25.Hare que te pudras en el infierno

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Al salir del baño me coloque la pijama y me recosté sobre la cama dispuesta a olvidar y descansar pero era algo muy difícil ya que en mi pecho sentía una gran presión y en mi cabeza una gran culpabilidad, me sentía realmente mal

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Al salir del baño me coloque la pijama y me recosté sobre la cama dispuesta a olvidar y descansar pero era algo muy difícil ya que en mi pecho sentía una gran presión y en mi cabeza una gran culpabilidad, me sentía realmente mal.

—Se que te molestarás pero tengo que ir a la empresa—dijo Andre mientras se acostaba a mi lado y ni siquiera me había dado cuenta cuando entró.

—¿Sucede algo?—pregunte sin mirarlo.

—Se está derrumbando, desde tu accidenté todo se arruino estamos yendo a la quiebra—dijo así que voltee a verlo por un segundo y después regrese mi mirada al frente.

—Ve—fue lo único que dije así que él asintió y salió de la habitación.

Cerré los ojos y caí en el profundo sueño que esperaba.

————

Desperté de golpee ya que el día del accidente se comenzó a repetir una y otra vez en mi cabeza.

—Se le llama sueño postraumático—dijo una voz aguda frente a mi así que mire y ahí estaba él, sentado en el suelo frente a la cama.

—Era cuestión de tiempo para que vinieras—dije divertida.

—Esperaba a que despertarás y estuvieras sola para matarte con mis propias manos—comento mientras se ponía de pie así que hice lo mismo. 

—Yo esperaba a que llegaras—dije con odio.

—¿Me reclamarás por lo de tu bebé?—pregunto haciéndome enfurecer.

—No tenías derecho a hacer eso. El no habia visto ni la luz del día ni la maldad del mundo, el no tenia la culpa de nada y por eso haré que te pudras en el infierno, haré que te arrepientas por lo que hiciste—escupí con odio.

—Quiero ver que lo hagas—dijo burlón.

—Haré que odies haberme conocido, haré que odies tu maldita vida.

—Este es mi juego.

—Ahora yo también soy parte de el—dije mientras caminaba hacia él –porque no te quitas esto para poder vernos cara a cara—dije mientras trataba de posar mi mano en su rostro pero él tomo mi muñeca alejando mi mano.

—No te metas conmigo, Alaska—dijo así que sonreí—Te parece gracioso—dijo furioso así que mi sonría aumentó y su furia estalló, coloco sus manos en mi cuello y comenzó a hacer presión—Te dije que quería matarte con mis propias manos—dijo mientras apretaba cada vez más.

Matrimonio por contrato|NO EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora