Bajé el último escalón de la entrada. Todos salían apresurados para llegar hasta su auto.
Las clases se fueron de lo más rápido o eso me hago creer, ya que hoy hice la excepción de mi vida. No me perdí cada detalle en cada clase. Me concentré en cada palabra que los profesores decían. Y eso estuvo bien, mi promedio se elevaría a un 9.5, tal vez.
Anwar se encontraba recostado en un Kia Lotus Elan color negro. Su rostro ya no mostraba signos de maltrato. Los morados habían desaparecido como por arte de magia. Caminé hacia él con una sonrisa en mis labios. Tomó distancia del auto para caminar a mi encuentro. Salte en sus brazos rodeando su cintura.
-Al fin estas aquí.- grite de emoción mientras asfixiaba su rostro contra mi pecho. Su risa fue opacada por mi cuerpo.
-Al fin estoy aquí.- confirmo aun debajo de mi pecho.- Estoy aquí siendo asfixiado por tus lindos pechos.- me avergoncé tanto que mis pómulos adquirieron color.
-Lo siento, lo siento...- baje de su cuerpo cubriendo mi rostro con ambas manos.
-Ven acá.- tomo una de mis manos guiñándome hasta su cuerpo, donde lo rodeo con sus brazos.- Te eche de menos, ¿sabes?- negué.- Sí lo hice.- depositó un beso en mi cabeza. Sentí como acariciaba la gaza.- ¿Quieres deshacerte de eso ya?- asentí.
-Pero antes... ¿Dime como conseguiste quitar los morados de tu rostro?- lo observe con el ceño fruncido.
-Pomadas y esas cosas. Muy efectivas de hecho.- aseguró.
-Debería de tener un poco de ellas.- achine mis ojos.
-Te daré unas cuantas.- dijo entre una risita.
-Bien, vamos.- tomé distancia de su cuerpo y caminamos juntos hasta el Kia. Llegamos al auto, y entramos tomando asiento. Insertó la llave, movió un poco el cambio acelerando hacia su derecha para salir del estacionamiento.
-¿Sabes de él?- tragué saliva.
-Si...- observé la ventanilla de mi lado.
-Sus cosas aún siguen en casa.
-Creí que se había mudado.- seguía observando los negocios pasar a mi lado.
-También lo creí. Pero no me molesta que aun este en casa.
-¿Qué sucedió Anwar?- no pensaba observarlo, era muy cobarde para enfrentarme de cara a tantas cosas.
-¿Sabes la mínima paciencia que tiene un esquizofrénico?- negué sin importar que él me observara o no. Mi silencio dio por entendido que no tenía la menor idea.- Llegó a su límite, eso fue lo que sucedió.
-¿No crees que esa no sea la razón?- lo observé.
-Tal vez no, el porqué no lo tengo.- alzó sus hombros.
-¿No sabes si se encuentra en problemas?- por medio de su perfil observe como fruncía su ceño.
-¿Qué tipo de problemas?- rasqué la punta de mi nariz.
-De dinero o cosas ilícitas.- alcé mis hombros.
-No, no creo que sea alguna de esas.- detuvo el Kia en la acera de una clínica.- Llegamos.- bajó del auto. Rodeo este, llegando a la puerta de mi lado donde la abrió para permitir mi salida.
Baje del auto mientras Anwar se encargaba de cerrar la puerta. Tomó mi mano caminando delante de mi hacia las puertas.
[>>>]
-¿Tienes hambre?- depositó las llaves de la casa junto con las del auto en una taza de vidrio que se encontraba en la pequeña mesita junto a los sofás.
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BLACK EYES
ParanormalATENCIÓN: Esta novela la escribí cuando tenía quince años, por lo tanto, puede contener faltas ortográficas que aun no han sido corregidas, algunas contradicciones y poco desarrollo de los personajes. La revisión continúa en espera. Nerviosa abrí la...