capítulo XXXV

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-Andrew creo que deberías de poner al tanto a nuestro Padre de los acontecimientos.- dijo  Kate mientras tomaban el desayuno

-no lo voy a molestar  por tonterías,  y te suplico a ti que no le comentes nada en tus cartas, yo lo sabré resolver.-  dijo Andrew

-creo que no es la forma correcta de actuar,  El Conde debe de estar enterado por si algo te pasa. - dijo Lisbeth  introduciéndose en la conversación

-le suplico a las dos de que no cuestionen mis decisiones.- dijo Andrew  terminando  su desayuno y poniéndose de pie para retirarse

-y ojala que hoy no se les ocurra ninguna de sus espléndida ideas, no necesito que intervengan en estos  asuntos.- finalizó Andrew  acercándose  a Lisbeth para darle un beso de despedida,  pero le dio un pequeño beso en su pómulo por que lisbeth no le correspondió  el beso, ya que le había molestado el comentario final de Andrew, pero este no dijo nada ya que los interrumpió Melissa en el comedor.

-buenos días,  señores.- dijo Melissa a todos los presentes aún que solo Andrew y Kate le contestaron.

-señor, podría regalarme un minuto, necesito hablar contigo.- dijo Melissa, Andrew  sólo se limitó asentar la cabeza, mientras que  lisbeth sólo hizo un mal gesto pero no emitió palabra.

-detesto como se dirige a él. - emitió palabra Lisbeth mientras que Andrew  y Melissa se dirigían  al despacho

-por que no te agrada Melissa?.- pregunto  Kate

-es muy alzada  a mi parecer y le habla con demasiada confianza a Andrew. - respondió Lisbeth

-bueno, es que creció junto con nosotros, pero siempre he creído que ella le gusta mi hermano.- bromeó Kate y le dio  más gracia al ver la reacción  de Lisbeth por su comentario
-creo que alguien está celosa.- comentó Kate en medio de risas

-claro que no.- dijo Lisbeth  sería, al ver su actitud, Kate trato de no seguir con su risa.

-en fin de cuentas, no tienes nada de que preocuparte, Andrew te adora. Es evidente  que ahora no tiene ojos para nadie más. - enfatizó Kate prosiguiendo con su desayuno

-yo se, la verdad no me preocupa, solo que no me agrada la actitud de ella.- dijo Lisbeth

-siempre ha sido así. - dijo  Kate  para terminar la conversación. 

Andrew al salir del despacho se dirigió al campo, a seguir con sus que haceres de cada día no iba a prestar atención  a todas las advertencias que le daba su mujer, su hermana y mucho menos los empleados de la casa. En verdad el se sentía capaz de manejar la situación y que no era necesario temer a las amenazas sin fundamentos.

Lisbeth realmente estaba preocupada por las nuevas ciscustancias  que habían surgido, no le agrada en absoluto que Andrew le hubiera ocultados cosas, pero también entendía que no es acostumbrado tratar esos temas con las esposas. Pero dudaba si el, en verdad le tenía la confianza suficiente para contarle todo. Pero todos esos pensamientos pasaron a segundo plano, cuando Frederick le informo que venían unas personas con una carga, al principio se preocupo de lo que podría  ser, pero al darse cuenta que se trataba de un piano, se parecía al que estaba en la casa de los Padres de Andrew con la única diferencia que este era de color blanco, era una obra de arte con cada detalle que tenía ordenó que lo colocarán en la sala de la casa y tuvieron que esperar un tiempo en utilizarlo por que tenían que instalarlo y afinarlo, Kate fue la primera en usarlo por la emoción de tocar  algo nuevo para sus manos, posteriormente lo tocó Lisbeth, siempre había tenido el gusto por la música y más por el piano.

Al llegar Andrew vio a su Esposa esperándolo desde la puerta principal, en realidad al principio se asustó por la situación que estaban pasando pero al acercarse Lisbeth le regaló una sonrisa, y ya se acercó a ella mas tranquilo y seguro.

