Scene forty five.

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Do you love me?

Llegó a casa, todo estaba completamente oscuro, Layla estaba durmiendo plácidamente en su cama que ni con el ruido más minúsculo podía despertar, se miraba tan tierna, tan dulce, tentándola a tomarle una fotografía que después no dudaría en compartir en instagram. Fue hacia la recámara, supuso que tal vez ahí encontraría a José dormido pero vaya que se le hizo extrarño no verlo, parece ser que, estaba sola, él se había ido ¿a dónde? No tenía remota idea de ello, la preocupación por poco se apoderaba de ella para atormentarla con pésimos pensamientos pero pudo controlarse, es decir, él regresaría en algún momento ¿no es así?

Se recostó en la cama, cansada, suspiró y en un instante se quedó sumergida entre recuerdos, incluyendo aquel sueño... Esto le parecía hasta cierto punto irreal, volviéndola por escasos segundos algo escéptica. Estaba analizándolo todo, el cómo es que se tomó la decisión de venir acá, la mudanza, el acomodar sus cosas, sentirse tan cómoda en el departamento y de pronto es que lo vio a él.

El hombre de su vida.

Es que no parecía verdadero, temía tanto que aunque le hayan recalcado tanto que esto ya no era más un sueño y que ahora se trataba de la cruda realidad, lo fuera ¿qué sería de ella? ¿Qué pasaría con él? ¿Y su historia? Tal parece que eso ya jamás volvería a resurgir, sería inexistente, cada quien se dedicaría a su vida haciendo lo que más les gusta, encontrando a alguien que realmente se preocuparía por ella, alguien con quien haría su historia, llena de aventuras, altibajos, buenos momentos, experiencias, de casi todo (porque aquí se exceptuarían un par de cosas para nada prudentes) hasta llegar a ser ancianos.

Pero ¿cómo iba a ser capaz de ello? ¿De qué manera lo lograría si tendría reinando en su mente a aquel pelinegro de metro noventa? Y no nada más ella, también él iba incluido ¿él qué haría?; iba a ser difícil tener que recorrer el camino en el desierto para llegar al otro lado sin debilitarte, sin tener a alguien quién se apodere de cada uno de tus pensamientos. Aunque hasta ahora, por un momento eso era lo de menos.

Lo que no lograba comprender era: ¿Por qué mediante un sueño tuvo que comenzar su historia? ¿Por qué no pudo ser en persona viviendo en la misma ciudad? ¿Qué clase de mensaje intentaba brindarles a ambos?

Es que por más que quería profundizar, ya no podía y eso la inhibía en totalidad, logrando al final, que no pueda comprenderlo. Sabe que hay una razón por la cual surgió y es que aunque suene descabellado, es como si ese mismo, alguna vez, muchísimo antes lo vivió, donde conoció a José. Porque de una forma u otra, sentía que lo conocía de toda la vida y vice versa.

Esos sueños eran la clave, sólo era cuestión de ir más allá hasta por fin encontrar respuestas cuyas obtendría de sólo concentrarse.

No por nada acabaron conociéndose en un evento mediante un sueño y que en la propia realidad así lo fuera, tampoco cada uno de los sucesos ya ocurridos tanto ahí como aquí. Esto era un rompecabezas que a cada paso que daban, se armaba y dentro de poco, estaría completo.

Lo sabía.





El ruido de las llaves al dejarlas sobre la mesa la sacó con rapidez de toda esa "revoltura", más porque Layla empezó a ladrar, no se alarmó tras ver a José sentado en el sofá pequeño con sus codos sobre los muslos y las manos cubriendo su cara por completo, había llegado agitado, pudo notarlo por la respiración, como si esperaba a que se regulase en cualquier instante. Ella simplemente se le quedaba viendo fijamente, esperando a que éste descubriese su rostro y la viese también pero no ocurría.

—¿Qué necesitas?— le cuestionó él aún con la cara cubierta por sus manos, su voz sonaba ronca que erizaba la piel.

—¿Estás bien?— respondió con aquella interrogante, la voz le tembló al hacerla, temía tanto a que él estallara y todo acabase desahogado en ella, aunque no lo creía tan capaz de, al contrario, él seguramente lo reprimiría para irse a otro lado en donde dejarlo fluir.

This is gonna hurt [2nd Season/TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora