Capítulo 20.

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La oscuridad del cielo nocturno se cernía sobre la habitación de paredes de piedra caliza. Kyuhyun, sentado en el suelo, con la espalda apoyada contra el borde de un camastro, observaba las dos lunas llenas brillar en lo alto del cielo. Se levantó despacio y se acercó a la ventana, apoyándose con cuidado contra el alfeizar, pues la ventana no tenía cristal, observó cuidadosamente ambos satélites brillar llenos en un precioso blanco nacarado. Parecían tenerlo hipnotizado, pues no lograba desviar su mirada de ellos. De repente, la luna más grande, la más cercana, empezó a cambiar, tiñéndose lentamente de un rojo escarlata, parecía sangre goteando desde lo alto hasta cubrirla por completo. La sombra negra de un pájaro atravesó en dos segundos la luna que brillaba blanca, Kyuhyun la reconoció como un cuervo. Asustado, se apartó de la ventana y llevó su mano a su pecho, sintiendo la fría plata contra su mano. Agarró el collar que colgaba de su cuello y lo alzó para observar el cuervo sobre la estrella, sin embargo, el cuervo parecía llorar sangre, unas gruesas gotas sanguinolentas escurrían de sus pequeños ojos. Kyuhyun tiró del collar, arrancándolo de su cuello y lanzándolo contra el suelo. Y antes de que el repiqueteo del metal contra el suelo de piedra llegara a su oídos, Kyuhyun se percató de la sangre en sus manos. Las alzó viéndolas completamente manchadas de sangre, escurriendo por sus muñecas hacia sus brazos. Un quedo murmullo procedente de una esquina de la habitación, le obligó a voltear. Una extraña sombra llamó su atención y dio dos temblorosos pasos hacia allí, queriendo comprobar qué había en la esquina del cuarto. Un jadeo escapó de sus labios al ver un cuerpo tirado en el suelo sobre una charco de sangre, un cadáver junto a él. Se miró de nuevo las manos comprendiendo la horrible verdad que se cernía sobre él. Él era un asesino.

Y Kyuhyun se despertó gritando.

―¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?! ―Siwon se despertó sobresaltado por su grito, incorporándose rápidamente.

La puerta del cuarto se abrió de un portazo y sus guardaespaldas entraron en la estancia armados, escrutando la sala en busca de un intruso.

Kyuhyun temblaba asustado, su rostro, su cuello y su pecho estaban empapados en sudor, su mirada parecía perdida, desencajada y sus mejillas estaban manchadas de lágrimas.

Siwon rodeó su cuerpo con un brazo y le atrajo hacia él, llevando una mano a su mejilla limpiando el rastro de las lágrimas preocupado.

―¿Qué pasa Kyuhyun? Cálmate. No llores.

Kyuhyun negó entre temblores y se escondió en el pecho del mayor sin poder calmar su llanto, apretándose contra él, buscando la protección que los brazos del mayor siempre le brindaban.

Siwon le apretó contra su cuerpo y llevó una mano a su cabeza, acariciando su cabello con ternura, intentando tranquilizarlo. Lanzó una mirada a sus guardaespaldas, los cuales guardaron sus armas y regresaron al pasillo tras comprender el silencioso gesto del monarca.

Cuando la puerta se cerró tras ellos, Siwon trató de ver el rostro del menor, pero éste se apretó contra él, negando entre sollozos.

―Kyu... Tranquilízate, no pasa nada ―intentó calmarlo, frotando su espalda con suaves caricias reconfortantes.

Kyuhyun negó de nuevo, escondido todavía contra su pecho, llorando en silencio, cerró sus manos contra la espalda del mayor, intentando aferrarse a él.

―¿Has tenido ese sueño de nuevo, verdad? ―preguntó el mayor.

Kyuhyun asintió contra su pecho. Siwon podía sentir las humedad de las lágrimas del menor contra su piel y eso le estaba destrozando el corazón. Kyuhyun llevaba sin poder dormir bien más de un mes. Cada noche despertaba agitado después de uno de esos sueños que tan perturbadores parecían para él, pues el menor no había querido contarle de qué trataban nunca sus sueños. Y Siwon ya no sabía qué hacer. Antes, el menor se calmaba entre sus brazos y se volvía a dormir a los pocos minutos, pero esos últimos tres días a Kyuhyun le costaba recuperar el sueño y hoy parecía ser más grave de lo que él se esperaba. Ninguna noche el menor se había despertado tan agitado, ni tan tembloroso. Kyuhyun nunca se había despertado llorando.

Corvus & CygnusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora