—Sinceramente, Zayn. Luces horrible.— Bromeó guiando a Zayn hasta la puerta, saliendo de la casa.
El moreno rió, sabía que aquello era más que cierto, pero ya no le importaba, al fin y al cabo el físico tiene arreglo, pero lo que llevas en el interior no.

—Vamos, Abraham, no hay nada que una buena actitud no pueda arreglar.— Sonrió intentando acomodarse mejor en el interior del auto.
—Sé que estás luchando contra el dolor, hijo. No intentes ocultarlo delante mío.
—Ya no importa, quiero llegar rápido a la Universidad, estoy ansioso por dar otra charla.
—Eres un hablador de primera.— Sonrió
—Dime algo que no sepa.— Rió nuevamente, aunque dolía.

Unos cuantos minutos más y Zayn ya estaba en la Universidad de Londres; al igual que la primera vez, todos estaban sentados, expectantes. El morocho se permitió observar a todos los presentes, eran chicos como él, pero a la vez eran diferentes. Aquello sin duda le gustaba, le gustaba poder tener un espacio para hablar, porque si hay algo que realmente le gusta hacer es hablar, el placer de poder expresarse.
Zayn tomó el micrófono, y se ubicó en el centro de la tarima, tomando un profundo suspiro, sonrió al notar que el chico con lenguaje no muy formal estaba allí, no recordaba su nombre. Tenía un asqueroso problema con aprenderse los nombres.

—Hola.— Saludó cortésmente, a lo cual los estudiantes y profesores presentes respondieron igualmente. —Nuevamente estoy muy agradecido de poder estar acá, y de charlar con ustedes. El tema de hoy es muy sencillo, pero es algo que quizá hemos estado ignorando desde que tenemos uso de conciencia, el tema es la falsedad, las mentiras, la sociedad plástica y líquida en la vivimos.

Zayn continuó hablando con propiedad y entusiasmo, de vez en cuando sus ojos se humedecían, pero sonreía para no hacerlo notar. Abraham le miraba orgulloso y eso le hacía sentir mejor. Había logrado captar la atención de todos, de hecho, al final de la charla, habían pedido hacerle un par de preguntas, y por supuesto, Zayn accedió gustoso.

Todo iba bien hasta que notó que el castaño había estado más pendiente a su teléfono celular que a su charla. Aquello le hizo sentir raro, es decir, ¿por qué el debía estar aquí si realmente no quería?

—Muchas gracias, Zayn. Has estado increíble, a los chicos les ha encantado.— Jeremías, el director de la universidad agradeció.
—No es nada, sabe que disfruto hacer esto.

Todos se fueron, el moreno decidió quedarse solo un rato más, pero evitó reír cuando observó a el castaño aún en su teléfono, todos se habían ido pero él seguía allí. El moreno pensó que ese chico era un total despistado así que decidió con todas sus fuerzas dirigirse por si mismo hacía él. Sin importarle el fuerte dolor que sentía en sus brazos cada vez que tiraba de las ruedas hacia delante.

—La charla ha terminado.— Habló un poco agitado una vez estuvo al frente del chico.
—¿Ah?— El castaño levantó su rostro y se sorprendió al ver solo a Zayn allí. —Mierda.— Gruñó. —Gracias por avisarme.— Suspiró y Zayn pudo recordar su nombre, es Liam, su nombre es Liam.
—Bien, creo que me voy.— El moreno apretó su mandíbula, vamos, un poco de dolor más y será todo.
—¿Te llevo hasta afuera?— Ofreció no muy convencido y Zayn no pudo negarse.
—Sí, por favor.

Zayn iba a decir algo más, pero en verdad no pudo, sus brazos dolían y al parecer Liam lo notó.

—¿Está todo bien, Zayn?— Preguntó dejando de caminar y ubicándose al frente del moreno, haciendo una mueca al ver que este estaba llorando.
—Sí.
—No es cierto, ¿qué tienes?
—Mis brazos.— Alcanzó a murmurar.
—¿Tus brazos?, ¿qué tienen?
—Joder, Liam, llama a Abraham, por favor.
—¿Abraham?
—El señor que viene conmigo, ¡rápido!— Zayn intentaba respirar profundo, pero su brazo izquierdo dolía. Liam salió corriendo hasta la salida y al instante el moreno observó a Abraham corriendo hacia él.

—Zayn, Zayn, te he dicho que no puedes esforzarte así.— Habló preocupado, cargando rápidamente a Zayn y caminando lo más rápido que pudo hasta el auto. Liam iba detrás de ellos con la silla de ruedas. Cuando llegaron al auto, Abraham ubicó con cuidado en el interior a Zayn y cerró la puerta encendiendo la calefacción.
—Gracias muchacho, puedes irte.— Abraham tomó la silla de ruedas y la guardó el el baúl.
—¿Él estará bien?— Liam pregunto y Abraham asintió y entró al auto comenzado a conducir rápidamente hasta algún hospital cercano.

—No quiero ir al hospital, Abraham.— Zayn habló, en un tono bajo.
—No está en discusión, te dije que no estabas en condiciones para dar una charla.

N/A: La canción es una descripción a lo que siente Zayn sobre cómo le ha tocado vivir soportando el dolor. Gracias por leer.

broken pieces // ziamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora