11.-Persecución.

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No puedo pensar en tu tristeza porque te quiero alegre como el pájaro que cantaba esta mañana, te quiero con la sonrisa de un niño en los caballitos de palo, y quisiera que pensaras un momento en esto que nos causa daño...

Alguien golpeó mi puerta. Frunci mi ceño hacia ella.

-¿Que pasa?- la puerta cedió mostrándome a Nath. - ¡Yuju!- levante el libro que yacía en mis manos.- Me estás interrumpiendo.

-Luego sigues con tu lectura del siglo antes de Miguel de Cervantes.- ambas rodamos los ojos.

-¿Que quieres? - me crucé de brazos. Avanzó un poco hacia mi.

-¡Sorpresa! - Nath e Isa hablaron al mismo tiempo.

-¡Isabelle!- me levanté de la cama directa a los brazos de mi amiga.- Que bueno es verte.

-Digo lo mismo. Creí que me había quedado sin mi única amiga.- me separé de ella con una sonrisa.

-Hierva mala nunca muere muñeca.- cerré un ojo, haciéndola reír sonoramente.

-Bueno... Yo me voy. - Nath pasó detrás de la espalda de Isabelle para salir.

-Me tienes que contar todo.- se cruzó de brazos. Asenti.

-Vamos.- la guiñe para sentarnos en la cama pero no la moví. - ¿Que pasa?

-Aqui no.- me sonrió. - Cambiate. Te esperaré a bajo, y no tardes.- salió de mi habitación tomando el picaporte y cerrando la puerta tras ella.

Alcé mis hombres y me dirigí a mi guardarropa. Tomé una sudadera blanca con un jeans marino y mis casuales botas marrones. Me despoje de mi ropa y coloque, la que había tomado, en mi.

Mi cabello estaba suelto y una parte de el tapaba la gaza. Decidí llevarlo asi. Solo lo arregle un poco, haciéndome un partido de lado, dejando que la mayoría de mi cabello cayera encima de la gaza. Tomé mi perfume y me eché un poco de olor.

Salí de mi habitación trotando las escaleras.

-Estoy lista.- hablé a mitad de las escaleras.

-No quiero que vengas tarde Ayleen.- mi madre me tomó de la mano cuando llegué a tierra firme.

-No te preocupes, todo estará bien.- observé a mi amiga que se encontraba en frente de nosotras. - ¿Verdad Isabelle?- asintió.

-No tiene que preocuparse, solo tomaremos un poco de aire. Regresará sana y salva.- me observó para guiñarme un ojo.

-Pronto caerá la noche, es muy peligroso. - mi madre me daba una mirada de preocupación.- Pero si quieren un poco de libertad no habrá problema. - sonreí asintiendo.- ¿Llevas tu celular?

-Si mamá. - le mostré mi aparato en mano.

-Bien. Con cuidado, me llamas si se presenta algún inconveniente. - asenti. Besé su frente, como siempre lo hacia, y caminé hacia Isabelle.

-¿Nos vamos ya?- asintió.

-Nos vemos dentro de poco señora Way. Le marcamos si la camioneta se queda sin gasolina. - mi madre asintió. Tomé de la muñeca a Isa, arrastrándola a la puerta principal. Salimos de casa.

Me encontraba entusiasmada de ver a Isabelle. Me tenía mucho que contar, como yo a ella. Aunque en realidad no me encontraba segura de decirle que un tipo anda detrás de mi para acabar con mi vida. Y para comentarle eso, debía de contarle todo desde un inicio, la muerte del niño. Dar explicaciones con respecto a eso, era lo que menos quería. Amaba a Isa, mucho. Pasamos juntas lo restante de la primaría, y ahora que nos falta poco para culminar nuestro estudios académicos, no quería arruinarlo. Ella sabe lo esencial, mi tía y mi hermano murieron el mismo día en manos de unos tipos. Sabe que el tipo que me engendró es un maldito mal nacido. Pero no quería causar un escándalo, siendo ella la reyna del drama. Optaría por la mentira de Anwar. Caí por culpa de Wish.

BLACK EYESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora