Capítulo 4.

708 55 48
                                    


Cuando Kyuhyun abrió los ojos, sentía su cuerpo muy cansado y adolorido, concretamente su parte trasera ardía cómo nunca lo había hecho. Se sonrojó completamente al recordar a qué se debía ese dolor. Se acordaba perfectamente de todo, del sabor de sus labios, del tacto de su piel, de su placentero miembro moviéndose en su interior...

Sacudió la cabeza, queriendo eliminar esa imagen por el momento. Había cosas más importantes por las que preocuparse ahora. Como por ejemplo, descubrir dónde narices estaba.

Observó a su alrededor completamente perdido. Estaba en una habitación grande, muy grande. Se encontraba tumbado en una cama enorme, con suaves sábanas oscuras cubriéndole. Desde dónde se encontraba, podía observar una parte de la habitación dónde se hallaba un inmenso escritorio con dos butacas encarándolo y tras el cual se erigía una pared de estanterías repletas de libros. Por el rabillo del ojo podía apreciar el suave ondular de unas cortinas tras una ventana abierta. Giró la cabeza, queriendo mirar por completo la habitación, pero sólo le dio tiempo a ver cómo una puerta se abría antes de dejar caer su cabeza de nuevo en la almohada, cerrando sus ojos, fingiendo estar dormido.

―No quiero que entre nadie.

―Pero señor...

―Nadie, he dicho ―ordenó una severa voz.

―Sí, mi señor.

Kyuhyun oyó la puerta cerrarse y como unos pasos se acercaban hasta su lado. El colchón se hundió ligeramente junto a él. Oía una respiración a su lado y no pudo evitar encogerse un poco cuando sintió el contacto de unos dedos en su mejilla.

―¿Cuánto llevas despierto? ―preguntó.

Kyuhyun abrió los ojos al reconocer la voz, encontrándose con aquellos profundos ojos oscuros que había tenido oportunidad de ver a escasos centímetros de los suyos.

―Sólo unos minutos ―logró responder.

El desconocido le observó unos segundos y se inclinó ligeramente, Kyuhyun alzó la cabeza y estiró su cuello, recibiendo gustoso el beso que le ofrecían.

―¿Cómo te llamas? ―la pregunta del desconocido le hizo reír ligeramente―. ¿Es todo un poco surrealista, no? ―comentó el chico correspondiendo su risa.

―Un poco ―admitió Kyuhyun sonriendo―. Kyuhyun, me llamo Kyuhyun. ¿Tú?

―Siwon ―por fin podía ponerle nombre.

―Siwon... ¿hyung? ―preguntó no muy seguro.

―Veintitrés ―respondió el moreno.

―Hyung entonces ―afirmó Kyuhyun.

Siwon le miró curioso.

―Diecisiete ―respondió a su pregunta sin formular―. Recién cumplidos por cierto.

Siwon asintió y se quedó mirándole varios segundos en silencio. Kyuhyun sintió su corazón empezar a latir con fuerza y cómo su sangre se arremolinaba en sus mejillas ruborizándose al verse sometido a ese escrutinio.

El mayor estiró un brazo y pasó suavemente sus dedos por la mejilla del joven.

―Eres muy pálido... ―murmuró más para si mismo.

Kyuhyun cerró los ojos complacido ante ese contacto y ladeó ligeramente la cabeza.

―¿Qué eres? ―la pregunta de Siwon le obligó a abrir los ojos de nuevo―. No eres un corvus...

Corvus & CygnusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora