Capítulo 24: Oscuridad infernal [Parte uno]

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"Buenas noches. Hoy no iniciamos nuestra emisión con noticias buenas. Cerca del mediodía, fue reportado en el centro comercial Zeithool un atentado, lo cual se optó por evacuar a todos los clientes y cerrarlo hasta descartar una posible bomba. A nivel global, las noticias tampoco soy muy agradables. Las ciudades costeras de Venezuela y Colombia sufrieron grandes inundaciones debido a fuertes lluvias que se propagaron por todo el continente. Chicago vuelve a reportar daños en las infraestructuras de sus edificios, haciendo más arriesgado la posibilidad de habitar la ciudad. Varios países latinoamericanos, como lo son Panamá, Bolivia y Uruguay, se encuentran esta noche sin energía; sus índices de delincuencia aumentan debito a esta anomalía. Quédese con nosotros y esté al tanto de lo que pasa a su alrededor"

El día cada vez se apagaba, ya no dejaba rastro de lo que Williams había ocasionado. Y al parecer, lo que Nicolás escuchaba en la televisión, para todo el planeta tierra tampoco fue un buen día. Se había ido para su casa cerca de las siete de la noche; después de que planearan su hazaña. Tuvo que correr, la hora se aproximaba y él debía estar listo; no era fácil su misión. Cuando abrió la puerta de su casa, sintió el aroma a comida. Arroz recién hecho y una mezcla de huevos cocidos con un pan hecho al horno. La verdad no distinguió que era exactamente; lo único que eso le afirmó es que su madre ya había llegado. Cerró la puerta con sutileza y subió las escaleras silenciosamente; aun así, ella sintió su presencia.

Fue a su habitación, se quitó los zapatos y los lanzó al borde de la pared. Su madre tenía encendido el televisor de la sala, y desde allí podía escuchar todas las noticias.

"Así es, nuestra corresponsal en México estará informándonos del terremoto que sacudió al distrito capital y cobró la vida de más de mil personas. En momentos volvemos con usted Marina. Ahora vamos al otro lado del océano Atlántico, donde la ciudad de Madrid en España, tuvo que ser evacuada esta mañana por agrietamientos en el subsuelo... ¡Última hora! Un tsunami acaba de arrasar las islas de indonesia... "

De nuevo esos desastres, se dijo a sí mismo. Estaba convencido de que algo tendrían que ver o con Williams o con las fotografías. Un nuevo misterio que anotar a su lista de inquietudes; acompañando a la pregunta del cómo hace el hombre del sombrero para tomar dichas fotografías. Ya se había planteado su posible solución de viajar en el tiempo, que por muy incoherente que fuera podría ser la solución. Pero algo muy adentro de él le decía que no era la respuesta correcta. Se estremeció.

Cerró la persiana de su cuarto. Abrió su maleta dispuesto a llevar lo que creía necesario, pero se quedó perplejo mirándola, analizaba si realmente su plan servirá de algo. Dudaba de sí mismo; era grave. Fue a su armario y se cambió de chaleco. Limpió sus zapatos mientras escuchaba las primeras gotas de agua caer encima el techo de su terraza. Tomó la maleta, y vio que detrás de esta se encontraba su cámara fotográfica. Temió. Fue increíble que algo que amaba, ahora lo aborrecía. El tiempo se encargó de hacerle eso.

Nicolás era un chico fuerte, y aunque odiara ahora su cámara, tenía presente que culpa en ella no había. Suspiró. La cogió y se sentó en el borde de la cámara. Se sentía vacío, sin esperanza. Hace tiempo que ya no se relajaba tomando una fotografía; y esa era una de las razones por la cual odiaba a Williams: había convertido algo que amaba en algo que detestar. La acarició con sus dedos, palpando cada uno de sus botones. Extrañaba ir a la terraza, poner la cámara en su rostro y capturar imágenes de nubes y aves sin sentido. Recordó como lo hacía. Apretó accidentalmente el botón de ver las fotos tomadas.

Inmediatamente en la pantalla apareció la última fotografía que había tomado hace días. Fue en la terraza. Se apreciaba lo que al parecer eran unas cuantas aves volando en el cielo, pero estaban borrosas; las tomó con movimiento. Iba a dejar de verlas, pero notó algo que lo inquietó. Se veía parte de la terraza de la casa del frente. Alguien estaba allí, igual se encontraba borroso, pero con la vestimenta, el color de su cabello, que traía pudo identificar claramente quien era.

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