Capitulo 5

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Ha pasado una semana de la partida de mi cuñado. Yo estoy que exploto. Regna me lleva al borde de la locura con sus malditas hormonas. La quiero pero como siga así, la amarro y no la saco hasta que de a luz.

-Ángela traeme agua, por favor.- Me grita desde el sofá.

Le sirvo el tercer vaso de agua y se lo llevo.

-Está muy fría. Calientala un poquito.- Me dice después que se toma un trago

Meto el vaso en el microondas 10 segundos y se lo llevo.

-Gracias, hijita.- Regna me trata como su hija, ella es la mejor hermana/mamá del mundo.

-Tengo que ir a la universidad a buscar unos papeles. ¿Te encuentras bien?- La observo Atentamente. No está pálida.- Anda a cambiarte. Vamos.

-No, yo me quedo.- Me dice seria.

-No, tu te vienes conmigo.

-¿Quieres darme órdenes?, yo soy tu hermana mayor.- Me deja perpleja y se cruza de brazos.

-Entonces no iré, no pienso dejarte sola.- Digo con un suspiro.

Nos ponemos a ver Buscando A Nemo. La hemos visto un millón de veces, pero no nos cansamos de ella.

- Hijita, ve a buscar los papeles. Tienes que estudiar.- Me dice y pone cara de perrito. Intenta convencerme.

-Ya te dije que no te dejaré sola.- Le digo firme. No pienso ir.

-¿Quieres que se me suba la presión?, eso no es bueno en mi estado. No discutas conmigo y haga caso.- Me dice apretando los dientes.

-Eso es jugar sucio.- La miro entrecerrando los ojos.- Eres una chantajista emocional.

Ella ríe y yo voy a buscar mi bolso. Cuando estoy apunto de irme le digo:

-Si tienes ganas de parir o te duele algo, me llamas. No me llevo el carro, prefiero ir rápido en taxi. Me llamas, ¿segura que no quieres ir?.- Le pregunto con la esperanza de que recapacite.

- Estas siendo paranoica, todavía me faltan dos semanas. Te prometo que te llamo.- Se ríe ligeramente.- Mientras más tardes en irte, más tarde vendrás.

-Ya me voy.- Gruño.

Cuando llego a la universidad le envío un mensaje a mi testaruda cabezona

¿Todo bien?

Tarda 2 minutos en responder. Demasiado tiempo.

Siii, todo bien. Bubalú quiere chocolate. Besooos.

Pongo los ojos en blanco y camino a buscar los papeles para irme de una vez. Cuando salgo del departamento de evaluación donde me dejaron los papeles, estoy metiéndolos en mi bolso y tropiezo con una espalda grande y se me caen algunas hojas.

-¡Ops!, disculpa.- Me agacho a recoger las hojas, pero no llego a coger ninguna. Unas fuertes manos me cogen por la cintura y yo creo morir cuando siento que se me eriza la piel. Por favor que no sea él.

-Dejame a mi.- Dice y yo quedo como una imbécil observándolo. Me entrega las hojas y las meto de cualquier manera en el bolso.

-Gracias.- Digo.

Me encamino rápidamente a la salida más cercana, y me cogen de un brazo. Maldita sea con este hombre. No entiende que al ponerme las manos encima me convierto en gelatina.

-¿Adonde vas tan apurada?.- Me pregunta frunciendo el entrecejo.

- Eso no es asunto tuyo.- Le digo todo lo firme que puedo.

Tuya. Pero cuando yo quieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora