Me levanté de la cama muy despeinada, había despertado porque bueno...debía ir al colegio. Me paré de la cama y entré al baño, terminé de vestirme. Bajé las escaleras y antes de salir por la puerta tomé una manzana de la nevera para después darle un mordisco y finalmente salir de la casa. Estaba caminando cuando sentí como alguien ponía su brazo sobre mi hombro, inmediatamente me vi de quien era: John.
-Buenos días amiga *dijo dándome un beso en la mejilla*
-¿Porqué tan feliz eh? *pregunté sonriendo*
-No lo sé, presiento que algo excelente pasará hoy. *dijo y sonreí*
-Te levantaste con el pie correcto *dije*
-Al parecer si. ¿Sabes? Estoy muy emocionado por la obra *dijo y yo sonreí*
-Yo también lo estoy, será increíble, te lo aseguro *dije sonriendo*
-Tengo hambre *dijo y sonreí*
-¿Por qué no desayunaste? *pregunté sonriendo*
-Iba a desayunar, pero te vi caminando en frente de mi casa así que salí rápido para llegar al colegio contigo *sonreí*
-Toma, tengo una manzana *saqué la segunda manzana que había agarrado de la nevera y se la dí*
-¿Cuántas semanas tiene ahí? Si tiene más de 1 no la como *lo miré extrañada*
-La agarré de mi casa, que asco *sonreí y se la dí*
-No es asqueroso, bueno...un poco *dijo y sonreí* ¿Haz pensado en Harry?
-Sí...mucho. Ayer recibí una caja de Rosquillas de chocolate.
-Espinillas *le di un golpe en el hombro*
-¡Lo mismo digo! *exclamé*
-¿Y tenías que pegarme? Estábamos de acuerdo en la misma cosa *dijo*
-Lo sé. Pero es que igual quería golpearte, no puedo creer que no te duela, tienes muchos músculos *dije riendo*
-Lo sé. Me ejercito demasiado *dijo con un todo de egocentrismo*
-Ay niño. La cosa fue que me comí todos las rosquillas, y cuando iba a botar la caja *suspiré, mirando a la nada* Estaba...estaba el anillo que me había regalado cuando me propuso ser su novia *dije con aquel tono de tristeza*
-Amiga...sé que Harry valió la pena, y mucho. Pero ahora pensar en él solo te lastima, creo que no deberías pensar más nunca en él *dijo, tenía la razón*
-Pero se me es difícil, yo aún lo amo *dije*
-¿Por qué lo amas si te hizo aquella horrenda cosa? *preguntó*
-John, un amor es un amor *dije, recordando las palabras que Harry me había dicho cuando hablaba de su ex novia*
-Entonces...¿Tiffany es un amor aún para mi? *preguntó*
-Aunque se me es difícil admitirlo, sí. Aún lo es *acepté*
Seguimos caminando a paso lento, hasta llegar al colegio. El timbre sonó justamente cuando John y yo entrábamos al salón de clases con la profesora Roth
-Buenos días estudiantes *dijo la profesora*
-Están muy lindas sus rosas profesora *dije admirándolas con amor*
-No son mías señorita *me miró* Son suyas *sonrió, yo me quedé extrañada* Tómelas, por favor *dijo*
Me levanté confusa de mi puesto que compartía con John al inicio de la fila. Me le acerqué al ramo de rosas, tomé la canasta que las sostenía para dirigirme nuevamente a mi puesto. John me miró sorprendido y yo le di la misma mirada. La clase pasó rápidamente, al igual que las demás, hasta que llegó el receso. Me dirigí al gimnasio, en donde estaban los jugadores de fútbol americano practicando. John y yo nos sentamos en las gradas, iba a leer la carta que este ramo de rosas tenía.
-¡Léela, léela, léela! –dijo John de insistente*
-Espérate. Primero y antes de leer tengo que prometer algo.
-¿Qué cosa?
-Que al leer esto no significa que por sus hermosas palabras volveré con Harry, el no se merece mi perdón.
-Tu y yo sabemos que primero si volverás con él, segundo, lo amas con tu alma, tercero que esta carta tiene hermosas palabras y cuatro que no eres...como decirlo, de esas chicas que aguantan años sin novio *dijo enumerándolo con las manos*
-¡Oye! Aguanté años sin novio
-A ver... ¿cuando?
-Pues...pues. Cuando nací.
-Eso no vale.
-Sí, sí vale porque estuve más de 5 años soltera, ah, ah. ¡Tómala! *sonreí* Bueno, bueno, debo leer esta carta ya.
Abrí la carta que se encontraba en la cesta de estas flores, suspiré antes de abrirla. Lentamente fui abriendo el sobre hasta encontrarme con una hoja larga, llena de palabras. La carta decía.
'Tu perdón no me pertenece, lo sé. Sé que en estos momentos me debes estar odiando por la cajeta de chocolates que te mandé ayer, ya que dices que luces fea con espinillas. Pero entiende que luces hermosa sin o con espinillas. También sé que amas el chocolate, por eso te lo envié. Como te lo dije en la carta de ayer. No puedo vivir sin ti. Tu y yo nacimos para estar juntos, y eso lo sé. Sin ti es horrendo, yo te necesito como los troncos a las hojas, como las plantas al sol, como el Canal de Panamá a la lluvia. Simplemente te necesito, estoy desolado. Por favor, perdóname y vuelve a mi'
Leí la carta para que John la escuchara, el me miró sorprendido, y yo simplemente le di una cara de que no sabía que hacer.
-Es cierto, Harry te necesita como el Canal de Panamá a el agua. *dijo John*
-¡Yo lo necesito a el también! *estallé en lágrimas*
-Ya...no llores. ¿Unicornios? ¿Y caramelos? ¿Pony's? *dijo John, empecé a reír aún llorando*
-¿Crees que Unicornios, caramelos y pony's me hacen más feliz? *pregunté sonriendo, aún con lágrimas en los ojos*
-No lo se, fue lo único que se me ocurrió.
El timbre sonó, nos dirigimos a nuestra siguiente clase. Las horas pasaron hasta el timbre de salida, John se iba a quedar en mi casa por un par de noches, ya que su madre y abuela habían salido de viaje. Al llegar a la casa lo primero que hice fue poner las rosas en agua, las miré un rato para volver nuevamente a mi habitación, vi como John se ponía la camisa blanca, viendo casi un poco de su torso formado. No sé porque pero imágenes depravadas se aparecieron en mi mente, ya saben. John y yo teniendo sexo. Cerré mis ojos fuertemente, y al parecer John lo notó. Se acercó rápidamente a mi, el creía que me iba a desmayar o algo así.
-¿Estas bien? *dijo, muy cerca de mi*
-Sí, creo *dije mirándolo fijamente, miré sus ojos marrones, me hipnotizaron*
-¿Segura? *preguntó, yo asentí*
Vi como bajaba su mirada hacia mis labios, los miró un rato para después irse acercando y besarlos. Le seguí el juego.