Capítulo 3

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—Solo podrán sobrevivir los más fuertes y los más capaces, no trabajamos en equipo, sólo importa sobrevivir. No se deben preocupar por sus compañeros, sólo importa uno mismo, los débiles morirán atrapados por los cazadores y debo admitir que no son para nada tontos y tienen muchísima experiencia en esto. ¿Comprendido?—esas fueron las conmovedoras palabras de mi entrenador al comenzar la clase.
Había entrado al instituto media hora atrás, ya conocía mis horarios y me había cambiado la ropa por una de entrenamiento para la clase en el gimnasio. Lo cierto es que ninguno parecía prestarme mucha atención. Salvo por una par de ojos que apuntaban en mi nuca, pero cuando me volvía para ver a quién le pertenecían nadie parecía mirarme.
—Sí, entrenador—respondimos al unísono.
—Bien, quiero 15 vueltas al gimnasio, debo probar su resistencia.
Y acto seguido comenzaron todos a correr alrededor del gimnasio a una gran velocidad. Genial, ya empezamos mal el día, le dije a Allison. Comencé a correr intentando alcanzarlos, no pude, pero me mantenía a un ritmo aceptable.
—¿Eso es todo lo que tienen? ¡Quiero verlos correr hasta que ya no les queden piernas!
Aceleré el paso pero me cansé unos pocos minutos después, por lo que tuve que frenar a descansar y se ve que al entrenador no le gustó mucho porque al verme gritó mi apellido en forma de reto y volví a ponerme en marcha. Cuando terminé ya estaba exhausta.
—Debo admitir que la gran mayoría son inútiles, flojos e inservibles, pero podremos trabajar en eso. Así que por ahora, probaremos con otra cosa: lucha de cuerpo a cuerpo.
Y en ese momento empezó a nombrar de dos en dos indicando a las parejas que pelearían. Se preguntarán...¿Con quién te tocó pelear? Como castigo por dejar de correr sin permiso del entrenador, me emparejó con él. La ventaja que me tenía era inimaginable.
Un golpe me impactó en el hombro derecho, empujándome hacia atrás. Teníamos los puños vendados para no lastimarnos tanto, pero aún así hizo que soltara un grito ahogado.
—¡Protege tu cuerpo— gritó mi contrincante.
Puse mis brazos delante de mí, haciéndole caso. Pero otro golpe me impactó, está vez en la cara, precisamente en mi mejilla izquierda. Este me hizo trastabillar, pero no caí al suelo, seguramente quedará algún horrible cardenal.
—¡Protege tu cabeza!— gritó, su voz me llegó como si estuviera debajo del agua, me dió tiempo para poder salir de mi aturdimiento.
Continúe con mi antigua postura, salvo que está vez elevé un poco un brazo para anticipar el próximo golpe, pero este nunca llegó, era señal de que ahora yo debía dar el siguiente paso.
Decidí patearlo de forma lateral a la altura de la cintura para hacerlo caer, pero no funcionó ya que antes de que mi pierna impactara contra su cuerpo este la esquiva saltando sobre ella. Me quedé petrificada ante aquel movimiento, pero gracias a mi descuido él aprovechó para tomarme de un brazo y doblármelo por detrás de la espalda a lo que yo respondí con un fuerte grito de dolor ¡El maldito hombre me había hecho una llave!
Rió por detrás de mí, cerca de mi oreja. Me llegó el olor a cigarrillo, quizás él había estado fumando.
—Tus movimientos son buenos, pero no lo suficiente.
Me soltó, empujándome hacia adelante. Tuve que dar unos cuantos pasos para no caer.
Todos ya habían dejado de luchar entre ellos y habían abandonado su actividad para poder ver la injusta pelea. Mientras volvía al fondo de gentío me hice masajes en el brazo adolorido, lo sentía adormecido.
El olor a sudor, calor, transpiración y otros más me estaban provocando náuseas, a lo que decidí respirar por lo boca así evitaba vomitar. Una chica rubia que medía medio palmo menos que yo se me acercó y me habló:
—No le hagas caso, es un estúpido.
Después de hacer referencia de que el entrenador no era de su agrado, se ganó mi total amistad.
—Ni me lo digas.— murmuré por lo bajo.— Mi comentario pareció causarle gracia, porque sonrió.
—Me llamo Kate.—se presentó
—Yo Jessica, Jessica Lesly.
Me examinó rápidamente, y luego me miró a los ojos, como si intentara acordarse de mí.
—¿Eres nueva verdad?
—Así es, ¿Y que hay de tí, también eres nueva?
Obtuve como respuesta un vago no, pero ella parecía concentrarse en otra cosa.
—Oye...El chico de allá te está mirando— exclamó pícara.

Me giré en dirección a su mirada y ví que había un chico corpulento, estaba sudado de pies a cabeza. Me miraba como si planeara hacerme alguna maldad, quizás yo fuese su siguiente víctima. Tomó un pañuelo de su bolsillo trasero torpemente y se secó la cara empapada. Recordé haberlo visto riéndose de un chico que había tropezado en las escaleras, menudo idiota. Sin embargo, no parecía de la clase de personas que te golpearían a la salida del colegio, si no de esos que se burlan y se ríen de tí todo el tiempo. Me pregunté como se sentiría él si llegara alguien y se burlara de su físico. Supongo que no se lo tomaría de buena manera. Que asco de personas.
Y así transcurrió las tres agotadoras horas de la mañana. Charlé un poco con Kate durante la clase, era una buena chica al parecer. El profesor nos dijo que la próxima clase sería en el bosque y que nos llevaría el micro del colegio.
Cuando estaba por salir pude notar a un chico que me miraba. Le devolví la mirada, me resultaba bastante familiar, él estaba apoyando contra la blanca pared de ladrillo y en ese momento lo reconocí, era el chico que yo había visto en el restaurante. Aquél día no lo había podido ver bien, pero ahora que lo tenía a unos metros de mi persona, podía analizarlo mejor. El cabello marrón, un poco más claro que el mío lo llevaba inocentemente despeinado a causa de las agotadoras actividades. Sus ojos, de una mezcla de azul y verde, eran quizás lo más lindo que tenía. No me malinterpreten, él era lindo, pero aquellos ojos eran hermosos.
En ese momento alguien grito un nombre que retumbó por todo el gimnasio: Zac. El chico quitó la vista de mi y la colocó en dirección a la persona que lo había llamado. Aproveché ese momento para escabullirme entre la multitud...¿Así que se llamaba Zac? Bueno, ahora sabía algo sobre aquél chico misterio...

Solamente míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora