7.Siempre juntos

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Ben no quería soltarme, intentaba alejarlo pero no podía. Patalea e intentaba gritar pero una de sus manos cubría mi boca mientras con la otra intentaba controlarme.
En mi único intento clave mis uñas en su mejilla al mismo tiempo que mordía su mano logrando que me soltara y él se alejara maldiciendo por el dolor.
Rápidamente tome mi blusa colocándomela mientras corría hacía la puerta pero esta estaba cerrada. Ben me tomó por la espalda pegando mi rostro contra la puerta cerrándome de nuevo toda escapatoria.

—¿Qué te sucede?—le pregunte entre lagrimas.

—Tú eras mi boleto de salida y solo por un instante te volviste importante para mí pero tu me cambiaste por ese imbécil millonario—susurró furioso a mi oído.

—¿Boleto de salida?, ¿De qué estas hablando?—pregunte confundida y las lágrimas lentamente comenzaban a cesar.

—Hablo de que jamás te ame solo te quería usar pero ahora veo que tu tampoco me amaste tanto como decías—soltó aún más furioso.
Mierda aquello era como un balde de agua fría cayendo sobre mí porque a pesar de todo yo si lo amaba pero casarme con Andre fue una promesa que le hice a mis padres.

—Ben deja de decir ridiculeces yo se que tu me amas y yo te amo a ti —dije aunque aquello era mas para mi que para él porque una parte en mi quería creer que era mentira lo que había dicho.

—¡Eres la zorra barata que todos decían, eres un maldito blanco perfecto pero eres tan estúpida!–grito eufórico haciéndome cerrar los ojos fuertemente.

—Ben, cálmate —le pedí y no puede evitar mostrar mi miedo hacia él.

—La zorra millonaria que nadie quería– dijo tomándome por el brazo alejándome de la puerta y empujándome hacia la mesa.–Alaska Foster, mí quería novia.–dijo divertido.

—Ben, por favor, cálmate—le pedí intentando alejarme de él pero la mesa y su cuerpo no tan lejos de mí parecían acorralarme.

–Fue mi maldito calvario estar contigo como para que luego me desecharas como si fuera basura–reprocho furioso.

—Mi intención nunca fue esa—le dije y en aquel momento creó que estalló.

—Si no fuiste mía no serás de nadie —dijo para luego tomarme del cabello fuertemente y comenzar a besar mi cuello desesperadamente. 

—Aléjate de mí–dije pateando su entrepierna haciendo que se retorciera de dolor así que aproveche para correr hacia una de las habitaciones.

—¡No podrás escapar!—lo escuche gritar antes de cerrar la puerta pero aún así podía escuchar sus pasos cada vez más cerca.
Había un pequeño mueble al costado de la puerta así que lo empuje hasta posicionarlo frente a ella—¡Abre la maldita puerta, Alaska!—grito mientras la empujaba.

—¿Por qué haces esto?—pregunte entre sollozos haciendo que los golpes cesaron creando un silencio enorme donde lo escuche suspirar.

—Abre la puerta para que hablemos —propuso más calmado y por un segundo pensé en abrir pero sabia que no debía.

—No —dije firme. 

—¡Abre, maldición!—Grito de nuevo comenzando a golpearla.
Estaba a muy poco de abrirla así que camine hacia una de las ventanas e intente abrirla pero no pude así que la golpee con mi puño haciendo que se clavaran pequeños pedazos de vidrio en mi mano. La sangre corría por mi brazo pero eso no me impidió salir por la ventana y daba gracias a que la casa fuera de un solo piso.

Matrimonio por contrato|NO EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora