-Llegó por quién lloraban.- cerré la puerta a mi espalda.
-Tus chistes no tienen ni una pizca de gracia.- Nath se encontraba sentada en el sofá con una revista en mano.
-No me preocupa que mi gracia no penetre tu amargura.- me alcé de hombros y caminé hacia las escaleras.
Subí cada escalón en par y llegué a mi habitación entrando de inmediato. Dejé caer mi bolso y empecé a despojarme la ropa de Isa. Estando en ropa interior caminé hacia mi guardarropa. Extraje unos jeans oscuros y una camisa polo celeste. Me vestí con ella. Volví a colocar mis botas marrones en mis pies. Me dirigí al espejo cepillando mi cabello con mi mano, detuve la acción cuando me percaté que la gaza no la había cambiado en lo absoluto. Corrí hacia la mesita de noche abriendo una de sus gavetas y extraje un botiquín donde tomé una gaza con una cinta especial. Regresé al espejo que colgaba detrás de mi puerta.
Tenía que esperar cuatro días más para que los puntos en mi cabeza desaparecieran.
Quité la gaza que yacía en el lado derecho de mi cabeza tirándola a mi espalda. Pegué pequeños pedazos de cinta a la gaza que tenía en mano, y la coloqué con cuidado sobre los puntos.
Volví a cepillar mi cabellera, haciendo un partido de lado sobre mi cráneo, la mayoría de mi cabello cayó sobre la gaza nueva.
No me gustaba maquillarme, era muy corriente. No era algo que me llamaba la atención. Pero se supone que es una... Una salida de... De amigos y debería de estar un poco presentable. Corrí hacia mi tocador tomando el rímel y un labial color rosa. Cepille ambas pestañas con el rímel, y aplique labial sobre mis labios. Tiré ambos cosméticos en la cama, y caminé nuevamente hacia la mesita de noche tomando mi celular. Lo guardé en una de las bolsas traseras de mi pantalón. Llegué a la puerta abriendo y cerrando a mis espaldas.
Bajé con una amplia sonrisa los escalones. ¿Estaba sonriendo? Sí, estaba sonriendo. Amplié un poco más mis labios haciendo mostrar mis dientes. Esto debe tener una explicación, pero por el momento no quería saber cual era. Llegué a la superficie plana.
-¿Dónde piensas ir tan linda?- di media vuelta hacia mi izquierda donde se encontraba mi madre en el marco de la puerta de cocina.
-Voy a tomar aire...- sonreí alzando mis hombros.
-¿Sola?- caminó hacia mí.
- NO.- habló Nath a mis espaldas interrumpiendo mi respuesta.
-Ayleen.- llamó con un tono de voz exigente.
-Va con un chico.- Nathalie apareció a mi lado.
-No es así.- respondí entres dientes. Se alzó de hombros.
-Si no me cree puede ir a ver la camioneta que está a fuera.- dirigió a nuestra madre.
-Bien.- tenía que decir la verdad...- Es mi compañero de clase, estamos juntos en filosofía, el profesor Laz nos dejó una investigación juntos.- o casi la verdad. Me alcé de hombros.
-¿Anwar sabe?- ¿por qué tendría que saberlo?
-Siii.- alargue un poco la vocal.
-Con cuidado Ayleen, no qui...
-Gracias mamá.- la interrumpí con un abrazo. Deposite un suave beso en su mejilla. Despegue mis brazos de su cuerpo girando en dirección a la puerta.
-Ayleen no quiero que vengas tar...
-No pasará.- la interrumpí cerrando la puerta a mi espalda.
Se encontraba reposando sobre la puerta del piloto, observaba a su derecha. Tenía puesto unos jeans azul marino y una camisa negra de botones, sus botas eran del mismo color que las mías. Las mangas de su camisa lo quedaban apretadas debido a la hermosa masa muscular que poseían sus antebrazos. Me sentía un poco apenada. No sé que me sucedía en realidad. Caminé con la cabeza baja hacía él. Cuando llegue en frente de él lo observe con una leve sonrisa.
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BLACK EYES
ParanormalATENCIÓN: Esta novela la escribí cuando tenía quince años, por lo tanto, puede contener faltas ortográficas que aun no han sido corregidas, algunas contradicciones y poco desarrollo de los personajes. La revisión continúa en espera. Nerviosa abrí la...