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Al día siguiente Zayn no quería abrir sus ojos, como normalmente pasaba, no había tenido una buena noche; los horribles dolores lo habían atacado sin cesar, el moreno podía verse a si mismo llorando a las 3:00 am.

Zayn intentaba con todas las ganas posibles no dejarse derrumbar por su enfermedad, pero había días, exactamente como este, en los cuales, por más que lo intentaba no podía. Se sentía a si mismo por el suelo y sin ganas de levantarse.

Minutos después Abraham entró a la habitación y lo ayudó a asearse para luego bajar a desayunar, olía muy bien, los hot cakes eran sus favoritos.

—A penas desayunes debemos ir a que te quiten eso del brazo.— Habló Abraham sentándose al frente del moreno, el cual asintió levemente.
—¿Tú no vas a comer?— Preguntó juntando sus cejas.
—Ya lo he hecho, hijo.— Le sonrió de lado.
—Hoy no me esperaste, eh, dime, ¿quién eres y que has hecho con mi Abraham?— Bromeó.

Liam se había levantado a las 5:00 am a pintar el cuadro para Zayn, se sentía emocionado, pero aún no sabía qué demonios iba a hacer. Tenía ideas, pero ninguna la consideraba lo suficientemente buena.
Acomodó el lienzo justo al frente de él, a la medida exacta, le gustaba ser muy preciso. Pensó primero en cuáles colores utilizaría, hasta que una excelente idea llegó a su mente, podía jurar que casi salta de la excitación. Le gustaba la idea que había tenido, ahora sólo quedaba que el resultado final le agradara a Zayn. Quería ganarse el dinero como se debía, por su buen trabajo. Sin más ni menos, comenzó a hacer el boceto, casi perdiéndose entre las líneas.

No sabe cuanto tiempo pasó, pero finalmente su trabajo estaba hecho, una vez lo vio terminado, estaba dudándo si vendérselo a Zayn, sí, Liam era un tanto egoísta con sus pinturas. Algo totalmente irónico, porque lo que más quieren los artistas es que sus obras se vendan.

Cuando recobró un poco de conciencia, eran las 3:00 pm y no había comido absolutamente nada, su estómago comenzaba a quejarse así que salió rápidamente de su habitación hasta la cocina, en la cual encontró una nota hecha por su madre que básicamente decía que hoy haría turno hasta tarde (como era de costumbre) y que había comida en el microondas.

Prácticamente sentía que vivía solo, pero su madre no tenía la culpa.

El moreno se encontraba en la entrada del hospital, pasaba más tiempo en el que en su propia casa. Una total desgracia. Pero no le molestaba mucho, le gustaba hablar con los niños que se le acercaban de vez en cuando.
El doctor Francis hizo que pasaran a uno de los consultorios, él era un hombre de unos cuarenta y cinco años, cabello rojizo y con muchas pecas, a Zayn le agradaba.

—¿Cómo te has sentido, Zayn?— Cuestionó mirándole. —Traes unas terribles ojeras, ¿cómo dormiste?
—No pude dormir bien, usted sabe, llegaron los usuales dolores en la madrugada.
—¿Estás tomando tus pastillas correctamente?— Al escuchar aquello, el moreno asintió rápidamente, veía más a las pastillas que a la misma comida y eso apestaba.
—Siempre tomo mis pastillas, pero el frío daña todo.— Comentó Zayn rascando uno de sus ojos.
El doctor le dijo lo mismo de siempre después de quitar finalmente el yeso que traía y pudieron marcharse.
Una vez en el auto, Abraham habló.
—¿Qué tal es Liam?, es decir, él se ve como un buen muchacho.
—No lo sé.
—¿Cómo que no sabes, hijo?
—No lo conozco, Ab.
—¿Pero qué tal te parece?
—Quizá sea un buen tipo.
—Realemente estoy feliz de que hayas comenzado a hacer un nuevo amigo.— Sonrió sin despejar la vista de la carretera.

Zayn sabía que Liam se alejaría tarde o temprano como lo hacen todos.

Cuando entró a su habitación, decidió escuchar algo de música, así que en cuestión de minutos, The 1975 estaba sonando en sus audífonos; no sabe ni cómo ni cuándo comenzó a cantar en voz alta.

Well I know when you're around 'cause I know the sound
I know the sound, of your heart...— Cantó mientras miraba por la ventana de su habitación, en verdad le gustaba esa canción.

El timbre de la casa había sonado, por lo cual, Abraham corrió a abrir la puerta, y cuando lo hizo se encontró con Liam, el cual le sonrió.

—Hola señor, ¿está Zayn?— Preguntó lo más cordial posible.
—Hola Liam, es bueno verte de nuevo.— Sonrió. —Sí, pasa, está en su habitación.

Liam entró a la casa, procurando que el cuadro no se estropeara, aún no estaba cien por ciento seco.

—¿Y qué es eso?
—Es un cuadro que he hecho para Zayn.— Respondió. —Dijo que quería que le vendiera uno de mis cuadros, y bueno, aquí está.

Abraham miró asombrado la hermosa pintura, era muy buena, a decir verdad.

—Has hecho muy buen trabajo, muchacho, a Zayn le gustará. Puedes subir, ya sabes dónde queda su habitación.

El castaño asintió y subió las escaleras para luego caminar hasta la habitación del moreno, la cual era muy fácil de reconocer. La puerta estaba entreabierta, al parecer Zayn nunca la cerraba.
Entró al interior de la habitación y una hermosa voz se coló entre sus oídos, ¿a caso era Zayn cantando?, lo hacía muy bien, su voz es buena; Liam se acercó al moreno y tocó suavemente su hombro, procurando no asustarlo ni dejar caer la pintura. Al instante Zayn dejó de cantar y quitó sus audífonos para girarse en la silla de ruedas, su rostro palideció aún más al encontrarse con Liam.

—¿Hace cuanto tiempo estás aquí?— Preguntó.
—El suficiente como para decirte que tienes una hermosa voz.

Las mejillas de Zayn enrojecieron y casi maldice en su interior.

—Gracias, supongo.
—He traído tu cuadro, ¿estás listo para verlo?— Musitó y el moreno asintió animado, tenía mucha curiosidad.

Liam volteó el cuadro dejándolo a la vista y Zayn quedó anonado, simplemente era hermoso. Un corazón formado por varias piezas, cada una de un color diferente, con texturas distintas, y el fondo era totalmente negro, simplemente le había encantado.

—Wow.— Fue lo único que se atrevió a decir, no tenía palabras.
—¿Te ha gustado?
—Está increíble, realmente eres bueno.— Alagó y Liam sonrió ampliamente.
—Lo dejaré aquí.— Habló ubicando la pintura en un lado del escritorio.
—¿Cuánto te debo, Liam?— Preguntó mientras buscaba en uno de los cajones del escritorio; a Zayn no le importa mucho el dinero, nunca lo malgasta, sólo usa lo necesario, no quiere ser dependiente de el, pero lastimosamente lo es, sus medicinas son extremadamente costosas.
—Lo que tú creas que mi trabajo vale.— Respondió encogiéndose de un hombro.
—Tú mereces una gran recompensa por tu trabajo, porque se nota que es tu pasión.
—Gracias por eso.— El castaño se sentó en una parte de la cama. —¿Qué tal 50 dólares?
—¿Cuánto tardaste haciéndolo?
—Unas diez horas.
—¿Y me cobrarás sólo 50 dólares?, ¿qué tal 200 dólares?, sé que a tu madre le servirán, y tú has hecho un gran trabajo.— El moreno quería ayudar, le gustaba hacerlo, y más a las personas que en verdad lo necesitaban.
—No puedo negarme a eso.— Las mejillas del castaño amenazaron con tomar un ligero color carmesí. Y Zayn le dio los 200 dólares en efectivo. —Muchas gracias de nuevo, Zayn.
—No agradezcas, es por tu gran trabajo.

Liam se tomó un pequeño tiempo para mirar con más atención a Zayn. Tenía grandes ojeras y el rostro ligeramente cansado, piel pálida a pesar de ser moreno y era sumamente delgado. Aún así lucía feliz y con un brillo en sus ojos. Digno de admirar, quizá Zayn y él puedan llegar a ser amigos algún día.

—¿Irás mañana a dar tu charla en la universidad?— El castaño preguntó y el moreno asintió levantando sus cejas.
—Por supuesto.
—Te veré allí entonces.— Le sonrió. —Hasta mañana Zayn.
—Hasta mañana, Liam.— Dicho esto, el castaño agitó su mano en señal de despedida y salió de la habitación.

Zayn se quedó admirando la pintura por largos minutos.

N/A: Espero y les haya gustado el capítulo.

broken pieces // ziamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora