13.-Cordial invitación.

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Isabelle me prestó unos jeans rasgados con una camisa desmangada color rosa. No era mi estilo. En lo absoluto. Pero era lo único decente que encontraba en su guardarropa.

Observé mi reflejo por última vez en el espejo, tomé la chaqueta que yacía en el suelo y salí de la habitación.

-¿Van a desayunar niñas?- gritó la señora Sumpter desde la cocina.

-No mamá, se nos hace tarde. - grito a mi espalda Isabelle. Me tomó de la muñeca. - Regreso luego.- como de costumbre me arrastró hasta la puerta. Cerró la puerta tras nosotras.

La mañana estaba verdaderamente fresca. Los pajaritos nos dieron los buenos días, con su canto sonoro.

-Vamos, camina. - me golpeó el hombro. Avanzamos hacía la camioneta. Rodee esta y entre al mismo tiempo que Isa.-¿No hay interrupciones? - observó a ambos lados como loca, la imite para saber que buscaba.

-¿No?- ella negó. Encendió el auto y arrancó.

-Promete que no me regañaras.- soltó sin previo aviso.

-¿Que cosa?- no comprendía en lo absoluto.

-Es que...- dobló en una esquina.- Yo...- su estado de nerviosismo se transmitía a mi cuerpo.

-Isabelle, ¿que está pasando?- se detuvo en la luz roja de un semáforo. Jugó con sus manos antes de hablar.

-Paul y yo tuvimos relaciones. - amplié mis ojos. Ella me observó y al instante bajó su rostro.- Fue el día de la fiesta.... Después de la discusión... - me observó nuevamente. - Tenía que contentarlo, y no había mejor manera que esa.-me sonrió tímidamente.

Alguien hizo sonar su bocina desde atrás haciendo que Isabelle acelerara.

Aun no respondía ni con algún otro gesto. Su noticia fue muy impactante para mí. No creí que Isabelle fuera capaz de eso. O sea, sí, pero no de esa manera. Perderla para satisfacer a otro y no a ella misma. La virginidad era un tema que habíamos tocado muchas veces. Siempre llegábamos a conclusión de 'si la perdemos, tiene que ser porque lo deseamos desde nuestros adentros'. Y al parecer ella lo hizo por salvar su relación, no porque lo deseaba como lo habíamos acordado.

-Wow.- solté sin una pizca de gracia. La observé. Ella estaba muy concentrada en la carretera.

-¿Sólo wow?- preguntó sorprendida.

-¿Me dejas asimilarlo un poco más? - pregunté un poco molesta. Y no porque lo había hecho. Estaba molesta porque estoy segura que ella no lo disfrutó como lo planeabamos.

-Ayl. Fue mágico. - sonrió a penas.

-¿Mágico? - pregunté incrédula.

-¿Por que?- sus ojos se comenzaron a cristalizar.- ¿Por que lo dudas?- sus labios tomaron una leve curva hacia abajo comenzando a temblar un poco.

-Isabelle, orillate aquí. - sin dudarlo se acercó al borde de la pista saliendo de ella para estacionar la camioneta. - No llores. -observó directamente mis ojos. Quité unas cuantas lágrimas de su rostro.- Es solo que... ¿En realidad fue mágico?- Desvío sus ojos a otro lugar. Tomé su rostro entre mis manos para que me observara fijamente.

-Ayleen, estuvo bien.- solté su rostro cruzandome de brazos.

-Bien es poco. No fue lo suficiente.- escupí molesta.

-Para mí estuvo bien.- comenzó a llorar. Sentí pena profunda al ver que derramaba lágrimas por mi estúpida culpa.

-Ya.- llevé mis brazos hasta su espalda para encerrarla en ellos. Acaricié su cabello suelto.- En la otra, planealo mejor para que llegues al éxtasis como lo hemos acordado.-Asintió en mi hombro. Me aparté de ella.- Bien.- golpeé el tablero.- Haz correr a este muñeco que se nos hace mas tarde de lo habitual.-Me sonrió aun teniendo sus ojos húmedos. Encendió el auto y aceleró volviendo a entrar en la pista.

BLACK EYESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora