Capitulo Veinte.

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  —¿¡Qué!? —exclama Niall

—Nada —digo, agitando la mano—. Nada. Un pensamiento al azar me hizo saltar.

Con una sonrisa maliciosa, Niall pregunta.

—¿Cuál era el pensamiento al azar?

—No tengo que contártelo todo —espeto juguetonamente. Comienzo a empujarlo hacia la puerta.

Niall se apoya en el marco de la puerta.

—Quiero saber cuál era el pensamiento.

—¡No! —digo, empujándolo tan fuerte como puedo. Por supuesto, no se mueve—. Tengo que conseguir más fuerza —finalmente jadeo, dándome por vencida.

Se da la vuelta y dice.

—Dime cuál era el pensamiento y saldré del cuarto.

Rápidamente lo empujo y se tambalea hacia atrás.

—¡Ja! —exclamo y cierro la puerta de golpe. Por primera vez desde que sucedió todo, me río. Cuando la bañera finalmente está llena, cierro el agua. Me quito la ropa y me miro en el espejo. Haciendo una mueca, veo que el moretón en el cuello ha empeorado. Lo toco y mi cuerpo se estremece.

Sacudiendo la cabeza, me meto en la bañera. Se siente bien. Me agacho, de modo que mi cabeza apenas está por encima del agua.
Respirando profundamente trato de relajarme, pero no parece funcionar. Todo es simplemente demasiado. ¡Estoy tan cansada de llorar! ¿Es que nunca se detendrá? Ugh, me enjuago las lágrimas.

Entonces, por ninguna razón, o por demasiadas razones, empiezo a sollozar. Me incorporo y entierro el rostro entre las manos. Todo viene de golpe. El miedo, el dolor, la tristeza, todo es demasiado abrumador. Sólo lloro y lloro y lloro.

Hay un golpe en la puerta.

—Emma, nena, ¿estás bien?

—No —gimo—. Lo lamento.

—¿Qué es lo que lamentas?

Me encojo de hombros incluso aunque no puede verme.

—No lo sé. Sólo soy un desastre caliente. No puedo dejar de llorar.

—Cierra la cortina —dice Niall—. Vuelvo enseguida.

Mirando con furia hacia la puerta, grito.

—¡No te atrevas a entrar aquí!

Unos segundos más tarde, escucho.

—O cierras la cortina o lidias conmigo viéndote desnuda.

Con un chasquido, cierro la cortina.

—Siento que estoy en una tumba ahora —digo.

—Sólo espera —dice Niall. Lo oigo cerrar la puerta y una vez más la única luz es la de las velas—. Está bien, respira hondo y cierra los ojos.

—¿Qué vas a hacer? —digo bruscamente—. ¡No te atrevas a abrir esta cortina!

Lo escucho sentarse en el suelo junto a la bañera.

—Sólo cierra los ojos y confía en mí.

—Está bien —susurro recelosamente. Echándome hacia atrás, cierro los ojos y espero. Mi boca se retuerce en una sonrisa cuando lo oigo empezar a tocar. Esta canción es muy sosegada y serena. Es muy hermosa, y no pasa mucho tiempo para que mi mente sea consumida por la música.

Cuando la canción termina, sonrío. Abro la cortina, lo suficiente para sacar la cabeza—. Eso fue hermoso.

—Pensé que te gustaría —responde Niall con una sonrisa suave.

El Arte De La Vida 《N.H》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora