Capitulo 11. El día que todo cambió.
KENDY
La cocina entera se queda en silencio, ni siquiera la señora Carmen es capaz de romper el silencio incómodo que se ha formado luego de que el idiota de la tienda se presentara en el lugar. Mi mente aún intenta buscar las respuestas a mis preguntas; ¿Qué hace él aquí? ¿Me ha seguido? ¿Será un acosador psicópata? ¿Vino a matarme porque le vomité su chaqueta?
Los minutos pasan y nadie sabe qué decir, hasta que Zoe toma mi brazo obligándome a verla, sus cejas se encuentran juntas y luce mucho más confundida que yo.
— ¿Noah es el chico de la tienda?—pregunta curiosa.
Mis cejas se alzan y yo me siento aún más perdida.
— ¿Noah?—susurro volteando de nuevo hacia el chico, él me sonríe malicioso y alza su mano saludándome—. ¡¿Noah?!
— Sé que mi nombre es hermoso, pero ya deja de decirlo por favor, vas a gastarlo. Sabía que te había visto antes en algún lugar, eres Kendy Hale, la niña friki de las flores rosadas.
Él solía decirme así cuando eramos niños y yo solía estar obsesionada con todo tipo de flores rosadas, siempre cargaba una canasta en mi bici multicolor la cual solía llenar de muchas flores rosadas de todo tipo, él se burlaba de mi y decía que cuando fuera famoso iba a contratarme de jardinera para los enormes jardines que tendría en sus mansiones.
— ¡Tú no puedes ser Noah!—exclamo desorientada—. Noah era un niño gordo con brackets, anteojos gruesos, cabello pegajoso y acné en toda la cara.
El chico se carcajea.
— Bueno, hice ejercicio, quité mis aparatos, me operé de la vista, mi cabello siempre ha sido perfecto y el acné desaparece con cremas y jabones especiales. Te duela o no, yo soy Noah Valentine, de preferencia Grey. Así que supérame, mariposita.
— Eres un odioso.
— Y tú una delicada.
— Imbécil.
— Torpe.
— Dramático.
— Chillona.
— ¡Cara de mono!
— ¡Basta ustedes dos!—nos interrumpe Zoe mirándonos como si fuéramos dos idiotas—. Ustedes nunca dejan de sorprenderme, creo que si escribiera un libro de comedia donde ustedes fueran los protagonistas se volvería Best Seller, y yo sería millonaria... Pensándolo bien, no es una mala idea.
Noah alza una ceja en su dirección.
— Hecho, si triunfas me das la mitad de las ganancias.
— Jódete, claro que no.—ella le saca el dedo de en medio sacándole a la señora Carmen un grito ahogado—. Ay no se haga Carmen, usted mandó al diablo al repartidor de carnes ayer, ¿cree que nadie la vio? ¡Yo estaba allí, jum!
La señora se ríe apenada y vuelve a lo suyo mientras que Noah se adentra por completo a la cocina y se sienta a mi lado en el asiento libre, me siento intimidada por su mirada intensa sobre mi pero intento disimularlo, aún no me termino de creer que él sea realmente aquel niño gordito y llorón que hacía berrinches cuando no obtenía lo que quería.
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Kendy ©
Roman pour AdolescentsLa vida de Kendy siempre se ha resumido en ser buena hija, buena amiga y ser un buen ejemplo a seguir para sus hermanos menores. Pero todo cambia cuando ella y sus hermanos son trasladados a un nuevo instituto a mitad del año escolar. Allí Kendy co...