capítulo XXIV

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-quien te dio permiso para besarme.- dijo Lisbeth deteniendo el beso

-no sabia que un esposo amoroso necesite permiso para besar a su esposa engreída.- bromeó Andrew aún manteniendola abrazada a él

-es que la verdad, no creo que merezcas besos míos, si me estas sacando de tu casa.- y sonrió a carcajadas lisbeth, seguidas de la risa de Andrew

-si fuera por mi, te quedarías aquí, y te llevaría ahora mismo cargada a mi habitacion.- dijo Andrew besandola por el cuello y continuando en su boca

-Andrew creo que deberíamos de salir, nos necesitan allá afuera.- y pararon los besos y Andrew se alejo para verla a los ojos

-creo que  no deberías  de salir a la finca, es peligroso.- dijo Andrew

-pero estaré contigo, al menos quiero ver como siguen las cosas.- lo dijo casi en suplica

-esta bien, pero no te alejes de mi.- y la tomo de la mano y se dirigieron hacia la comunidad, donde se encontraron con William, que ya había organizado los entierros y recoger los escombros, había que reconocer que Will era muy bueno para dar ordenes, y se ofreció para ir al pueblo a traer provisiones, aun que estaban recibiendo ayuda no era suficiente por la gravedad de los heridos así que trasladaron unos al pueblo y los sanos se dedicaban a colaborar, Lisbeth trabajo junto con las monjas mientras que Andrew se dedico a coordinar la seguridad y como se iban a repartir los alimentos.
Andrew sabia que era riesgoso hacer un viaje en esta situación, pero un riego que debía tomar por el bienestar de Lisbeth.

-creo que deberíamos de regresar a la casa.- le dijo Andrew a Lisbeth

-tan pronto?.-

-debes hacer tus maletas y descansar, salimos mañana al amanecer.- le dijo Andrew ofreciéndole el brazo

-le ordenare a rossy para que te ayude y si deseas puede acompañarte a londres .- dijo andrew

-no, no es necesario yo puedo hacerlo sola, y ella hace más falta aquí que conmigo.- le respondió Lisbeth

-he pensado las cosas y creo que lo mejor es que te quedes en la casa de mis padres, es mas seguro hay más guardias.- le dijo Andrew

-esta bien supongo, así me tendrás controlada para tu tranquilidad.-

-no es eso, te lo aseguro, simplemente que me importa tu protección y no quiero que haya murmuraciones si regresar a la casa de tus padres.-

-a veces piensas mucho en lo que dirán. -

-Es que en la sociedad que vivimos, tenemos que tenerlo al pendiente y se que no estas de acuerdo, pero te suplico que trates de sobre llevar la situación.- le dijo Andrew en suplica

-te daré la razón, por que hoy no tengo ganas de discutir.- respondió Lisbeth

-creo que has de tener un resfriado, eso no es normal en ti.- bromeó Andrew, al llegar a la casa lisbeth subió hacia su habitación y Andrew a encargarse de las cosas para el viaje de mañana, después de la cena ambos dispusieron ir a descansar. Y como se había vuelto un hábito Andrew la acompañó hasta su habitación.

-que tengas feliz noche, descansa.- dijo andrew despidiéndose de ella

-estas seguro que regresar a Londres será lo mejor?.- cuestionó de nuevo lisbeth

El Amor Nace Entre EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora