Capítulo 8 : En la vía [Parte uno]

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El metro recorría gran parte de Standhol. Este constaba de dieciséis estaciones enumeradas a lo largo de toda la ciudad, cada una de ellas tenía una diferencia de tres o cuatro kilómetros aproximadamente. Aun así uno de los recorridos que más tardaba para llegar a la siguiente estación, era la distancia entre la número nueve y la número diez, pues esta tendría que atravesar una colina donde la fauna predominaba en ella. Exactamente este era el recorrido que Elizabeth había señalado en la pantalla de la computadora, pues como habían visto en la fotografía, era el único trayecto de la ruta del metro donde dichos árboles podrían estar.

—Elizabeth... ¿Estas segura de que será ahí?

—Es obvio que ocurrirá ahí—dijo mientras daba pequeños golpes a la pantalla con su dedo índice— ¿En que otro lugar hay árboles tan cerca de los carriles del metro tal como lo muestra la imagen?

—Creo que solo ese —dijo desviando su mirada.

Elizabeth mandó la orden a la computadora para que imprimiera una imagen de las rutas del metro de Standhol. En cuestión de segundos la impresión estuvo lista.

—Espera— mencionó Elizabeth al ver la imagen que imprimió—hay muchos en Standhol ¿Cómo sabremos cual será el metro de la foto?

—Es obvio —explicó Nicolás cogiendo de nuevo la fotografía del metro descarrilado — si lo ves, cada metro tiene un código en sus vagones que lo diferencia de los demás —Señaló con su dedo el código que se veía en la fotografía—aquí se nota los números y letras C10B.

—Entonces... ¿El metro C10B es el de la foto?

—Exacto.

Elizabeth suspiró inquietantemente, sus dedos golpeaban suavemente el escritorio y su costumbre de morderse el labio cuando estaba preocupada volvió. Nicolás volteó a ver el reloj que estaba pegado en la pared, ya marcaba las tres de la tarde.

— ¿Tan rápido son las tres? El tiempo vuela.

Elizabeth se levantó de la silla restregándose sus manos en la cara—Tengo que imprimir unos afiches con la imagen de una niña para su cumpleaños.

— ¿Eso fue lo que ordenó la señora que entró? —preguntó él.

—Si ¿Qué clase de persona quiere que hayan quince enormes afiches con su cara en su cumpleaños?

—Creo que solo ella — se rieron.

Nicolás cogió la cadena y se la metió en su bolsillo. Sabía que ese objeto era un indicio para saber quién estaba causando tales atrocidades, aunque ella no le creyera y pensara que nada tiene que ver.

—Le diré a Johnny para avisarle que es lo que pasará.

—Está bien ¿Crees que Amy querrá acompañarnos?— añadió ella mientras configuraba la impresora.

—No lo creo, de todas maneras llámala.

—Si tengo tiempo, lo haré.

Abrió la puerta saliendo del cuarto. Recordó algo y giró a verla de nuevo.

—La siguiente fotografía, es decir, la que sigue después del metro descarrilado ¿Cuándo ocurrirá?

— ¿Por qué lo dices?— la impresora que había activado empezó a funcionar. El afiche con la imagen de la niña salía lentamente de ella.

—Quiero que no ocurra lo mismo que pasó hoy— susurraba con un tono intrigante—no nos dimos cuenta que la siguiente fotografía sucedía el mismo día.

Ella se acercó a la mesa donde estaban las otras nueve imágenes restantes, tomó la que seguía. Se quedó observándola con atención y pánico sin modular ni una sola palabra.

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