Capítulo 19: Rompecabezas

5.4K 509 154
                                    

— ¡Rápido Johnny!—le gritaba Elizabeth llegando al jardín de la residencia.

Minutos antes, habían corrido por toda la calle contando casas, tratando de encontrar la número diez, donde el sujeto de la próxima fotografía se suponía que se cumpliría. Sus corazones latían a mil, teniendo sed de revelar la verdad. Con el tiempo, habían aprendido que él mismo no era para nada inocente, algo los aprisionaba. Al llegar a la puerta, Elizabeth trató de empujarla, pero su fuerza no era suficiente como para abrirla.

— ¡Señor, señor!—gritaba golpeándola.

Pero nadie contestaba, ni una pizca e insignificante señal de que se encontrara adentro, o por lo menos, que siguiera con vida. No aguanto más sus ganas, y dio la vuelta a la casa, buscando una posible entrada.

—Elizabeth ¿Qué haces? —Johnny al ver que dio la vuelta a la casa, le siguió el paso detrás.

Los segundos pasaban, y cada vez que lo hacían, la probabilidad del que el hombre que se encontraba dentro podía morir, incrementaba. Giró casi llegando a la puerta trasera, y pudo divisar en lo alto de la pared, una ventana que comunicaba a la cocina. El problema era que la única manera de entrar por allí, se trataba simplemente de escalar, pues la altura de aquella ventana era algo significante.

— ¡Ayúdame Johnny! —se le ideó una hazaña en la cabeza—. Junta tus manos, y después de que suba a ellas, las impulsas hacia arriba.

Y así lo hizo. Sus palmas fueron capaces de sostener el peso de Elizabeth, para que ella asomara sus manos por la rendija de la ventana, y después ayudarse de ellas para impulsarse y caer al otro lado: en la cocina. Johnny quedó afuera, tratando de saltar para subir por aquella ventana, pero se le era imposible, estaba demasiado alta. La incertidumbre de lo que ocurría adentro le inquietaba. Gritaba su nombre, pero ella ya no respondía, se empezó a preocupar más.

— ¡ELIZABETH, ELIZABETH!

Un ruido le alteró más, se trataba como si un temblor proviniera de adentro. Platos se caían, vidrios se rompían. Alguien los estaba dejando caer.

— ¡ELIZABETH! ¿Qué está pasando?

Escuchó la voz de ella, se quejaba, aparentemente estaba siendo agredida por alguien. Gritaba desesperada, pedía ayuda, pero él no podía hacer nada del otro lado.

— ¡Maldición!

¡Ahhh!—gritaba ella.

— ¿Pero qué pasa?— se desesperó.

Los ruidos no cesaban, un huracán se escuchaba adentro. En su cabeza se ideó que quizás el hombre del sombrero, Williams Holpriet, se hallaba en el interior haciendo lo posible para asesinar a Elizabeth. Si, lo más seguro es que fuera aquello. No resistió seguir allí sin hacer nada, no era de ese tipo de personas. Giró la esquina de la residencia, comunicándolo al jardín delantero. Se topó cara a cara con su amigo, Nicolás.

— ¡Ey! ¿Qué está pasando?—le dijo este respirando rápido, había corrido toda la calle para llegar allí.

Por la mente de Nicolás pasaban los peores pensamientos, escuchar esos extraños ruidos provenientes de allí adentro, lo hacían imaginarse cualquier cosa, y más al no ver a Elizabeth al lado de Johnny.

— ¡Ha entrado por aquella ventana, y no sé qué esta pasado adentro!

Nicolás abrió sus ojos. Pensaba de lo peor. Se dirigió a la ventana que Johnny le había señalado, al lado de esta se encontraba la puerta trasera. Le dio vuelta a la perilla pero se encontraba con seguro.

Las Fotos Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora