Entre toallas rosas y loción

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No tengo recuerdos de mis padres, sólo sé que llegamos aquí gracias a una de las chicas que ya no está, Kenny dice que fue nuestra madre, nos dieron abrigo y comida, teníamos 1 y 2 años cuando nos quedamos en el salón de masajes, yo apenas balbuceaba las palabras "mamá" o "kenny". Masaway-san, quién administraba el lugar se encargó de nosotros, sabía que si nos abandonaba a nuestra suerte probablemente no sobreviviríamos, y si nos llevaba a un hogar, seríamos separados y ciertamente no imagino una vida sin mi querido hermano, en definitiva el decidió criarnos aunque sabía que no era un lugar para nosotros.

Gracias a Kenny hacíamos dinero para poder comprar nuestras cosas, realizaba favores a las chicas y recibía los pedidos cuando Masaway-san no estaba. En el burdel nos daban un techo, crecimos escuchando gemidos y viendo cosas que un par de niños no debieran ver.

Aún así fuimos felices, las chicas me peinaban para ir a la escuela, a Kenny no se le daba bien esos asuntos, pero se esforzaba para tener todo lo necesario para que pudiéramos estudiar. "La escuela es muy importante para nuestro futuro mi pequeña lee"- decía Kenny cuando preparaba mi almuerzo del día - "eres muy inteligente y se que lograrás cosas grandes, siempre debes esforzarte mucho"- según mi hermano él no era tan inteligente como yo, pero siempre sentí que era un genio, rebuscaba oportunidades para ganar unos yenes y poder comprarme mangas o juguetes.

Todos conocen a mi hermano por ser una persona muy dura, se hace llamar Draken desde que conoció a Taka-chan, un chico de su edad que una vez trajo al burdel cuando huyó de casa. Ese día Kenny lo conoció en la calle, Taka-chan había estado realizando un mural a unas calles de la casa, a mi hermano le gustó tanto el dragón que le sacó una foto y se tatuó en la cabeza, desde ese momento intentó convencerme de decirle Draken, pero a mi nunca me gustó como sonaba.

En la escuela todos le temían a mi hermano, era el mas alto y fuerte, siempre se metía en problemas y golpeaba a cualquier persona que me molestase. Recuerdo la vez que se involucró con la pandilla que estaba bajo el mando del vecindario, liderada por Sameyama Ippa, fue un lío para él, pero desde ahí supe que deseaba convertirse en un Pandillero.

Mi hermano mide aproximadamente 1,85, es fuerte, y a la vista intimida a cualquiera, por el contrario yo, soy pequeña mido 1,54 y no intimido ni al gato del burdel que siempre me robaba mis dorayakis cuando tenía 5 años.

Pero era realmente fuerte, recuerdo que un chico del nivel de mi hermano, intentó quitarme una lapicera de Sailor moon que con mucho cariño Kenny me regaló para mi cumpleaños, se burlaba diciendo que era infantil, e incluso intentó romperlo, recuerdo haberlo oído decir -"acaso eres una niña llorona que no puede defenderse cuando su hermano esta cerca" - perdí el control, cuando reaccioné el chico estaba entre mis piernas, le había hecho una llave, lo estaba asfixiando, y tenía la nariz rota.

Fue la primera vez que Kenny me regañó, dijo que esas cosas las podía hacer él, que no era necesario que manchara mis manos de esa manera.

Cuando descubrí que mi hermano quería realmente ser un pandillero, teníamos 12 y 13 años, no quise quedarme atrás, a esa fecha no se conocía de mujeres que pertenecieran a las grandes pandillas de Japón, y decidí hacer algo para ganar mis yenes y lograr estar al nivel de mi hermano.

Después de la escuela tenía clases de artes marciales en un Dojo, pertenecía a una familia, el abuelo Sano nos enseñaba muchas cosas, y siempre me decía que a pesar de ser una niña tenía talento, y yo sólo pensaba "por ser una niña precisamente es que tengo mucho talento".

Fue en ese lugar donde conocí a mis mejores amigos, Emma Sano, una chica muy dulce y alegre, y Manjiro Sano, un chico realmente estúpido, ambos tenían un hermano mayor tan increíble como el mío Shinichiro Sano, aspiraba a liderar una pandilla como él y ser la pionera entre las mujeres.

Al tiempo Kenny conoció a Mikey en una situación un poco extraña, él no sabía que Mikey y yo éramos amigos, pues nunca llevamos a nadie a nuestro hogar, salvo a Taka-chan nadie conocía el lugar donde vivíamos.

Fue cuando Mikey liberó a Ken de esa horrible pandilla de mala muerte, pues Mikey era conocido en las secundarias de Shibuya como "El invencible Mikey", a mi parecer era demasiado para un niño que caía fácilmente en mi espectacular Hiza-jūji-gatame (o leglock).

Después de conocerse se hicieron inseparables, y al tiempo después Ken se enteró de mis clases de artes marciales y mi talento innato con las llaves. Pasábamos la mayor parte de nuestro tiempo con los Sano, siempre estábamos en el taller de Shinichiro, soñaba con que algún día montaríamos todos las increíbles motos que el hermano mayor de Emma reparaba.

Inevitablemente mi mejor amiga cayó profundamente enamorada de mi hermano, honestamente no la culpo.

Kenny siempre le demostraba al resto ser una persona dura como piedra, aunque en casa conmigo y mikey fuera igual que un dango, siempre le costó abrirse con Emma, pero nunca dudé de que él realmente la amaba, es más, guardaba siempre una pequeña foto que teníamos Emma y yo en su haori.

Leah RyūgujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora