Capítulo 54

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Nota: Este capítulo fue modificado, si en el próximo capítulo ves una nota diciendo que vuelvas a leer este y lo acabas de leer, NO LO HAGAS, YA FUE MODIFICADO. Disculpen las molestias, puede seguir leyendo.


Extendida por completo y con el cuerpo aún paralizado levemente, Jessica se encontraba con los ojos cerrados, pero siendo consciente de absolutamente todo. Llevaba así unos 30 minutos tendida en el frío suelo de cemento, sabía que estaba en una celda porque escuchó como la celda se cerraba detrás de ella una vez que la dejaron allí sola. No se la habían llevado por coincidencia, eso estaba más que claro. Quizás la torturaran para sacarle información y luego la matarían, no estaba segura. 

Una puerta chirrió unos metros más por delante de ella. No pudo evitarlo, la curiosidad le ganó provocando que entreabriera los ojos muy a su pesar. Lo primero que vio, fue una pequeña ventana cerca del techo, por la cual apenas entraba la luz de la luna, luego creyó ver una silueta.

 Después, una bombilla colgando de un cable maltrecho se encendió, apenas iluminando el — recién descubierto — sótano con un débil tono amarillento, la silueta apenas cobró color y se encontró siendo obligada a entrecerrarlos de nuevo, herida, ante el impacto de la luz en sus adormecidos ojos. Escuchó los pasos sobre el piso acercándose a ella, de pronto los pasos se convirtieron en uno solo. Miró con timidez y el alma se le cayó al suelo.

Por detrás del hombre que tenía a centímetros, había una puerta entre abierta de madera por la que ella había sido arrastrada hasta allí, deseó poder convertirse en un pequeño ratón y pasar por entre los barrotes de plata y salir de allí. Centró toda su atención en el adulto que conocía, mirándolo con profundo odio. Su padrastro, Michael. No quería ni imaginarse que hacía él allí e intentó obligarse a pensar que se lo habían llevado por la fuerza al igual que a ella, pero por dentro sabía que no era cierto. Una sonrisa retorcida se asomó por sus labios que hizo que Jessica se encogiera en su lugar.

—Bien, supongo que debes estarte preguntando que hago yo aquí. — comenzó él.

—Oh, ¿Tu crees?— dijo con notable ironía en su voz, se sorprendió que no se le quebrara.

El adulto continuó hablando como si ella no hubiera dicho nada.

—Para tu suerte, se me permitió contarte— hizo una pausa, transformándola en un silencio sepulcral—.  Todo comenzó hace muchos meses, antes de mudarnos al pueblo. Una noche revisando recientes informes de ataques de animales, llegué a la conclusión de que una especie extinta de lobos había resurgido de sus propias cenizas, lo cual era imposible ya que se los había exterminado en su totalidad por todo el mundo. El punto es que yo estaba en lo cierto, no lo supe hasta después de releer antiguos libros y comparar reportes viejos con los nuevos por lo menos 10 veces, y creo que ya sabes de qué especie estoy hablando. Los Nigthmore representan más que una amenaza para todo el planeta y supe que debían acabar con su reinado cuanto antes, entonces me contacté con cazadores de distintas partes del país que en su mayoría me ignoraron, desconfiaron de mí por ser un lobo o me tomaron por loco, me dí por vencido un largo tiempo, hasta que los encontré a ellos—  hizo un gesto con la cabeza señalando el techo de la cabaña, haciendo referencia al grupo que la había raptado—. Ellos tuvieron plena esperanza en mí como yo en ellos, decidí traerlos a ti, tu hermano y tu madre conmigo al pueblo, podría haber dicho que era un asunto de negocios pero no sabía cuanto tiempo podría estar aquí, así que me vi obligado a que me acompañaran.

La chica respiró profundo con una mezcla de desagrado y odio dándole vueltas por la cabeza 

—Eres un inmenso y completo pedazo de...

Solamente míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora