capítulo XXX

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Lisbeth se tomó el tiempo para despertarse no deseaba levantarse, le gusta sentir la respiración de Andrew y sentir los latidos de el al parecer todo de el le gustaba, se sentia comoda pero el se movió, el ya estaba despierto y con su mano izquierda la tomo de la barbilla y le dio un beso muy tierno.

-como amaneciste? .- pregunto Andrew

-de mis mejores mañanas y tu?.- pregunto lisbeth

-como si estuviera soñando, no sabes cuantas noches soñaba con despertarme junto a ti.- respondió Andrew

-yo ni en mis mejores sueños esperaba sentirme así. - al terminar su oración, Andrew la tomo y la beso, ahora ya no tenía que limitarse podía besarla y tocarla a su gusto, ahora sabía que Lisbeth también lo amaba y lo deseaba.

-Andrew, no hagas eso.- dijo Lisbeth entre risas

-por que no? Eres mi Esposa.- mientras jugaba con sus pechos y sus manos acariciaban su espalda

-por que ya es hora de levantarnos.-

-aquí no hay hora de levantarse, así que descuida. Podemos quedarnos todo el día así. - sin dejar de besarla

-Andrew, se pueden dar cuenta tus padres y no podemos hacer nada ya es de día.- dijo Lisbeth

Andrew detuvo sus besos y dio una gran carcajada, era muy divertido ver a lisbeth con pena.
-crees que solo se hace el amor en la noches? Para ser una mujer liberal aún te atormentada los prejuicios, conmigo ya no tienes que ser pudorosa, solo disfrútalo.- y para terminar su punto, siguió con lo que estaba haciendo.

-solo que no estoy acostumbrada.- fue lo único que dijo Lisbeth y le siguió el juego a Andrew, nunca se imagino que fuera tan entretenida una mañana en matrimonio.

-Hijo? No han bajado a desayunar.- pregunto la condesa cuando Andrew bajaba de las escaleras seguido de Lisbeth que se escondía atrás de este para no mostrar lo apenada que estaba.

-buenos días madre, aun no.- dijo andrew acercándose a ella y conteniendo un beso en su mejilla.

-ahora mismo ordenare que se lo sirvan, buenos días Lisbeth.- dijo la Condesa y tomó rumbo hacia la cocina

-te lo advertí que teníamos que levantarnos antes.- dijo Lisbeth disgustada

-cual es tu preocupación? Mi madre no dijo nada.-

-no, pero se dio cuenta.- dijo Lisbeth

-ya te dije que no tienes nada que apenarte, tu y yo estamos casados es normal.- dijo Andrew tomandola de la cintura atrás de ella

-pero aun así no es apropiado.- dijo Lisbeth separándose de él
-y tampoco hacer gesto de afecto en público. - concluyó Lisbeth

-Disculpe usted, el ejemplo de rectitud y Buenas costumbte de nuestra sociedad.- dijo Andrew entre risas, y lisbeth sólo lo vio con un mal gesto.

-no te burles de mi Andrew.- dijo Lisbeth como una advertencia, y lo interrumpieron la servidumbre para llevarles el desayuno, el cual tomaron y acordaron salir a la ciudad para ir de paseo y de compras.
Al salir por las calles de Londres, Lisbeth no estaba acostumbrada a salir acompañada de un caballero y menos que sea su esposo, y se dio cuenta que había adquirido más fama y distinción al tener a su lado a Andrew. pasaron una tarde tranquila, sin discusiones y disfrutando de la compañía del otro.

El Amor Nace Entre EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora