Capítulo 12.

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Aquella noche, Kyuhyun tuvo un extraño sueño. Dos lunas completamente llenas iluminaban el oscuro cielo nocturno. Él las observaba desde la ventana de una habitación que era incapaz de reconocer. Apoyado contra el alfeizar, pudo apreciar perfectamente cómo una de las lunas, la que parecía estar más cerca, se teñía de rojo. Un rojo brillante espeluznante. Un rojo sangre.

Abrió los ojos, incorporándose con la respiración agitada. Se llevó una mano al pecho, sintiendo el rápido latir de su corazón golpear en el interior de su caja torácica.

―¿Qué pasa? ―la pesada y algo adormilada voz de Siwon sonó a su lado.

Kyuhyun giró la cabeza para mirarle, viendo como el mayor se incorporaba también en la cama.

―¿Estás bien? ―preguntó algo preocupado, pasando su mano por la frente del chico, apartando un par de mechones algo sudados de sus ojos.

―He... He tenido un sueño ―explicó el menor, tratando de normalizar su respiración.

―¿Una pesadilla? ―preguntó Siwon rodeando su cintura con un brazo, colocando su barbilla en el hombro del menor.

―No... Bueno... No sé ―confesó al final―. Sólo... un sueño extraño.

―¿Quieres contármelo? ―ofreció el mayor.

Kyuhyun negó.

―No, es igual, es una tontería. Vamos a dormir ―le pidió tumbándose de nuevo, arrastrándolo con él de vuelta a la cama.

Se acurrucó contra su pecho, escondiendo su nariz en él, aspirando aquella fragancia tan característica que el mayor poseía. Siwon lo rodeó con sus brazos y le dejó un suave beso en la cima de su cabeza.

―Duerme bien ―le deseó.

Pero Kyuhyun ya se había quedado frito otra vez. Siwon no tardó mucho más en seguirle.


Kyuhyun volvía a estar de morros sentado junto al trono de Siwon. Vale, sí, reconocía que tampoco es que le apasionara la idea de estar dando vueltas por el palacio sin nada que hacer, pero es que realmente estar sentado entre mullidos y esponjosos almohadones escuchando como su compañero únicamente trataba asuntos importantes con sus consejeros, tampoco es que fuera el mejor plan del mundo.

Siwon le oía resoplar frustrado y no podía evitar sonreír divertido en medio de la reunión que estaba teniendo con el Consejo Real. Sus consejeros le miraban un poco raro, pero le importaba poco, sinceramente.

Cuando al final la reunión terminó y los miembros del Consejo Real salieron de la sala, Siwon le miró:

―¿No puedes estarte quietecito ni un segundo? ―le preguntó al verle removerse entre los cojines, buscando una posición más cómoda.

―Es que me aburro ―respondió el menor viéndole desde abajo―. Vamos a tener que buscar algo que me tenga entretenido aquí abajo si pretendes hacerme asistir a todas estas reuniones pesadas tuyas ―le advirtió.

Y Siwon se echó a reír, ¿le había salido caprichoso encima?

―Ya te dije que puedes moverte libremente por palacio ―le recordó acariciando su cabeza―, no es necesario que te quedes aquí conmigo todo el día.

―Ya, pero tampoco tengo nada interesante que hacer por el palacio, le hizo saber. No es como si tuvieras una enorme piscina en algún lado o una sala de recreativos...

―¿Piscina? ―preguntó―. Hay una en el jardín trasero ―le informó.

Kyuhyun le miró sorprendido y después dirigió su mirada a Yesung, que permanecía parado frente a la pared detrás del trono.

Corvus & CygnusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora