This is gonna hurt [2nd Season/TERMINADA]

Scene eighteen.

Scream my name, bitch.

Part II.

Abrí los ojos poco a poco hasta poder visualizar mi entorno, la cabeza me daba vueltas, dolía como los mil y un demonios, la pesadez de mis párpados era inmensa, el olor del cigarrillo y alcohol que formaba parte del mismo sitio en el que me encontraba, embriagaba en demasía que literalmente podía hacerte efecto.

Estaba amarrada de las muñecas y tobillos a una cama matrimonial, con un trapo en la boca impidiéndome poder pedir auxilio, ¿en dónde mierda estaba? ¿Y José? ¿Qué era de él? ¿Cómo estaba? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me encuentro aquí? Entre otras interrogantes venían a mi mente muy apenas, no pude reprimir las lágrimas, mierda, era inútil hacerlo en una situación como esta, quería gritar, huir pero me era estúpidamente imposible; había sido secuestrada por unos tipos que en mi vida llegué a ver, cabe añadir que ni la maldita cara pude verles por esos jodidos pasamontañas. ¿A qué se debía esto? ¿Qué había hecho para merecer estar en esta situación tan jodidamente horrenda?

¡¿Qué clase de karma era este?!

El nombre de mi ex novio tras las rejas fue lo primero que se me vino a la mente ¿acaso él...? Pero ¿cómo? Si estaba cumpliendo su sentencia al pie de la letra como bien se le dijo, a menos que haya llegado a ser capaz de escaparse, ya saben, como lo hizo "El Chapo". Lo crean o no. Carajo, honestamente no podía pensar con claridad, en el sentido de que por una sola idea, terminase con una teoría bien desarrollada acerca de esto, y no, me estaba costando trabajo, más por no saber en dónde me encontraba y quien fue el imbécil al que se le había ocurrido, lo peor de todo es que me encontraba únicamente con mi ropa interior color crema que de cierto modo no podía percibirse así gracias a las luces tenues de tono rojizo.

¿Tienen idea de lo incómodo y horrible que se sentía? Probablemente.

Pareciera que me hubiesen "hospedado" en una habitación para putas, la sensación desprendida de aquí era de lo peor, más estando sola. El rechinido de la puerta al abrirse lo oí inmediatamente, dirigiendo mi mirada hacia allá, sólo pude visualizar un cuerpo robusto y un tanto alto, estaba de perfil. Me dio más miedo, tanto que mis ojos casi se salían de órbita.

¡¿Quién carajos era ese tipo?! ¿Qué quería de mí? ¡Maldita sea, necesito respuestas!

—Pensé que mis secuaces bromeaban cuando me dijeron que por fin te habían capturado— musitó desde la puerta cabizbaja. Esa voz... de algún lado la escuché, pero no estoy segura—. Al parecer me equivoqué. No sabes lo feliz que me siento de tenerte aquí muñequita, más porque podré hacerte lo que me plazca y ¿qué crees? ¡Nadie podrá impedirlo! Já, estás frita cariño, eres y serás mía desde ahora, te guste o no— añade posicionándose frente a la cama, alza la mirada, surca una amplia sonrisa y se despoja de sus gafas de sol.

No pude creer lo que estaba viendo.

Era... el psicótico fred.

Empecé a sudar de los nervios y miedo a la vez, esto lógicamente acabaría mal, en algo que en vano sería si terminaba pidiendo ayuda, nadie me escucharía, nadie me salvaría. Me removí como una desquiciada con la esperanza de poder por lo menos desamarrar un poco las sogas pero no, estaban tan bien sujetas que hacerlo, no valía la pena.

—Siempre me gustaste— confiesa acercándose a mí, desabotonando botón por botón de su camiseta—, desde el momento que cruzaste aquella puerta con tu mejor amiga porque recién llegabas de tu viaje para hospedarte en su departamento, empezarías tu vida independiente, te juro que me enamoré o bueno... me llamaste la atención, luego me gustaste y terminé enamorado de ti. Hasta que te vi con ese imbécil con el tamaño de un poste de luz, tan amorosa, cariñosa, cuando en realidad quien debía estar contigo era yo— ¿y éste de qué di...? No, ¿él también soñó lo mismo? Demonios ¿qué sigue?—. Pero tuviste que despertar y estropeaste mis planes, hasta que... te volví a ver, fue ahí cuando me di cuenta que nada había acabado aún; eso no es todo, te vi irte con ese infeliz de nuevo, por suerte me di la tarea de investigar sobre él, a donde te llevaría, entre otras cosas, no sabes lo mucho que pensé en poner en marcha este plan, hasta que supe de su dichosa cena. Al muy "ingenioso" se le ocurrió pedirte que fueses su novia por medio de eso, qué patético ¿no se le pudo ocurrir algo mejor?, en fin eso es lo de menos, vine a cumplir con mi deber y a que tú cumplas con lo que diga o si no, date por muerta— esto tenía que ser una puta broma, justo lo que menos pensé, estaba sucediendo, el maldito loco de fred haría de mí todo lo que le placiera hasta cansarse sin que yo pudiese defenderme.

Cuanto no deseé que esto se volviese a tratar de un estúpido sueño, já para mi desgracia ya no lo sería nunca más, estaba en la realidad y debía asumirla por mucho que doliese, pero no me sentía cómoda, esto en serio no podía estar pasando; eso no era todo, aquello de que José me iba a pedir que fuese su novia, me llegó al alma y rompió mi corazón en pedazos por el hecho de que yo no estuve ahí para escucharlo, para ver su precioso rostro, su reacción tras haberle dado el "sí". En serio ¿por qué no morían este tipo de personas? Le harían un enorme favor al resto, de verdad ¿quién diablos los hizo sufrir tanto como para tomar venganza o desahogar el coraje con personas inocentes que no les han hecho nada en absoluto?

Ver su asqueroso cuerpo desnudo frente a mí es de las cosas más horribles que he podido ver en toda mi vida, empezaba a sentirme sucia cuando sus manos desesperadamente querían deshacerse de mi lencería hasta no tener nada, tragué saliva, no podía dejar de llorar, esto era un martirio, una pesadilla. Me quitó el trapo que tenía en la boca, justo ahí pude gritarle que me dejase en paz, que me dejase libre, incluyendo una buena lista de groserías y uno que otro comentario desagradable sobre su persona pero el muy cínico se reía en mi cara como si de un chiste se hubiese tratado, recibí una bofetada de su parte pidiendo que me callara pues no iban a servir de nada mis gritos de auxilio si nos encontrábamos lejos de la Ciudad de México y que nadie vendría por mí, que lo quisiera o no, trabajaría para él o sufriría las consecuencias.

La primera de todas: matarme sin dejar rastros de mi paradero.

—Grita mi nombre, perra.

Fue lo último que escuché salir de su boca...

[...]

Estaba encerrada en el mismo sitio, en posición fetal, llorando sin consuelo, sintiéndome la peor persona del mundo, tan sucia... podrida... usada y todos sus derivados, aquel infeliz me había violado, tanto forcejeé para evitarlo y de tal modo poder huir, por desgracia el intento fue fallido, me golpeó, rasguñó, como si hubiese sido su maldito juguete para saciar esos ratos de calentura, no quería ni siquiera verme al espejo y darme cuenta del horrible monstruo que era por esas heridas.

Tenía que buscar la forma de salir de este lugar aunque me costara la vida, no podía seguir aquí y mucho menos tener que trabajar acostándome con cualquier pelafustán que entrase a lo mencionado con tal de tener su rato de placer que bien sus mujeres se lo pueden dar y no alguien como yo ni el resto de las que se encontraban acá sufriendo.

Los vagos recuerdos de los felices momentos que había pasado con José al vivir a su lado en el mismo departamento, vinieron a mí para atormentarme, hacerme saber que era lo peor que podía existir en este planeta.

Y que había roto nuestra promesa.

—Perdón por haberte fallado José, no era mi intención... lo juro...