Capítulo 52

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P.O.V de Jessica.

Unas palmadas insistentes sobre mi mejilla me hicieron abrir los ojos. Me los refregué con el dorso de la mano intentando acostumbrarme a la luz que alumbraba todo el bosque, cuando ya pude tenerlos suficientemente abiertos miré con mala cara a la persona que tenía en frente.

-¿Pero que...?- intenté terminar apartando la mano de Jake que se había quedado en mi cara.

-Ya era hora, vamos. Mientras dormías como un oso hibernando estaba pensando que el entrenamiento primero podría empezar con algo así como elongación, ¿Sabes?Aunque será Dylan quien te entrene hoy, pero no te preocupes, si te gusta la idea se lo comentaré. Luego quizás una entrada en calor, como 15 minutos corriendo, y...

-Oye, para un poco, no entiendo nada de lo que dices. Por si no te diste cuenta, acabo de despertarme.

Su cara se deformó en una mueca exasperada. Me recorrió rápidamente con la mirada de forma sospechosa como si en lugar de haber estado durmiendo estaba holgazaneando, rodó los ojos y apartó su mirada dejándome tranquila con su inquietantes ojos.

-Has dormido durante casi 8 horas.- dijo como si estuviera loca por haber estado tanto tiempo tendida sobre el duro suelo. No se cuanto tiempo suelen dormir los líderes de manadas, pero desde mi punto de vista es normal que alguien duerma ocho malditas horas.

-¿Y?

-Joder, intenta hacer algo de memoria.

-Mmmh...- puse pose pensativa, tomándome de la barbilla y mirando hacia arriba, segundos después me encogí de hombros sonriendo, solo para fastidiarlo. Tenía demasiado sueño como para pensar - No. Nada.

-Te daré una pista; es algo muy importante y muchas vidas dependen de ello a pesar de que cada tanto muere gente.- explicó, con una voz particularmente estúpida como si yo fuera incapaz de digerir la información- Aquella actividad está liderada por Dylan, un lobo negro un tanto bobo..¿Tienes alguna idea de lo que puede llegar a ser?

-¿El sacrificio, ese ritual?

-Oh por Dios- puso una exagerada mueca de asombro - ¿Como has podido adivinarlo?

-Cállate, sólo... Déjame dormir.

Cuando estaba por volver a recostar sobre el duro suelo de tierra cubierto por hojas secas sus manos sacudiéndome por los hombros lo impiden haciendo que me reincorpore.

-Maldita sea, Jessica. En menos de 10 horas tendrás que subir una montaña para evitar que centenares de vidas mueran...¿Y tu quieres dormir? Oh, dime qué es una broma.

-Bueno, se supone que debo reponer energías, así que piénsalo, quizas no sea tan mala ide...¡Ay!

No pude terminar la oración, me levantó por los hombros sacudiéndome como si mi peso fuera igualado al de una bolsa de papas. Apenas pude colocar un pie sobre el suelo y mantenerme estable, ya me estaba arrastrando por el suelo llevándome a quién sabe donde. 

Podría haber caminado por mi cuenta pero al parecer mi amigo no lo sabe o no lo demostraba por la forma en la que me estaba llevando. Después de miles de tropezones y haber trastabillado como nunca, terminamos quedando en medio del descampado, el día estaba gris con el cielo repleto de nubes apenas dejando que las atraviese unos pocos rayos de sol. Ja, un perfecto día para hacer ejercicio. 

Unos metros más adelante, un bulto negro bastante familiar como para reconocerlo a distancia descansaba recostado en el pasto, aún relajado alzó la cabeza una vez que estuvimos cerca y para mi sorpresa había otro lobo algo más chico detrás de él, cuyo nombre desconozco. Junto a ellos había una remera lisa gris, unas calzas negras y un par de zapatillas del mismo color, seguramente el conjunto fuera para mí. Jake sacó una manzana de su bolsillo trasero junto a una pequeña botella de agua, me las extendió, le di un mordisco a la fruta y Dylan habló.

-Bueno, creo que ya sabes porqué te trajo aquí- asentí, me dedicó una mueca similar a una sonrisa llena de sorna- ¿Nerviosa, Lesly?

-Claro que no.- esta vez la que sonrió fui yo.

-Espero que así sea, porque tus pulmones quedarán destrozados o por lo menos ese es mi objetivo.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo, del cual no se percataron, sabía que aquél comentario era un chiste y que no lo decía de forma literal. Sin embargo, el comentario no me había hecho la más mínima gracia. Puse mi mejor sonrisa y continué con la conversación.

-Será un placer. Pero si me disculpan, me iré a poner esto.

Lancé lo que quedaba de la fruta al suelo, tomé la ropa para dirigirme a un grueso matorral en el que me cambié tan rápido como pude. Me deshice de la ropa que llevaba encima, me puse la nueva prenda, me coloqué las zapatillas y una vez que terminé me acerqué a ellos. El pequeño lobo que estaba ahí tomó mis viejas ropas y se alejó de nosotros, supongo que para eso estaba allí. Dirigí una mirada rápida a los chicos que hablaban entre sí, observé los cordones para verificar que estuvieran bien atados y así evitar algún tipo de accidente. 

A pesar de que sea otoño, cada semanas nevaba o llegaban repentinamente vientos que se clavaban sobre la piel descubierta como pequeñas agujas, afortunadamente, no era uno de esos días. Sin embargo, deseé que también me hubieran dado una campera o que la tela de la remera fuera más gruesa. Jake me dedicó un alentador gesto con los pulgares hacia arriba antes de marcharse y dejarme a solas con el lobo. Sus verdosos ojos me miraban atentamente con impaciencia.

-Bueno, puedes empezar a trotar cuando quieras, pero no corras o si no te cansarás demasiado rápido.

Y así lo hice. Esquivé los árboles mientras pasaba entre ellos, saltando las gruesas raíces sobresalientes y agachándome o cambiando de rumbo cuando las ramas amenazaban con arañarme la cara. Poco a poco, el pulso se iba acelerando mientras subía el ritmo de mis pasos, los cabellos me golpeteaban la nuca y los hombros mientras saltaba. Cuando llegó la parte en la que tenía que correr lo más rápido que podía, la subida de energía y la excitación ya habían llegado.

 Corrí fugaz, mis pies apenas tocaban el piso. Las imágenes a mi alrededor pasaban a mi lado, casi irreconocibles. El aire frío me golpeaba las mejillas, cuando lo inhalaba este llegaba a mis pulmones provocándome un escalofrío al sentir una sensación similar a congelarse por dentro poco a poco de forma siniestra. El sol se estaba poniendo, apenas rozando el horizonte, quizás eran las 6 de la tarde, pero la oscuridad era mínima. Si me detenía, aún podría ver los detalles de las hojas secas sobre el pasto mojado de rocío, los repliegues de las delgadas ramas de los pinos, como se proyectaban sombras que se mecían con la leve y a la vez gélida brisa, podía ver absolutamente todo...




                    -¿Hace cuanto que no subes un capítulo?

                    Yo:

                    Yo:

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Wow, cuanto tiempo sin publicar...¿Verdad? Quería hacer un maratón bastante largo, pero como no lo terminaba y no tenía gracia hacer uno si publicaba cada una o dos semanas, así queeeee bueno, no lo haré, pero cuanto tenga tiempo y wifi veré que hago. Aquí les traigo su regalo de navidad we.

Capítulo dedicado a esa chica que me encontré en la librería que leyó WhatsApp en lugar de Wattpad , si ves esto, comprate unos anteojos con urgencia mujer.




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