-¿Cómo? Se suponía que se iban en 5 días *dije*
-Me dejaron una carta, tome *me la entregó* Aún está forrada, nadie la ha abierto.
-Gracias señor Rizos Duros. Disculpe, ThickCurls *dije y me fui caminando hacia mi casa*
Al llegar a mi casa entré, vi a mis padres sentados en el sofá viendo televisión, estos me saludaron, pero simplemente los ignoré y me fui a mi habitación. A entrar a esta me senté en mi cama, abrí lentamente el sobre que contenía la carta escrita por mis amores, abrí esta lentamente hasta ver una sola letra que obviamente reconocería, la de Harry. La carta decía: '_____________(TN), nos hemos ido a Inglaterra hoy a las 6:00 de la mañana. No te hemos avisado no porque no queríamos verte, sino porque tenemos le necesidad de ver a nuestros familiares. Te extrañaré mi amor, pero no tengo la cara para mirarte. Los chicos dicen que te aman y que te quieren demasiado, y que de igual manera te extrañarán. Si logras leer esta parte de la carta, me gustaría que supieras cuanto te amo, y cuanto te extrañaré. Con amor, One Direction'
Las lágrimas caían como agua en cascada, en menos de 2 minutos ya tenía la cara llena de estas que caían por mis mejillas, mojando estas totalmente. Alguien abrió la puerta de mi habitación, vi a mi mamá entrando por la puerta lentamente, con rostro de preocupación.
-Bebé...¿estás bien? *preguntó mi madre caminando hacia mi con los brazos abiertos para cobijarme* ¿Qué pasó?
-Mamá...me siento, horrible. *la abracé con fuerzas, para después empezar a llorar más de lo que solía*
-¿Qué sucedió mi niña? ¿Por qué lloras? *preguntó*
-Harry...me dejó mamá. *lloré*
-¿Por qué te dejó mi niña? *preguntó*
-Tuvieron que volver a Inglaterra, y me dejó sin decírmelo.
-¿Entonces como sabes que te dejó? *preguntó*
-Porque fue una carta de despedida. Sé cuando te dejan y cuando no *dije*
-Lo siento mucho mi niña... *me abrazó* ¿Pero por qué lloras? Si irás a Inglaterra en cuatro meses.
-Lo sé mamá, pero yo estaré en Oxford, y el en Londres *dije*
-¿Y qué tiene mi niña? *preguntó levantándose* Igual se podrán ver.
-Yo no lo sé mamá.
-Mi amor, deberías dormir, estás muy mal. Te amo mi niña *me dio un beso en la frente y salió de mi cuarto*
Ella tenía razón, nos podríamos ver de todas maneras, pero hasta las ganas de viajar a Inglaterra se me fueron. Realmente no quería ni ver a Harry, quería perderlo de mi vida y escribirlo en la lista negra. Él no tuvo las agallas para terminar conmigo frente a frente, no tuvo las agallas y me lo escribió, haciéndome sentir mucho peor. Me recosté en la cama, tratando de olvidar aquellas palabras escritas por el amor de mi vida, lo cual fue imposible. Me levanté de esta y entré a la ducha, tomé unos 45 minutos de mi vida dentro de ella aquel día, tratando nuevamente de olvidar todo. Salí de la ducha cuando los 45 minutos pasaron, me enrollé en una toalla y me senté en la cama, tomé mi rostro con mis dos manos y suspiré fuertemente, aclarando un par de cosas. Iría a Inglaterra para estudiar, no para ver a Harry. Estudiaría para mí, no para sorprender a Harry. Conocería nuevas personas, no para darle celos a Harry. Tenía que tener muchas cosas claras, nada sería por Harry. Busqué una pijama que ponerme, la saqué y me la puse. Estaba un poco deprimida y no quería que alguien llegara a darle un remate de mi tristeza. Escuché dos toques en mi puerta, suspiré harta y dije:
-Pase-. Era Melanie, quien traía un plato plano y tres pizzas sobre el. La miré fijamente y sonreí, jamás había visto aquel tono de amabilidad en ella.
-Mi mamá me contó lo que pasó con Harry...lo siento *dijo abrazándome*
-Ya no importa, ya pasó.
-Te traje la cena, pizza de queso *dijo sonriendo* Espero que la comas. No pagué 23 dólares por una pizza familiar por el gusto.
-No te preocupes, la comeré *sonreí y ella se levantó de la cama para irse* Melanie...
-¿Si?
-¿Alguna vez te has sentido como me siento yo en estos momentos?
-Muchas veces hermanita...muchas veces. Aliméntate *sonrió y se fue de mi cuarto*
Comí las pizzas de queso con gusto, empezaba a sentirme mejor de lo que antes me sentía. Agarré mi teléfono celular y empecé a revisar todo, no tenía ninguna llamada de Harry ni un mensaje. No quisiera llamarlo, quiero que el me llame a mí primero. Quise llamar a Liam, así que marqué su número, segundos sonando y finalmente contestó.
-¿Halo? *escuché la voz de Liam y un sonido en el fondo*
-Hola...Liam *dije*
-Oh, Elle *escuché como le subía el tono de voz al mencionar mi nombre* ¿Cómo estás? *preguntó*
-Pues...algo bien. ¿Por qué no me dijeron que se iban? ¿Por qué me dijeron que se iban en cinco días y se fueron hoy?
-Lo lamentamos demasiado Richelle, teníamos que irnos porque nuestras familias nos extrañaban.
-Lo entiendo, pero por lo menos pudieron llamarme.
-Te dejamos una carta.
-Una carta en la que simplemente hablaba Harry haciéndome llorar.
-Lo sentimos, creímos que escribiría algo por todos.
-Escribió que me extrañarían, pero solo eso. Lo demás era un arma mortal.
-Perdónanos Elle, en serio te extrañaremos *dijo, creí escuchar que su voz se quebraba* Estamos en el avión ahora mismo.
-¿Dónde están los demás Liam? *pregunté*
-Están aquí, conmigo *dijo*
-No quiero que llores, Liam. No te culpo de nada, simplemente me hubiese gustado que ustedes...
-Lo sé, que te hubiéramos llamado por lo menos. Lo sentimos demasiado Elle.
-No te preocupes Liam, tengo que cortar, quiero dormir. Adiós, Liam *dije y colgué con todo el dolor en mi alma*
Aunque siempre hablo de Harry, sigo amando a One Direction. Me recosté esta vez sí en mi cama tratando de conciliar el sueño, cerré los ojos por unos minutos, pero después los abrí nuevamente. No podía dormir, y mucho menos con aquel dolor profundo que aún habitaba en el lugar más profundo de mi corazón. Tuve que levantarme de la cama y empezar a dar vueltas al rededor de toda mi habitación. La puerta de mi habitación se abrió, y mi padre entró después de que esta se abriera completamente.
-¿Qué pasa hija? ¿No puedes dormir? *preguntó mi padre*
-Para nada papá, no puedo dormir.
-¿Por qué? ¿Por lo de Harry? *preguntó sentándose conmigo en la cama*
-Creo papá.
-Mira bebé, el amor es así. A veces se debe ir, y a veces vuelve. No quedarás sola hasta que mueras mi bebé, siempre habrá alguien con quién puedas compartir el resto de tu vida.
-Gracias papá *lo abracé* Ahora trataré de dormir.
-Está bien mi niña, te dejaré sola *dijo y se fue*