-como te fue?.- pregunto lisbeth acercándose a su marido y depositando  un pequeño beso en la mejilla

-muy bien, pero mi día mejoro al verte parada de lejos y como irradiabas tu luz y con esa hermosa sonrisa.- dijo Andrew tomandola de la cintura y dándole un beso como corresponde.

-tu también me alegraste  el día.- dijo Lisbeth al terminar el beso

-pensé que todos los días te iluminaba con mi sola presencia, a que viene eso?.- pregunto Andrew intrigado

-llegó una encomienda de Londres.- mencionó  Lisbeth
-es algo muy grande y pesado.-
-y es blanco.- finalizó  Lisbeth

-en serio?  No sabia que llegaría tan pronto.- dijo Andrew

-es muy hermoso, ven a verlo.- dijo Lisbeth emocionada pero Andrew no dio una buena cara

-yo quería ver tu rostro sorprendido cuando lo vieras a vez primera.- dijo Andrew  siguiendo  a lisbeth y un poco disgustado

-no importa, aun sigo igual de emocionada.-  entraron al gran salón  y Kate estaba allí esperándolos 

-esta preciso Andrew.- dijo Lisbeth aún tomándolo  de la mano

-en verdad te gusta? Ese era el objetivo, es un obsequio  para ti.- dijo Andrew

-no pensé que fueras un esposo tan espléndido. - dijo Lisbeth  con ironía

-tu atrapaste  al mejor esposo de todo Londres.- dijo Andrew con superioridad.

-en verdad te agradezco  el detalle, pensé que no sabías mi gusto por la musica.- dijo Lisbeth y dándole un pequeño beso.

-en verdad no lo sabía,  mi madre me comentó que habías pasado mucho tiempo en el piano de la casa, así que me pareció una buena idea tener uno en la finca, para que puedas tocar cuando desee.- dijo Andrew con firmeza y abrazando a Lisbeth

-no se como agradecerte semejante consideración. - dijo  Lisbeth

-yo se muy bien cómo. - dijo Andrew Al oído de Lisbeth  tratando de que su hermana no lo escuchará

-Andrew.- dijeron al unísono  las dos

-Lo podías agradecer al tocar para mi.-  finalizó Andrew y  tomando asiento, así que Lisbeth se dispuso  a tocar una pieza, la noche había sido entretenida  entre música y platica. Y fue mucho mejor al finalizarla,  en verdad Lisbeth supo agradecer el obsequio como Andrew pretendía.

Al día siguiente Andrew despertó con las energías renovadas y más motivado que nunca, en verdad se sentía agradecido  por el rumbo que estaba tomando su vida, hace un año no se hubiera imaginado en estas ciscustancias, un hombre casado, disfrutando de su matrimonio y con compromisos y responsabilidades, se sentía pleno  y esperaba que la mujer que estaba a su costado se sentiría  igual de feliz como el.

Al terminar de desayunar salió al campo con su caballo, decidió hacer un recorrido por la Finca, aun que las cosas habían mejorado un le preocupaba las condiciones que vivían  sus trabajadores,  tenía aún mucho por trabajar y sobre todo tratar de resguardar  sus tierras, el ya no era un simple hombre aristócrata, ahora sus pensamiento  se enfocaban en metas distintas, ya no sólo pensaba en el, ya no era un hombre egoísta.

Andrew tenía mucha cosas en la cabeza, necesitaba despejarse y pensar así que se dirigió hacia  el río su lugar favorito de la finca, al llegar al límite se tomó el tiempo de observar las calmadas aguas  y de meditar, sin percatarse de que se encontraba un hombre al otro lado del rio  y que le disparó a lo lejos con un rifle, Andrew no pudo reaccionar por que solo escucho el disparo dirigido  hacia su pecho y caballo precipitadamente  del caballo, dejándolo  postrado en el suelo, solo y sin ninguna ayuda cercana.

El Amor Nace Entre EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora