capítulo XXII

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Habian pasado algunos días de la visita de William, Andrew había pasado la semana sin preocuparse de trabajar en la finca y procuraba pasar el mayor tiempo con Lisbeth y También con su invitado. Había sido agradable esta semana, se percibía un ambiente de tranquilidad en la casa y las cosas iban mejorando, aun que Andrew todavía tenía que soportar algunos desprecios de Lisbeth, pero el estaba seguro que solo era falta de confianza y que al pasar el tiempo las cosas tomarian su rumbo, al menos lisbeth no había tocado el tema sobre la anulación del matrimonio.
Pero cuando menos te lo esperas la vida te sorprende y te enseña a lidiar con los obstáculos o derrumbarte con ellos.

-Señor, señor...- entró gritando Frederick desde la entrada hasta el despacho, solo estaba Andrew y Lisbeth, platicando sobre un libro, como ya era tarde William ya se había retirado a su habitación

-que sucede fred? Calmate- le dijo Andrew aún asustado por la actitud de fred pero tratando de tranquilizarlo

-señor, acaban de prender fuego todas las casas de los campesinos y los cultivos, y el fuego sigue creciendo y aun no hemos podido controlar- dijo fred agitado, Andrew sólo lo vio asustado y Lisbeth soltó un pequeño grito de susto

-llama a toda la servidumbre de la casa inmediatamente e indicales que me esperen en la recepción, - dijo andrew dirigiéndose a fred y este se retiró inmediatamente, y seguidamente se dirigió a Lisbeth
-donde estés tan las llaves de la bodega de la casa?.- le pregunto Andrew

-en mi habitación?.- respondió Lisbeth

-vamos por ellas.- y caminaron hacia la planta alta, lisbeth sólo lo seguía apresuradamente ya que Andrew era muy rapido.

-quédate aquí, yo mandare a Rossy para que te acompañe. - le dijo Andrew a Lisbeth cuando estaban en la habitación

-no, yo iré contigo, puedo ayudar.- le respondió lisbeth

-claro que no, es peligroso y no es un situación agradable para una señorita de tu clase.-

-en verdad esas son tus razones para no dejarme ir? Puedo ser útil, se algo de curación.- suplico lisbeth

-es que no podre estar tranquilo sabiendo que estas expuesta al peligro, podrían regresar.-

-entonces estaré en peligro aquí también y no creo que estés tranquilo si me quedo.- y camino hacia la puerta indicándole a Andrew que bajarán

-acepto por que se que eres una mujer muy terca pero no significa que estoy de acuerdo.- y caminaron a la recepción, donde lo esperaba la servidumbre, Andrew ordenó que sacarán todos los suministros de medicamentos que se encontraba en la bodega y que los llevarán Hasta el salón comunal donde se encontraban los afectados, le entregó la llaves a Melissa y tomó la mano de lisbeth para dirigirse Hasta la tragedia, en ese momento todo era un descontrol, gente corriendo, gritando, personas quemadas y heridas, Andrew ordenó mandar a pedir ayuda al pueblo y al convento para el cuidado de los quemados, el se dirigió hacia las casas para ayudar a controlar el fuego y Lisbeth aún con un vestido no ha adecuado para este trabajo, se aproximó ayudar a los heridos.

Andrew estaba sumamente cansado por el trabajo de acarrear agua y sacar a todas las personas de las casas y aparte de eso tenía que tratar de controlar el fuego en los cultivos para evitar más pérdidas y siendo el patrón de la finca el tenía que coordinar a los campesinos.
ya casi llegando a la madrugada, se logró controlar el fuego con ayuda de las personas que habían llegado del pueblo pero aun así, hubo demasiadas pérdidas de personas y recursos.
Andrew sólo observó de lejos la devastación, estaba furioso no entendía quien tenía los escrúpulos de hacer algo así y sobre todo cuales eran sus motivos para realizarlo, pero le ganaba más el cansancio que la frustración y sabia que tenía que tener la mente fría para saber que cartas iba a tomar sobre el asunto. Camino hacia donde se encontraban los heridos y desde la distancia logró visualizar a su esposa, es que llamaba mucho la atención, era la única con un vestido pomposo y resaltaba entre las monjas que estaban ayudando, no podía creer el carácter de esa mujer, y se recordó de la vez que la vio por primera vez, nunca se hubiera imaginado que esa mujer tan hermosa y bien educada, podría ser tan beligerante, valiente y con ideales como ninguna mujer que el había conocido, y verla allí ayudando a personas inferiores a sus clase y tratarlos como las seres humanos que son, vio lo hermosa que era por dentro y la admiró por unos minutos.

-como esta la situación aquí? .- pregunto Andrew dirigiéndose hacia la general

-señor, falta suministros y hay más personas heridas, que las personas que puedan ayudar.- dijo una monja ya mayor. Lisbeth solo volteó a verlo y regreso a hacer lo que estaba haciendo

-no se preocupe, ya mande atraer recursos y ahora venimos más manos para ayudar.- dijo Andrew dándole una sonrisa para tranquilizarla.
Andrew vio de reojo a lisbeth, pero no quiso hablarle para no distraerla, se dirigió a cargar a los heridos y llevarlos adentro del salón comunal.

Lisbeth estaba agotada pero la motivaba más el hecho de ayudar y exponer sus conocimientos de curación, ya que hacía mucha falta. No podía creer lo humilde que era Andrew el trabajaba hombro a hombro con sus trabajadores y parecía que no se cansaba de ayudar en verdad era un buen patrón,
lisbeth aun que trataba de disimularlo, le era imposible dejar de verlo, el se miraba tan fuerte y seguro de lo que hacía y decía que la dejaba deslumbrada, trataba de concentrarse pero solo con verlo y que cruzarán sus miradas, sus impulsos aumentaban, le costaba respirar y se olvidada de todo a su alrededor.

Al amanecer la situación se hacía más llevadera, había llegado más personas ayudar y se nombraron turnos para trabajar.

-Lisbeth, ya es hora de descansar.- dijo andrew tomando a lisbeth mientras miraba hacia la habitación llena de gente herida.

-crees que ya no hacemos falta?.- pregunto lisbeth

-tal vez si, pero seremos más útiles ya descansados.- respondió Andrew

-tienes razón. - y Lisbeth tomó el brazo de Andrew que le ofreció para caminar hacia la casa

-no es que me este vanagloriando pero yo te lo dije, que esos incendios habían sido provocados no con el fin de robarte sino de algo más trascendental.- dijo Lisbeth caminando junto Andrew

-si, ahora lo entiendo pero ahora, hay que averiguar quién podría tener las intenciones de dañarme. - le respondió Andrew

-tienes que pensar en personas que te odien a ti o tu padre, o recordar si hiciste un daño a alguien. - mencionó lisbeth

-que yo recuerde a nadie, he sido generoso pero aun así necesito tiempo para pensar bien las cosas y aparte ocuparme de los entierros y de reconstruir las casas de mis campesinos.- Andrew lo dijo con un dejo de tristeza

-lo siento Andrew, se que has sido un buen patrón y no te mereces esto ni tu, ni tus trabajadores.- y le tomo la mano para mostrar solidaridad con el

-en verdad no quería defraudarlos pero creo que no fue suficiente.-

-no digas eso, mejor descansamos y mañana pensamos en que es lo mejor.- dijo Lisbeth llegando a la casa y caminaron hasta sus habitaciones.

-Lisbeth te puedo pedir un favor.- dijo Andrew en el límite de las habitaciones

-dime.- respondió Lisbeth

- me puedo quedar contigo, solo dormiremos juntos, te juro que no te tocaré, pero así estaré más tranquilo que estas junto a mi y nada te podría pasar.- dijo Andrew con pena

-crees que sea necesario?.- pregunto lisbeth

- en verdad creo que si pueden incendiar una comunidad, pueden agredirnos y no creo que estemos seguros.-

-esta bien pasa Andrew, si tu te sientes más tranquilo.- y pasaron a la habitación de Lisbeth, Andrew estaba realmente cansado, así que se dejó caer sobre la cama y cayó rendido, lisbeth sólo lo vio y le saco las botas y lo dejo descansar, y ella se acostó a un lado de el.

El Amor Nace Entre EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora