Kyuhyun tenía la espalda recostada contra la pared de piedra de su nueva celda. Después de su charla con el rey de hacía ya dos días, le habían metido en otra celda, separado de Donghae. Estaba preocupado por el sirviente, puede que él tuviese cierta "inmunidad", él era consciente de que los guardias del palacio no podían tocarle un pelo sin encolerizar al monarca, pero Donghae no gozaba de ese "privilegio". Por lo que Kyuhyun sabía, el sirviente podría estar muerto.
Un escalofrío recorrió su columna ante ese pensamiento, haciendo tintinear la cadena que mantenía unido el grillete de su muñeca con la pared. Sí, esa era otra novedad, ahora lo mantenían atado.
Recostó su cabeza contra la fría piedra y cerró los ojos. Podía sentir su pulso latir en sus sienes, podía sentir el palpitar de su corazón retumbar en su pecho. Llevaba dos días sin apenas poder pegar ojo. El sádico del rey conocía muy bien los sucios trucos mentales. Le había dejado solo, en una oscura celda, dónde únicamente podía pensar y analizar una y otra vez su conversación con él, desesperándose cada vez más ante la incertidumbre. ¿Cuando iba a llamarle? ¿Cuánto tiempo le quedaba de vida? ¿Estaría Siwon realmente buscándole? ¿Le creería ya muerto?
En medio de su nube de pensamientos, alguien abrió la puerta de la celda. Al principio no le dio importancia, tres veces al día entraba algún sirviente del palacio a llevarle comida, pero cuando vio quién atravesaba esta vez la pesada puerta de hierro con una bandeja en brazos, tuvo que reprimir el impulso de pegar un salto, no le convenía que los guardias se enteraran de que conocía al sirviente.
―Déjale la comida ahí y sal ―ordenó uno de los centinelas al sirviente, pues el chico se había quedado de pie en medio de la estancia.
―Su Majestad me ha ordenado asegurarme de que coma ―respondió el sirviente―. Lo quiere con vida.
El guardia torció el gesto.
―Pues date prisa ―le apremió cerrando la puerta tras él.
Cuando el eco del portazo se silenció, el sirviente se volvió a mirarlo y sólo entonces Kyuhyun se atrevió a hablarle.
―¿Taemin?
El chico se agachó a su lado.
―Cuando me han dicho que estabas aquí, no me lo creía... ―murmuró el chico.
―¿Taemin qué haces aquí? ―preguntó en un susurro―. Tú... ¿te adoptaron, no?
Taemin era un niño que, como él, había vivido en el orfanato del señor Kim, sin embargo, Taemin había encontrado una familia que había querido hacerse cargo de él y le habían adoptado cinco años atrás. Desde aquel día, Kyuhyun no le había vuelto a ver. Tampoco es que hubiese tenido mucha relación con él durante su época en el orfanato, pero le sorprendía encontrar allí a alguien que le era un poco conocido.
―Sí ―afirmó el menor―. Me adoptó una familia de sirvientes del palacio ―le contó―, el año pasado empecé a trabajar aquí con ellos.
―Pero... eres muy joven. Deberías estar en la escuela, no trabajando.
Taemin le sonrió de lado.
―Digamos que llamé la atención de cierta persona poderosa... ―explicó el chico.
Kyuhyun le miró confuso, extrañado por sus palabras y por el tono resignado de éstas. En ese momento, reparó en las marcas rojizas que poblaban el cuello del menor. Abrió los ojos sorprendido y llevó una mano hasta allí. Taemin se apartó de él y se cubrió aquellas marcas con su melena rubia.
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Corvus & Cygnus
FanfictionEn un mundo paralelo en que la noche es decorada con dos lunas, un niño nacido a destiempo augura un mal presagio en el reino. Sus cabellos deberían ser rubios, sus ojos deberían ser grises. La oscuridad se cernió en su Nacimiento. En un reino dónde...