Capítulo 17

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P.O.V de Jessica.

Me despierto y estoy atada de manos y pies con cadenas de plata a una pared, recuerdo lo que pasó y giro mi cabeza hacia un lado en donde se encontraba Kate en la misma posición que yo con una expresión en su cara tenebrosa, podía ver con claridad como las lágrimas se escapaban de sus ojos, luego pasaban por su sien, corrían por su mejilla y desembocaban en su mentón.
Tenía hambre y todo mi cuerpo estaba contracturado por estar toda la noche en la misma posición, en ese instante entra al cuarto el hombre de los 53 años, se acerca a nosotras y nos dice:

-Se preguntarán ¿Por qué están aquí? Verán, hay una manada en particular que despreciamos más que a otras, desde luego no es la de ustedes porque ya las habría matado, el caso es que necesitamos información y a cambio las dejaremos libres ¿Trato hecho?-la verdad, este tipo me caería bastante bien si no me tuviera atada con cadenas a una pared.
-¿Como sabemos que después de darte la información nos dejarás vivir?-pregunté.
-Porque a mí no me gusta el trabajo sucio, al que le gusta matar a los de su especie es a Alfred, el hombre más grande, yo soy Jhon. Por eso solo estoy yo aquí y cabe mencionar que esto lo estoy haciendo a sus espaldas y cuando se entere de lo que estoy haciendo me cortará la cabeza.
-¿Sobre qué manada quieres saber?-dijo Kate.
-Sobre la manada del Norte.-contestó el cazador.
-No la conozco.- dijo ella.
-Pero tu amiga sí.

En ese instante mi corazón se detuvo, ahora entiendo: mi antigua manada no estaba en conflicto con otra si no que con los cazadores, el Alpha nos lo había ocultado para que no entremos en pánico y eso también explicaba por qué mis padres se habían mudado con tanta insistencia.
Ahora también sabía por qué iba al Instituto, para poder defenderme y mis papás no eran nada más que unos cobardes que querían sólo salvarse a sí mismos en lugar de proteger a los suyos y apoyarlos durante un momento difícil. No pude evitar que una lágrima se me escapara y mi amiga me suplicó entre sollozos:

-Por favor Jess, dile lo que quiere saber y sólo así nos dejará en paz.- sería injusto que mi amiga sufriera por un error que no cometió ella.
-Mas vale que así sea.

El tipo comenzó a hacerme preguntas sobre la manada del Norte y yo las respondía con sinceridad pero habían algunas que no sabía su respuesta dado que yo no tenía la suficiente información. Mientras hablaba tomaba nota de lo importante y cuando ya estuvo satisfecho tomó su arma cargada, nos liberó pero por si acaso nos seguía apuntando. Me acerqué a él sin miedo, coloqué una mano es su hombro y le dije:

-Me caes bien, gracias por no matarnos. Te debemos un favor.

Obtuve una sonrisa en señal de respuesta, nos abrió una puerta que pensé que nos dirigía hacia la cocina pero nos llevaba al bosque, ambas nos transformamos en lobos y corrimos de nuevo hacia nuestras casas.

Solamente míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora