Capitulo 32

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Un grito ensordecedor rompió el silencio sepulcral de la noche, Celeste se sentó con rapidez en la cama antes de mirar a los lados con confusión.

—¿Qué carajos?— inquirió Morgana desde algún punto de la habitación.

Otro grito se escucho a su derecha y esta vez si lo identificó.

—¡Andromeda!— chillo saliendo de su cama por entre las cortinas antes de ver a su amiga revolverse en la cama entre gritos y sollozos.

—¿Qué le pasa?— inquirió Mabel sacudiendo a la castaña con preocupación.

—¿Porqué no despierta? Oh Dios, ¡miren su brazo!— grito Morgana horrorizada señalando el brazo derecho de la castaña en el que comenzaba a escribirse en letras cursivas contra su piel traidora Celeste parpadeo sorprendida antes de ver con espanto como la piel del brazo de Andromeda quedaba al rojo vivo por la marca.

—Alguien la está hechizando, yo vi esto en un libro sobre hechizos imperdonables; alguien está en su mente y la está lastimando.— lloriqueo Mabel caminando alrededor de la cama hecha un manojo de nervios ante tan situación.

—¡Mabel ve a pedir ayuda!— chillo la pelirroja, Mabel asintió corriendo hacia la entrada pero nada más abrir la puerta está se cerró en sus narices provocando un grito ahogado de la rubia.

—¿Qué carajo está...— intento preguntar Morgana antes de ver cómo algo la tumbaba contra el suelo y la arrastraba hasta acabar contra la pared.

—¡Ayuda!— chillo Mabel y cuando Celeste volteo se encontró con la rubia siento sujetada por algo de su ropa de dormir, Mabel estaba levitando ante los atónitos ojos de Celeste.

—¡Ahhh!— volvió a lloriquear Andromeda antes de que la misma pelirroja sintiera como le faltaba el aire y cayera al suelo en un ruido sordo.

Palabras como Socorro, ayuda eran emitidas desde la garganta de las adolescentes quienes no sabían que ocurría.

Lindas, lindas, sufrirán.— dijo una voz de ultratumba, las chicas un tanto confundidas voltearon y se toparon con una mujer de cabello gris y ojos rojos.

Los ojos de Celeste se llenaron de lágrimas, sintió algo quemarle el cuello lo que provocó que la pelirroja soltara un grito ahogado por la desesperación, se movió de aquí para allá hasta que se arrancó la cadenita que traía una Cruz que su madre le había regalado en algún momento de su infancia por ser una miedosa.

—Esto no es real, estoy soñando y esto no es real...Oh Dios ¡Esto no puede estar pasando!— chillo la pelirroja en estado de Shock antes de sentir como algo la jalaba de su pie hacia la chimenea encendida.

Ella había visto fantasmas desde que tenía 11 años y la mayoría de ellos eran buenos y comunes sin contar a Peeves, pero la mujer que caminaba ante ellas parecía demoníaca, la piel de su rostro se miraba demacrada.

Lindas, lindas, morirán.— tarareo la mujer en un cántico que le puso los bellos de punta a todos.

Celeste se sujetó del pie de la cama sintiendo las lágrimas picar en sus ojos, levantó la mirada y se topó con la mujer a centímetros de su rostro, grito espantada soltándose de los pies de la cama siendo arrastrada hacia la chimenea.

—¡Celeste!— gritaron Mabel y Morgana al unísono.

La puerta se abrió estruendosamente revelando a Colton, Liam, Scorpius y más compañeros Slytherin atrás quienes se quedaron de piedra al ver a la mujer de pie delante de Celeste quien dejó de ser arrastrada hacia la chimenea.

Ella vendrá por ti.— prometió en un susurro antes de sonreír de manera aterradora y desaparecer de la habitación entre un montón de polvo gris, Colton corrió a ayudar a su melliza antes de ver cómo la chimenea se apagaba ante sus ojos.

—¡Es la dama gris!— sollozo la pelirroja contra su pecho con la voz ahogada.

—¿Qué?— inquirió Colton.

—Era la dama gris, el fantasma de la torre de Ravenclaw ¡era ella!— volvió a sollozar.

—Era la dama gris, pero se miraba más...Aterradora.— susurro Morgana abrazada a Mabel con lágrimas en los ojos.

—Esto es imposible.— murmuró Liam tomando su cabello con fuerza.

•••

La directora McGonagall se pasó la mano por el rostro mientras miraba a Celeste, Morgana, Mabel y Andromeda recostadas en las camillas de la enfermería con sus amigos y familiares alrededor de ellas. Celeste tenía una marca de una mano en su tobillo y una quemadura en el cuello, Morgana un rasguño en el rostro, Mabel una mordida en el pecho y Andromeda la palabra traidora en su brazo parecía haber sido escrita por una navaja.

—Minerva.— susurro Neville Longbottom intentando llamar la atención de la mujer.

—¿Qué sabes Neville?— inquirió la mujer dándose la vuelta con aspecto cansino.

—Ya la buscamos por todo el colegio, ninguno de los fantasmas sabe dónde se encuentra ni siquiera los cuadros...Tenemos sospechas de qué...Algo o alguien la está dominando.— dijo aclarándose la garganta.

—¿De qué hablas? No podemos estar viviendo uno de esos estúpidos episodios paranormales que viven los Muggles.— afirmó sintiéndose impotente.

—Parece que así es...Casi todos en la casa de Slytherin vieron a la dama gris pero dijeron que era diferente, que se miraba demoníaca y su piel se miraba demacrada...Sus ojos eran rojos según lo que dijo Liam.— susurro rascando su cabeza con desesperación.

—Pero...

—La señorita Gaunt afirma haber tenido una cadenita de Dios en su cuello y esta le quemo como si estuviera en llamas, la marca de la cadena está en su cuello Minerva.

—Tenemos que llamar al ministerio, esto se está saliendo se control, ellos tienen que irse esta noche.— afirmó caminando por el pasillo hacia su despacho sin embargo algo la detuvo, en el suelo había un rastro de sangre que los guió hacia una gata negra colgada de una farola.

—¿Es la señora Norris?— inquirió Neville examinando al gato llegando a la conclusión de que no era así sin embargo, McGonagall estaba observando algo diferente.

En el suelo escrito con las sangre del gato se podía leer claramente la palabra ¿quién sigue? lo que provocó que sintieran un sudor frío recorrerles desde la nuca hasta los pies.

—Esto no es normal...¿Quién es esa mujer y cómo puede hacer que estas cosas pasen?— grito aterrada antes de ver cómo la antorcha se desprendía de la pared y chocaba contra la otra aplastando al gato.

McGonagall gritó mientras Neville levantaba la varita creyendo que había algo en el pasillo, una vez que la oscuridad los envolvió una sonrisa pudo distinguirse entre la oscuridad antes de que una carcajada rompiera el silencio, esta desapareció y las antorchas volvieron a encenderse.

—Ella se está haciendo de poder.— susurro Neville antes de ver cómo McGonagall caía desmayada para seguido el atraparla en brazos, algo malo estaba pasando en Hogwarts.

Ella será mi pelirroja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora