Capítulo X

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Lisbeth había pasado toda su vida, creyendo que era una mujer diferente. No le llamaba la atención comportarse como las demás, le gustaba su libertad y lo distinto que pensaba.
No era la típica chica, le gustaba hacer cosas que no era bien visto para la sociedad, le encantaba montar, leer, le interesaba los temas políticos y tenia una fascinación por la curación. Siempre pensó que tenía un propósito para su vida, no solo llegar a ser la esposa de alguien importante y criar a sus hijos.
Pero la vida le dio un duro golpe de realidad, No soñó con ese tipo de vida, estar recluida en una casa en la espera de su esposo y solo ser una propiedad más del Conde.
Cada día era lo mismo, despertar decepcionada, enfrentar el mal humor de su esposo en el desayuno, evitarlo durante el día, refugiarse en un libro, de tantos que había en la despacho de Andrew; mantener conversaciones solo con la servidumbre, pasear en el jardín cerca de la Casa, donde le tenía permitido Andrew, para esperar que llegara la noche, para ir a encerrarse a su cuarto para poder dormir y asi empezar todo de nuevo. Y eso que sólo llevaba cinco días en la finca y ya la sentía como una prisión.
No tenía muchas cosas en la mente por hacer, así que decidió esperarlo en el recibidor, normalmente a la hora de almuerzo llegaba Andrew, pero no había venido y ya estaba atardeciendo,  No podía negar que se habia preocupo pero también sabía que podía estar muy ocupado en el incendio que se dio.
Cuando sintió que se acercaban los caballos, bajo de su recamara y fue Hasta la puerta principal para encontrarse con Andrew.
-ya estas aquí. - dijo Lisbeth bajando las escaleras, deslumbró a un Andrew cansado y sucio.

-necesitabas algo.- pregunto Andrew con desgano

Ya con verlo, le pareció  tonto el por que lo estaba esperando, y solo le pregunto,
-solo quería saber lo que había pasado?.-

-hubo un robo de ganado y para poder escapar provocaron un incendió  de las cosechas.-  dijo Andrew caminando a la cocina y Lisbeth se limitó a seguirlo.

-quien  podría haber sido?.- le pregunto Lisbeth

-tu crees que si yo supiera estaría aquí. ? .- volteandola a ver para darle un gesto de burla

-lo siento, tenía la duda. Talvez no lo hicieron unos simple ladrones, talvez querían perjudicarte por eso provocaron un incendio.-

-es obvio, que me querían perjudicar, me robaron. No entendiste?.-  llegando  a la cocina Andrew  grito, que no hay nadie aquí?. Sin dirigirse a Lisbeth Y siguió  dando vueltas en la cocina.

- tienes hambre?.- pregunto lisbeth

-no es obvio, vengo de trabajar todo el día y no hay nadie para que me atienda en esta casa.- grito Andrew

-yo que te iba a servir comida, pero gritandome  así.  No me dan ganas.-  dijo Lisbeth,  dando la media vuelta y tomando el camino a su habitacion

-debería  de ser tu deber.- le grito  Andrew y salió de la cocina con el propósito de seguirla, pero se topo con lisbeth  de regreso a a la cocina.

-lo haré,  como un favor. -  tomando un baguette, ignorando la mirada de su esposo.

-donde estará  la servidumbre?.- pregunto Andrew tomando asiento enfrente de donde estaba parada Lisbeth

-crees que si lo supiera, estaría  aqui-. Respondió  lisbeth  con la misma ironía  que el  había respondido a su pregunta.

-es tu obligación de esposa, estar a disposición de tu marido, en verdad nadie te enseño los deberes básicos de una señora.-

-Nunca me interesó aprenderlos.- respondió sin levantar la cabeza

Andrew se limitó a observarla, no quiso  cuestionarla,  No tenía ánimos de empezar una discusión.

-cuales son las atribuciones de Melissa en la casa?.-  pregunto  Lisbeth directamente

Andrew le agarro de sorpresa la pregunta y tomó su tiempo para responder. -es la hija de fred el capataz de la finca, y ella es la encargada de la casa, mucho antes de que yo viniera .-

- así que ella es la que ordena y decide en esta casa?.-

-el que manda aqui soy yo, ella solo se encarga de las cosas que yo no puedo encargarme, pero a que viene la pregunta? .-

-solo que no me agrada su actitud, trata muy mal a la demás servidumbres y aparte es muy alzada conmigo.-

Andrew le causó  mucha gracia y lo expresó con carcajadas.

-por que te da gracia, creo que deberías de hablar con ella y dejarle  muy en claro cuál es su lugar y que yo soy la señora de la casa.-

Andrew se dio en cuenta que  su Esposa hablaba muy en serio  -y en verdad lo eres? , pues no te comportas como tal.-

-ten, tu comida. -  dijo Lisbeth y trato de organizar todo lo que había utilizado.

-ella hace las funciones que tu deberías de hacer, talvez eso es lo que te molesta que ella toma las decisiones de la señora  de la casa.- y Andrew sólo la vio de reojo mientras  se disponía  a comer.

-Ni siquiera  me importa lo que ella decida, solo te pido que hables con ella y ya.-

-eso son problemas de mujeres, yo no tengo  tiempo para tonterías.  Y lo que deberías de hacer es cumplir con todas las obligaciones de mi Esposa y asi te ganas el respeto  como tal.-

-Buenas noches, ya me imagino a donde va este tema.- Lisbeth  salió para dirigirse a su habitación.  Sabía que el punto en el que quería llegar Andrew era que debía  cumplir con sus obligaciones matrimoniales.

El Amor Nace Entre EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora