-Sí, Britt.- le recordé. Su expresión se relajó un poco, no del todo.
-¡Oh!- parecía comprender.- Britt...
-¿Tan mal está?
-Anwar no quiere hablar de ella.- alzo sus hombros.- Y lo comprendo, es algo que le duele.
-Entiendo.- asintió levemente.
-Te toca.- hablo con apenas una sonrisa.- ¿Tus padres?
-Mi madre y mi hermana son todo lo que me ha quedado.- Nathan me observo serio.
-¿Lo que te ha quedado?- frunció levemente su ceño.
-Mi hermano ya no está con nosotros.- sentí una punzada en mi pecho.
-¿Se casó?- dijo entre una risita.
-Con la muerte, yéndose a tres metros bajo tierra.- su sonrisa desapareció.
-¡Oh!- golpeo su frente con la palma de su mano.- Discúlpame...
-No. Está bien.- lo observé encogiéndome de hombros.
-¿Comes mucho?- cambió de tema.
-Algo.
-Espero y te devores todo lo que nos traen.- me dedico una sonrisa. Sonreí sin gracia.
En ese preciso momento una bandeja, casi de lo ancho de la mesa, fue depositada en esta. Observé anonada lo que contenía, habían trozos de carne, alitas de pollo, tocino, papas frita, ensalada, puré de papa, todo en abundancia.
-Claro que lo haré.- respondí con una sonrisa en mis labios. La sonrisa de Nathan se amplió tanto que hizo mostrar sus dientes.
-Aquí tienen el vaso con agua.- Junior depósito el vaso a mi lado.
-Gracias.- el asintió. Giro para retirarse.
-Provecho.-Nathan tomó una papa mientras guiñaba un ojo. Me sonroje un poco y lo imite con la papa.
[>>>]
-Adivino...- asintió sin despegar sus ojos de la calle.- Tienes cuarenta en cuerpo de diecinueve.- rió sonoramente.
-Error.- giró hacia la izquierda. Estaba a poco de llegar a casa y aun no adivinaba que edad realmente tenía, me le estaba poniendo difícil.
-¡Pero dijiste que tenías más de lo que me imaginaba!- recordé.
-No lo tomes literal Ayleen.- rió por lo bajo.
-Entonces tienes diecinueve.- negó sin observarme.
-Uno más.- sus ojos se dirigieron a mi rostro.
-Vaya...- exclame un poco asombrada.- Si que ya estas viejo.- reí levemente.
-Más que eso.- sonrió.
Detuvo el auto en la acera de casa. La lluvia había cesado y nuestra ropa aún seguía húmeda puesto que el clima no cambiaba, estaba nublado.
Nathan bajo rodeando la camioneta, abriendo la puerta del copiloto.
-Sana y salva.- fijo sus ojos en su chaqueta que estaba humeda. Apretujo sus labios a un costado de ellos. - Pero un poco mojada.- me alce de hombros.
-No es de gran importancia.- baje de la camioneta.
-Si no te resfrías no lo es.- cerró la puerta a mi espalda.
-No me voy a resfriar.- sonreí.- Espero que tampoco tu.- negó inmediatamente.
-No pasará.- aseguro.
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BLACK EYES
ParanormalATENCIÓN: Esta novela la escribí cuando tenía quince años, por lo tanto, puede contener faltas ortográficas que aun no han sido corregidas, algunas contradicciones y poco desarrollo de los personajes. La revisión continúa en espera. Nerviosa abrí la...