-No he dormido bien últimamente.- le comento un poco frustrada.
-¿La misma hora de siempre? -indaga Isabelle.
-Ni más ni menos.- suspiro.
-No crees que...- negué inmediatamente.
-No, no lo creo.- comenté con firmeza.
Era absurdo que por su mente aún atravesara la loca idea que Raúl me visitaba cada madrugada.
-¿Por qué estás tan segura?- rodé mis ojos de lo mas obvia.
-Bueno...- mi discurso fue interrumpido.
-¡Canastaaaa!- de un grito see levantó de la banca y aplaudió con orgullo.
Nos encontrábamos en la cancha del instituto viendo jugar a su querido novio, baloncesto. Y por supuesto, él acaba de anotar.
-¡Es el mejor!- se abrazó de alegría.
-Sí, claro, claro.- dije sarcástica.
Me observó con el ceño fruncido y tomó asiento a mi lado. Sonreí.
Las bancas que se encontraban en el otro extremo de la cancha estaban siendo ocupadas por dos chicos. No sabía que Paul tenía amigos fuera del equipo. Me pareció curioso.
Cabello castaño, ojos color miel...
-¿Qué tanto miras?
-A nada. - alce mis hombros.
-Claro.- su respuesta confirmaba que no me creía en lo absoluto. -¡Que guapo es!- exclamó dramáticamente, observando a los chicos frente a nosotras. Isabelle si sabía como causarme vergüenza.
-¡Shhh!- baje mi rostro - Sé más discreta.- dije en voz baja.- Espera... - la observé directamente a los ojos.-¿Cómo puedes decir eso? ¡Tienes novio!-le recordé.
-Solo dije que está guapo, no que me estoy imaginando con él en mi cama.- meditó lo que había dicho -Sí, en mi cama.- mordió su labio inferior. Golpeé su hombro.
-¡Ya!- regañe en voz baja.- ¿Cómo te atreves?- pregunte entre una risita.
-Cabello negro...-observé como examinaba a los chicos. -Esos ojos negro perdición.- comentó simpática. Su perfil me reflejaba una sonrisa pícara, la cual me parecía un poco desvergonzada debido a que su novio se encontraba a unos pasos de nosotras.-¡Oh mi Dios, no puedo creer esto!-movió mi pierna-¡Te está viendo!- chilló en voz baja.
Mis ojos viajaron hasta las bancas y observé al chico castaño. Él ya lo hacía, pero su rostro no tenía expresión alguna. Era como si detenidamente examinaba cada parte de mi.
-Cuanta seriedad. -murmura mi amiga, mis ojos llegaron hacia los de ella.- Una sonrisita al menos.- comentó jugando con sus cejas.
-No molestes.- comente entre una sonrisa. Observé nuevamente las banca, pero el chico ya no me miraba.
-¡Es todo un Ryan Reynolds!-suspiró mi amiga. Su patético comentario ocasione que frunciera el ceño y que mis ojos penetraran los de ella.
-¿Qué te pasa? -arrugue mi frente.
-Sí, definitivamente lo es. No importa lo que digas.- seguía con mi ceño fruncido.
-¡Él no es Ryan! ¡Estás loca!- acuse mientras me observó con su ceño fruncido.
-¡Es mío!- aseguró.
-No te lo estoy pidiendo.-comenté. Una última vez decidí observar las bancas, pero estas se encontraban desocupadas.
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BLACK EYES
ParanormalATENCIÓN: Esta novela la escribí cuando tenía quince años, por lo tanto, puede contener faltas ortográficas que aun no han sido corregidas, algunas contradicciones y poco desarrollo de los personajes. La revisión continúa en espera. Nerviosa abrí la...