Cuando toque suelo firme manosee las bolsas de mi buzo para asegurarme si había guardado mi teléfono celular en una de ellas o solo fue una simple imaginación, pero no, mi celular se encontraba en la bolsa. Camine hacia el cuarto de cocina en busca de agua.
Ayer luego de que Isa me dejara en casa propuso la idea de hacer un par de compras, según ella para liberar el estrés acumulado que me causa estar rodeada de chicos raros. Acepte sin reproches, así que estaba esperando a que pasara por mi.
Atravesé el marco de la puerta y observé a mi madre comer un poco de cereal junto a un libro erótico. Fruncí mi ceño debido al asombro, ella al sentir mi presencia retiró por un momento toda la atención que le regalaba al libro para clavarla en mí.
-¿Y es qué uno no puede leer lo que se le antoje?- al escuchar la última palabra por mi mente pasaron imágenes indebidas acerca de mi madre. Sacudí un poco mi cabeza para deshacerme de las traumantes imágenes fugaces, y luego agite mis manos para simular disculpas.
-No he dicho algo.- me sentía avergonzada por capturar a mi madre en plena sesión erótica/imaginaria. Prosiguió con su lectura sin incomodarle mi presencia, y fui en ese preciso momento donde recordé dos cosas importantes; Mamá no lee, y mucho menos come cereal porque no es de su gusto. Fruncí nuevamente mi ceño colocando ambas manos en mis caderas.- Mamá, me puedes decir ¿por qué estás leyendo y por qué comes eso?- cerró el libro empujándolo un poco para llevarlo a un costado junta a la taza de cereal. Apoyó sus brazos en la mesa enlazando sus dedos, ladeo un poco su cabeza con una expresión seria. Sentía venir una reprimenda sobre mí.
-¿Crees que solo las adolescentes tienen derecho a leer?- tomó una pausa en espera de mi respuesta que no apareció.- Pues te equivocas.-observó de reojo el libro.- Yo también merezco a un James.- se escapó un sonido ronco de mis cuerdas vocales mientras acariciaba mi frente para comprender un poco la nueva faceta de mi madre. Observó nuevamente la portada.- Cartas de amor a Nora Barnacle es lo mejor que he leído.- anuncia orgullosa.
-Claro, es el primer libro que lees.- comento en voz baja.
-Creí haber escuchado eso.- sus ojos penetraron los míos, alce mis hombros, y camine hacia el fregadero, tome un vaso que se encontraba boca abajo escurriendo las gotas de agua. Giré el grifo permitiendo que el vaso se llenara de H2O.-¿Piensas salir?- la voz de mi madre emana de mi espalda. Cierro el grifo girando sobre mis talones con el vaso entre mi mano.
-Solo hacer unas compras con Isabelle.-viajo el vaso a mis labios para tomar un poco del contenido.
-Últimamente sales mucho.- cruza sus brazos.
-Eso se debe a que ya tiene alguien detrás de ella.- observé con lo más venenoso que cargaban mis ojos a Nathalie, que se encontraba recostada al marco de la entrada, muy divertida.
-No es de tu incumbencia.- recordé.
-¿Tu puedes interferir en mis asuntos y yo no, qué irónico no crees?- caminó hacia mamá tomando asiento a su lado.
-¿Alguien?- pregunta desconcertada.-Debo de conocerlo.- señala mi cuerpo.
-¿Qué?- formula sorprendida.-¡Mamá!
-Ella ya es mayor de edad, tu eres mi pequeña.- acaricia la mejilla de Nath, pero esta se aparta del roce rápidamente.
-Es increíble.- murmura mientras deposito el vaso detrás de mi.
Mi celular comienza a vibrar bajo mi buzo. Extraje el aparato observando el mensaje que se reflejaba en la pantalla. Isabelle está fuera de casa.
-Regreso luego.- anuncio de camino a la salida.
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BLACK EYES
МистикаATENCIÓN: Esta novela la escribí cuando tenía quince años, por lo tanto, puede contener faltas ortográficas que aun no han sido corregidas, algunas contradicciones y poco desarrollo de los personajes. La revisión continúa en espera. Nerviosa abrí la...