11.Solo no te resistas

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Me beso y no supe como reaccionar, ¿Qué sucedía si no le gustaba como le regresaba el beso? o ¿Qué tal si se arrepentía?.

¡Mierda, deja de pensar! ¡Bésalo!

Sisisisi.

Al principio me resistí al beso pero después sólo me deje llevar.

Sus labios saboreando los míos mientras sus manos recorrían mi cintura.
Las manos me sudaban y el corazón me latía a más no poder.

Andre me miró y con una sonrisa volvió a besarme.

–Eres todo lo que quiero, corazón–susurro contra mis labios y sin poder evitarlo una rara sensación se apoderó de todo mi cuerpo.

Sus labios buscaron mi cuello comenzando a besarlo lentamente provocando que todo el cuerpo se me erizara, sus manos bajaron a mi trasero apretando fuertemente y por tanta sensación un pequeño jadeo escapó de mis labios.

En estos momentos estaba segura de todo lo que pudiera ocurrir por lo que lo tome de rostro haciendo que me mirara para luego besar su mejilla y tomar su mano lista para caminar escaleras arriba.

Al entrar a su habitación lo guié hasta sentarlo en la cama y mirándonos con tanto deseó uno del otro comencé a desabotonarle la camisa. Andre se puso de pie y se la quitó completamente para luego volver a mis labios y besarme tan lenta y dulcemente.

Me saqué el abrigo para que luego con su ayuda me sacara la blusa y en aquel momento creí que me pondría colorada pero la verdad era que nunca había sentido tanta seguridad como la de ese momento con sus  ojos clavados en mí.

Lentamente se agachó y al llegar a mi pantalón lo desabrochó para luego comenzar a bajarlo lentamente. Sus manos acariciaron suavemente mis piernas para poder sacarme la prenda cuidadosamente. Al quitármela volvió a mi y me miro de pies a cabeza para luego besarme y subirme a su torso, sintiendo mi peso como si fuera el de una pluma.

Me recostó sobre la cama y se acomodó entre mis piernas comenzando a dejar un camino de besos de mi cuello hasta el sujetador del cual saco uno de mis pechos y comenzó a lamerlo, mi cuerpo sentía una pequeña sensación de excitación pero lo que en verdad se apoderaba de mí era cuando lo mordía provocando que pequeños jadeos escaparan de mi boca.

Con ayuda de una de sus manos me quito el sujetador para besar mis labios y volver a bajar dejando otro camino de besos pero esta vez se detuvo en mi vientre provocando que la respiración se me comenzara a agitar y que cierto nervio se apoderara de mí.
Su mirada me busco durante un segundo para luego sacarme las bragas lentamente y de nuevo volver a mirarme.

Se paró de la cama para poder quitarse el pantalón y luego nuevamente se acomodó entre mis piernas. Beso mis labios y al sentirlo tan cerca el calor de mi cuerpo solo aumentaba.

–Dime si te duele–susurró contra mis labios pero yo solo asentí mientras forzosamente cerraba los ojos.

Lentamente sentí como comenzó a meterlo y quisiera decir que en ese momento nada dolió pero sería mentira, era como si intentara que meterlo fuera difícil, quizás eso era normal. Sin darme cuenta los gemidos comenzaron a escapar de mis labios por el creciente dolor fue entonces que de un solo movimiento lo introdujo en mí haciéndome gemir más fuerte.

Me preguntó que si quería que parara pero yo negué, al principio fue más dolor que placer pero a medida que se iba moviendo el dolor desaparecía y el placer se apoderaba de mi cuerpo haciendo a mis piernas temblar.

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—Naomi

Matrimonio por contrato|NO EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora