Capítulo 23. Visitas Inesperadas.
KENDY
Los primeros tres meses con Kiara en casa son un caos de pañales sucios, biberones por docena, vómitos, cólicos y llantos incesantes, pero a pesar de todo eso han sido los mejores meses de mi vida porque he sentido por primera vez el amor más puro que nunca antes había experimentado en mi vida; el amor de madre. No es fácil en lo absoluto, ser madre no es como jugar a las muñecas, tu vida cambia y gira entorno a ese pequeño ser, y apenas tienes tiempo para ti mismo, pero hasta ahora lo he hecho bien.
Con el paso de los días los ojos de Kiara se han ido aclarando hasta tomar el mismo color de los ojos de su padre; tan grises como un cielo celeste parcialmente nublado, cada vez que miro sus ojitos inocentes me quedo perdida en ellos y no puedo evitar pensar en su padre y en lo mucho que me duele verlo al lado de alguien más. Quisiera simplemente dejar de sentir tanto por él, pero cada vez que viene a visitar a Kiara junto a su novia siento que todo quema y arde dentro de mi, quisiera ser lo suficientemente fuerte como para dejar de quererlo pero no puedo, es como si Connor se hubiera incrustado en mi pecho para siempre y no pudiese sacarlo ni con la pinza más poderosa del mundo.
Las visitas de todo el mundo no han faltado estos meses, mis hermanos vienen todos los días después de la escuela, Zoe y Kyan se han quedado con nosotras desde que salimos del Hospital para ayudarme un poco por las noches y aunque Noah ha estado muy ocupado con la universidad y el trabajo nos llama por videollamada todos los días al menos unas tres veces. Bruno vino un par de veces pero papá lo ha mantenido muy ocupado con los trámites de una nueva empresa que quiere construir en Seattle, Damián también viene casi a diario aunque personalmente creo que viene más para ver a Zoe que a mí y a Kiara.
— ¡Eso es bebé! Quédate quietecita.—murmura Zoe sosteniendo su teléfono celular enfrente de Kiara.
Zoe tiene a mi pobre bebé en una sesión de fotos desde hace más de veinte minutos y mi pequeña lo único que hace es quedarse quieta mirando lo que mi amiga hace con detenimiento. Suspiro terminando de doblar los pañales de tela que acabo de lavar y me acerco a mi hija para salvarla del ataque fotográfico de Zoe, Kiara chilla emocionada cuando la tomo en brazos y mi amiga bufa.
— Quería tomarle dos fotos más.
— Creo que con las que tomaste es más que suficiente, mujer. Mi pequeña modelo ya está cansada, ¿verdad, mi niña?
Kiara suelta un gas.
— ¿Lo ves?
Zoe hace un puchero y se recuesta sobre la cama para ver las fotos, mientras tanto yo me llevo a la bebé al baño para comenzar a preparar su baño tibio de espuma, Kiara se queja cuando la recuesto sobre su pequeña tina llena de agua.
— Tranquila mi niña, solo es agua. No queremos que huelas a caca cuando vengan tus tíos a verte.—me río acariciando su cabeza llena de cabellos castaños con shampoo para bebé.
Sus ojos grises claros observan todo lo que hago con curiosidad, y yo no dejo de mirarla con amor; es tan hermosa y cada día que pasa se parece más a Connor, quizás tenga mi nariz, pero todo lo demás es igual a su papá, incluso su cabello es de un castaño claro como el de Connor. Ahora entiendo por qué muchas mujeres se quejan de que sus hijos se parezcan a sus padres, y es que después de tantos meses creciendo dentro de nuestro vientre esperamos que al menos se parezcan un poquito a nosotras pero la sorpresa es grande cuando parecen una fotocopia del padre. Aún así no me quejo, mi Kiara es hermosa y aunque se parezca más a Connor es mi hija y la amo porque es una parte mía, salió de mi y es mi pequeña bebé.
ESTÁS LEYENDO
Kendy ©
Teen FictionLa vida de Kendy siempre se ha resumido en ser buena hija, buena amiga y ser un buen ejemplo a seguir para sus hermanos menores. Pero todo cambia cuando ella y sus hermanos son trasladados a un nuevo instituto a mitad del año escolar. Allí Kendy co...