Capítulo 26.

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Cuando Kyuhyun abrió los ojos, se encontró en una habitación que no reconocía. Sin embargo, al sentir la calidez de los brazos de Siwon a su alrededor, no le importó no saber dónde estaba. Lo que sí que le preocupó un poco fue el verse sin ropa, pues que él recordara, iba vestido antes de desmayarse.

―Por fin despiertas ―el murmullo de Siwon le obligó a alzar el rostro, encontrándose con aquellas profundas orbes oscuras observarle con preocupación.

―¿Cuánto he estado durmiendo? ―preguntó llevándose una mano a la cabeza. No le dolía, pero la sentía algo embotada.

―Un día ―respondió el mayor―, entero ―puntualizó―. Incluso hice al médico de la corte examinarte al ver que no despertabas ni a tiros.

―Ya... Bueno... Supongo que estaba cansado ―confesó Kyuhyun.

―Agotado, fue exactamente lo que dijo el médico ―señaló Siwon.

―Sí... Supongo que después de tres días sin dormir, se le debe llamar así ―aceptó el menor.

―¿Te encuentras mejor ya? ¿O quieres seguir durmiendo? ―preguntó.

―No. Estoy bien ―aseguró el menor.

―No estoy yo tan seguro... ―murmuró el mayor llevando su pulgar hasta el labio del menor, acariciando con cuidado la herida que allí tenía.

―Hyung, no es nada ―le restó importancia Kyuhyun―, es sólo una herida...

―No es sólo una ―negó Siwon, llevando su mano hasta su cuello, dónde un vendaje tapaba las señales que los dientes que aquel hombre habían dejado en su piel.

―Bueno, vale, no es sólo una ―aceptó―. Pero estoy bien, hyung. No le des más vueltas ―le pidió.

―¿Que no le de más vueltas? ―preguntó el mayor enfadado―. Es culpa mía que estés así Kyuhyun.

―Hyung, eso no es cierto ―negó el menor―. Nada de esto es tu culpa.

―Kyu... Yo sabía que te buscaban ―confesó―. Yo sabía que fueron los cygnus los que te atacaron en el bosque ―le hizo saber acariciando inconscientemente la cicatriz de la herida de bala de su cintura―. Y no hice nada para protegerte...

―¿Nada? ―preguntó Kyuhyun―. ¿Te parece poco asignarme un batallón de guardaespaldas que no me dejaban solo ni a sol ni a sombra?

―¿Lo sabías? ―preguntó sorprendido.

―Son muy silenciosos y casi invisibles ―aceptó―, pero no es fácil para quince personas pasar desapercibidas para la persona a la que protegen.

―En realidad eran veinte ―confesó el mayor.

―¡Oh! ―se sorprendió el menor―. Pues son mejores de lo que pensaba ―apuntó sonriendo.

―Kyuhyun esto no tiene gracia ―le regañó Siwon.

―No, no la tiene ―aceptó―. Pero no vale la pena preocuparse más por algo que ya está solucionado, ¿vale?

―No, pero...

―Nada de peros, hyung ―le cortó Kyuhyun―. No le des más vueltas ―le pidió y, acto seguido, le plantó un beso en la boca.

Siwon le correspondió no muy convencido todavía y Kyuhyun se encargó de profundizar el beso, moviéndose de su sitio en la cama hasta quedar sentado sobre las piernas del mayor.

―Kyuhyun, no ―negó el mayor agarrándolo de la cintura al ver sus intenciones―. Estás herido.

―Hyung, estoy bien ―aseguró Kyuhyun dándole otro beso en los labios, mirándole a los ojos―. Estos días han sido un infierno, hyung. Sin ti... ―murmuró el menor―. Yo... por favor, hyung... Hazme el amor...

Corvus & CygnusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora