24.-Mortal e inmortal.

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[La nota del final es muy importante]

Su mano izquierda se encontraba tensa sobre el volante, la derecha se apoyaba con fuerza en el cambio, y su pie derecho presionaba el acelerador.

Íbamos por una de las tantas carreteras que nos llevan a las afueras del pueblo. Desde que subí al auto nos inundó un silencio incomodo, y prefería mantenerlo así, porque en realidad la vergüenza me carcome. Me siento sucia, no me había comportado de esa manera en mi vida. Algo me descontrolo, algo me desconecto de la realidad me llevo a otro punto. Era como si me mente estaba siendo controlada, mandándole órdenes a mi estómago a sentir cosas que no debía, a mis piernas sentir cosquilleos, a todo mi cuerpo un deseo incontrolable. Mi mente solo pensaba en saciar la lujuria que tenia guardada. Definitivamente esa no era yo, jamás haría algo de tal magnitud. Tenía muy bien mi moral. Y no es que jamás haría algo así, porque si, ya lo había hablado con Isabelle. Pero me refiero a que no espere perder mis cabales frente a Anwar tan rápido.

Observé por el rabillo del ojo a Nathan, quien aún mantenía sus manos donde las observe anteriormente. El sol se ocultaba en las pequeñas montañas que rodean al pueblo, y el cielo está comenzando a tomar un color gris. Los arboles a mi lado pasan con velocidad. La carretera está poco transitada, lo que favorece a Nathan para arrancar el Mustang a su antojo. Me acomodé en el asiento ya que mi cuerpo se estaba yendo hacia abajo debido a la incomodidad que sentía, deseando que la tierra me tragara y me expulsara en otro lugar que no sea cerca de Nathan, Anwar o casa.

Me sentía decepcionada de mi, y no se si es decepcionada porque tuve una oportunidad y no la aproveche o porque Nathan me sorprendió con Anwar, o porque simplemente no debí de hacerlo y ahora me arrepiento como la más tonta e ingenua. Y empezaba a creer que esa voz que me hablo hace unas horas atrás tenía razón. Soy una completa y estúpida ingenua.

Inhale aire con frustración. En realidad estoy muy decepcionada, no se que pensara Raúl en estos momentos. Observe la poca claridad que nos ofrecía el cielo apoyando la cabeza en la ventanilla. Si Raúl me está observando desde alguna parte o lugar, solo deseo que me perdone. Que estos años han sido los más difíciles sin él. Que me he dejado llevar por carriles equivocados, y no puedo evitarlo por más que lo trate de conseguir. Tomé otra respiración llamando la atención de Nathan. Trague un poco de saliva, y el disminuyo la velocidad del Mustang.

-¿Crees en la mala suerte?- sus ojos me observaron por un momento para asegurarse de que había escuchado su pregunta. Asentí y los regreso de inmediato sobre el volante.-¿También en la buena?- asentí sin que me observara.-¿Crees en la casualidad o el destino?- asentí por tercera vez sin que él me prestara atención.-¿Crees en lo cruel y lo inmundo?- trague saliva. Sus preguntas me empezaban asustar.-¿Crees que existe Yahvé y el ángel caído?- su pregunta me ocasiono escalofríos. Envolví mi cuerpo con mis brazos.-¿Si lo crees?- sus ojos penetraron los míos exigiendo una respuesta.

-Si...-balbuceé.

-¿Crees que los ángeles habitan en la tierra?- sus preguntas me confundían.

-No soy muy religiosa...

-Esto no es sobre religión.- aseguro con tono autoritario.- Solo son preguntas, las cuales quiero respuestas. Respuestas concretas.- me observo con el ceño fruncido. Regresó al volante.

-No se...- alce mis hombros con inseguridad.

-¿No crees que habiten?- negué.-¿Y si llegase a ver?

-Eso es imposible.- respondí con el ceño fruncido.

-¿Qué lo hace imposible?- indagó de lo más divertido, como si estas preguntas fuesen chistes saliditos de revistas graciosas.

BLACK EYESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora